Lo que el estado de alarma se llevó: las bodas que no pudieron ser (y las que sí fueron)
Muchas personas ni siquiera pensaron, cuando se empezaba a hablar del coronavirus, que la situación iba a llegar al punto al que ha llegado: el estado de alarma ha paralizado el país
"Teníamos todo preparado. No contemplábamos que pasase algo así de ninguna manera, pero la información que recibíamos empeoraba cada hora". Daniel y Alba viven en A Coruña, y tenían previsto celebrar su boda el sábado 14 de marzo. Y en la víspera, con todo organizado, se decidieron y la cancelaron. Aquel viernes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba públicamente que el estado de alarma entraba en vigor en toda España desde el día siguiente y, al menos, durante 15 días. Ese sábado, los bares aún estaban abiertos y la gente no se había tomado tan en serio la aplicación de este estado, previsto para emergencias como la crisis sanitaria provocada por el coronavirus que no solo vive el país sino todo el mundo. "Incluso se celebraron bodas ese fin de semana", explica a El Confidencial Alba Díaz, que además es organizadora de bodas de profesión, "pero decidimos cancelar todo el viernes porque no nos daba seguridad juntar a 190 personas en un mismo espacio". "No lo estábamos ni distrutando ya", añade.
Esta pareja gallega había alquilado un espacio durante un tiempo que consideraban suficiente para realizar el montaje y desmontaje de todo lo necesario para celebrar el evento. "Ahora mismo tenemos todo montado, todo se quedó como estaba: modificamos las paredes, el suelo, llevamos cocinas, mesas de alquiler, hicimos instalación eléctrica... teniendo en cuenta cómo fue la situación no había más opción que dejarlo todo allí. No es que no quisiéramos ni recogerlo, es que no había opción", relata. Los dos tienen claro que lo celebrarán en cuanto puedan en el mismo sitio, aunque son conscientes del sobrecoste que les va a suponer. "Todavía no sabemos las condiciones económicas, pero hemos pagado una boda que no hemos disfrutado. Ahora pasamos a pagar otra".
En un mensaje enviado desde Frida Kiwi, el nombre de la empresa de organización de bodas de Alba, anunciaban su decisión de suspenderla. "Todos sabéis lo que cuesta hacer una boda, en tiempo, esfuerzo y dinero. No os vamos a engañar, estamos muy tristes, pero mañana Daniel y yo seguimos cumpliendo once años uno al lado del otro y lo celebramos en nuestra casa, con nuestra perra y queriéndonos infinito", escribían. Lo que no sabían era que aunque la coyuntura los había obligado a cancelarla la noche del sábado iban a acabar celebrando realmente una boda, al menos a ojos de sus invitados.
— En este día tan especial se casan dos amigos.
Alba, ¿quieres a Daniel como esposo?
— Claro que sí, siempre.
— Daniel, ¿quieres a Alba como esposa?
— Claro que sí, con toda a miña vida.
"Nuestros amigos hicieron un grupo de WhatsApp, nos metieron a nosotros dos y nos empezaron a enviar fotos, cada uno en su casa, vestidos con la ropa que iban a llevar a la boda... y ahí decidimos casarnos por la ventana. Era un regalo para ellos", afirma Alba. El día 14 era importante para ellos, así que sus amigos les enviaron "14 cosas que deberían saber", con imágenes de ellos mismos celebrando esa fiesta que no pudo ser pero que tendrá lugar en algún momento, entre ellas un mensaje en el que les recuerdan lo responsables que han sido al anteponer la seguridad de sus invitados por delante de su gran día.
Cambiar una boda de fecha sin perder un euro
Marta y Felipe viven en Londres, pero tenían todo organizado para casarse el 16 de mayo en Madrid. Se supone que el estado de alarma ya estará levantado para esa fecha, pero nadie sabe qué tipo de medidas estarán en vigor durante la recuperación de esta crisis. "La finca que elegimos sigue siendo optimista, y cree que podríamos celebrar la boda el día 16, pero nosotros hemos decidido cambiarla de fecha", explica a El Confidencial Marta, de 30 años. Entre otros aspectos, el hecho de no vivir en España es un hándicap para ellos, pero lo que más ha pesado es lo que podría faltar en su boda si se pudiera celebrar tan cerca de la crisis. "Nos casamos para poder disfrutar, bailar, abrazarnos... con esta situación seguro que mucha gente no se iba a sentir cómoda", señala.
Si una boda ya es cara imagínate si se pierden los vuelos y hay que comprar otros
Han tenido que modificarlo todo: cuadrar el acto con las fechas disponibles (pasándola de un sábado a un viernes), hablar con el Ayuntamiento para que pudiera estar presente el concejal que los iba a casar, que fotógrafos y compañías de transporte pudieran acudir en la nueva fecha... Marta y Felipe, desde fuera de España, han conseguido organizarlo todo para trasladar el evento a septiembre sin que les haya costado más dinero, y ahora es el turno de que todo salga igual de bien con los invitados. "Esperamos que puedan cambiarlo, ahora con todo este lío las aerolíneas no están gestionando vuelos de mayo, así que todavía no sabemos nada. Esperamos que hagan lo mismo que con los de Semana Santa y dejen cambiarlos porque si no, la verdad, es una faena para todos, novios incluidos, tener que perder otros y comprar vuelos nuevos. Si una boda ya es cara súmale esto...", lamenta la todavía prometida.
Ni ella ni su pareja, Felipe (29 años), han podido disfrutar de sus despedidas de solteros —"teníamos tres cada uno este mes"— y eso supone otro gasto, aunque no sea para los novios. Ahora bien, lo que viene después del esperado día es otra incertidumbre. "En Londres no tenemos días libres en el trabajo por casarte, así que los tenemos que gastar de nuestras vacaciones. Todavía estamos hablando con la agencia para ver cómo gestionarlo, porque aunque aún falta tiempo, en principio si se pudiera viajar en esa fecha no sé si nos lo