¿Una L, una U o una V? China muestra el camino de cómo reactivar el consumo
El macropuente del 1 de mayo demuestra que el consumo se recupera y el Gobierno pone en marcha medidas ambiciosas para recuperar la normalidad cuanto antes
Parques y paseos atestados de gente, montañas con largas colas de gente que sube y baja —por lugares diferentes, eso sí—, playas en las que no cabe un alfiler, y bares con las terrazas a rebosar y sin rastro de distanciamiento físico. El ‘macropuente’ del 1 de mayo, que concluyó el miércoles y que se ha convertido en el más largo de los últimos 12 años, ha dejado en China imágenes impensables hace solo unas semanas. Y ha demostrado que la ‘nueva normalidad’ es como la vieja normalidad, pero con mascarilla.
Este breve periodo vacacional ha sido una prueba de fuego en dos ámbitos muy diferentes: por un lado, servirá para demostrar en un par de semanas si son efectivas las medidas de seguridad dictadas por China para prevenir una segunda ola de la epidemia de coronavirus, porque las aglomeraciones que se han visto en zonas turísticas como el Lago del Oeste de Hangzhou, la zona de bares de Xintiandi en Shanghái o las playas de Shenzhen han puesto los pelos de punta a más de uno; por otro lado, es un buen termómetro para analizar cómo de exitosa está siendo la reactivación del consumo.
Las estadísticas son contundentes: entre el 1 y el 5 de mayo, los chinos realizaron 115 millones de viajes y gastaron más de 6.100 millones de euros. Son cifras notablemente inferiores a las del año pasado: el número de viajes ha caído un 41% con respecto a 2019 y los ingresos se han reducido en unos 9.000 millones de euros. Pero suponen una importante chispa de esperanza, porque demuestran que el consumo es capaz de reactivarse más rápido de lo esperado.
Misión: reflejar la realidad optimista
"Teniendo en cuenta todas las restricciones que todavía están en vigor —un 30% de las atracciones turísticas de China han permanecido cerradas y muchas otras han abierto con aforo limitado—, son cifras impresionantes", comentó Cao Heping, profesor de Economía de la Peking University, al diario 'Global Times'. Los analistas consultados por la prensa oficial china, embarcada en la misión de reflejar una realidad optimista, coinciden en señalar que la segunda economía mundial tardará menos de lo previsto en recuperarse del gran batacazo sufrido durante el primer trimestre, en el que registró una histórica caída del PIB del 6,8%.
Una L, una U o una V. La gran incógnita a la que se enfrentan todos los países del mundo es la forma que adquirirá su trayectoria económica tras la pandemia del coronavirus. China apuesta por la más optimista: la V de victoria. El gobernador del banco central del país, Yi Gang, vaticina un crecimiento económico en rápida recuperación durante el segundo trimestre del año “hasta alcanzar una tasa similar a la del potencial del país”. Durante un simposio organizado por la revista 'Caixin', Yi añadió que la prioridad del gigante asiático es el empleo, y que, por ello, las políticas macroeconómicas de la institución que dirige están pensadas para solucionar los problemas de liquidez de las pequeñas y medianas empresas.
Luis Galán, fundador de la consultoría de comercio electrónico 2Open, reconoce que su compañía ya se ha beneficiado de algunas medidas aprobadas por el Gobierno. “Por un lado, el impuesto de empresas, que es una especie de IVA que no se deduce por gastos y que se paga sobre ingresos, se ha reducido a la mitad: del 6% al 3%. Por otro lado, las cuotas a la Seguridad Social también han bajado un 50% durante cinco meses”, detalla. Iñaki Antoñanzas, responsable de Fagor Automation en Asia, calcula que esas ventajas son el equivalente de un sueldo de toda la plantilla y añade que también se han negociado a la baja los alquileres de las instalaciones que ocupa la empresa para adecuarlos a la coyuntura económica.
Pero de poco sirve todo esto si el público no gasta. Entre enero y marzo, los ingresos de la ciudadanía china cayeron un 3,9% de media y casi un 5% en las zonas rurales. A esta coyuntura se suma la incertidumbre que impera a nivel global, y que tradicionalmente invita al ahorro y no a grandes dispendios. Así que tanto las autoridades como el sector privado han puesto en marcha todo tipo de iniciativas para incentivar ese consumo tan vital.
Cupones para fomentar el consumo
Carlos Miranda, importador de vino en Guangzhou, destaca la de los cupones de descuento, que se han implantado primero en las ciudades de la provincia sureña de Guangdong y que luego se han ido extendiendo por el resto de China. “El Gobierno saca cada semana unos códigos QR que, si los escaneas con el móvil, te ofrecen descuentos durante esos siete días: por ejemplo, si gastas 150 yuanes en las tiendas de la ciudad, te descuentan 50”, explica Miranda. “Así que ahora andamos todos escaneando códigos como locos y comprando todo tipo de cosas”, comenta divertido.
Aparentemente, el sistema funciona. Shanghái, la capital económica de China, ha acordado con las principales plataformas de comercio electrónico la entrega a los consumidores de este tipo de cupones por valor de 6.700 millones de yuanes (116 millones de euros). “Comparado con los pagos en efectivo a la ciudadanía —como los que ha aprobado Hong Kong—, este sistema es más eficaz a la hora de incentivar el consumo, porque la población china está habituada a ahorrar”, explicaron las autoridades de esta megalópolis de 24 millones de habitantes en el comunicado que detallaba la iniciativa, que estará vigente hasta el 30 de junio.
A estos bonos-descuento gubernamentales se suman abundantes rebajas en el comercio minorista y los cupones adicionales que ofrecen diferentes establecimientos, sobre todo bares y restaurantes. “Los del puente del 1 de mayo han sido días mucho mejores de lo esperado. Hemos recibido menos clientes que el año pasado, pero el gasto promedio ha sido superior. Si esta tendencia se mantiene, quizá salvemos el año”, comenta Lu Ping, responsable de un bar de copas de Shanghái para el que incluso hubo cola el pasado fin de semana.
Recuperar el hábito de salir
“Los cupones reducen nuestro beneficio, sí, pero nos sirven para atraer clientes y cubrir los gastos. Sin este tipo de medidas, no podríamos afrontar el pago del alquiler y de los sueldos y tendríamos que cerrar”, añade Chen Haibao, de la cadena de hamburgueserías Beef & Liberty, que ha estado ofreciendo vales para obtener un descuento de 50 yuanes en consumiciones superiores a los 150. “Además, la medida sirve para recuperar el hábito de salir y dar confianza a los clientes que todavía temen al coronavirus”, añade. A juzgar por el comedor lleno, la estrategia da buenos resultados.
Se está viendo un trasvase del comercio ‘offline’ al ‘online’
Otros negocios no necesitan incentivos para verse desbordados por la demanda. Es el caso de Tifaniss Queen, especializada en fotos de boda. “Durante los dos meses de confinamiento tuvimos que cerrar y temimos que muchas parejas cancelasen sus planes de boda. Pero no ha sido así. Al contrario, notamos más alegría que antes, y muchos incluso han cambiado sus paquetes por otros más caros”, comenta Lin, una de las agentes de su oficina en el distrito de Hongkou. No miente: a su alrededor no dejan de llegar clientes vestidos de gala que van a la cercana calle de Tian’ai a retratarse en pose romántica.
Aunque el peculiar sistema chino puede suponer una ventaja para retomar la actividad e incentivar el consumo, es evidente que va a resultar extremadamente difícil alcanzar niveles como los registrados antes de la epidemia. La Academia China de Turismo prevé que este año se lleven a cabo 932 millones de viajes menos que en 2019 —y que sean a destinos más cercanos—, lo cual provocará una caída de ingresos de 151.000 millones de euros en el sector. Y el descalabro de la demanda global tendrá también un impacto negativo en la actividad industrial y el comercio exterior.
Las empresas a las que representa Galán, sin embargo, cada vez venden más en el ciberespacio. “Se está viendo un trasvase del comercio ‘offline’ al ‘online’, que creció un 10% en marzo con respecto al año anterior y ganó cuota de mercado hasta el 30%, que es la que solía tener en noviembre, cuando se celebra el Día de los Solteros”, comenta este consultor dedicado a lanzar los productos de empresas españolas en la Internet china. “No obstante, aunque el comercio electrónico continúe creciendo, eso no quiere decir que el consumo también lo haga, porque ese aumento no compensa la caída del 20% que se ha dado en el comercio tradicional”, señala. Los analistas coinciden en que, aunque no será fácil recuperar la normalidad, China cuenta con los mecanismos y la fuerza necesarios para lograrlo.
Parques y paseos atestados de gente, montañas con largas colas de gente que sube y baja —por lugares diferentes, eso sí—, playas en las que no cabe un alfiler, y bares con las terrazas a rebosar y sin rastro de distanciamiento físico. El ‘macropuente’ del 1 de mayo, que concluyó el miércoles y que se ha convertido en el más largo de los últimos 12 años, ha dejado en China imágenes impensables hace solo unas semanas. Y ha demostrado que la ‘nueva normalidad’ es como la vieja normalidad, pero con mascarilla.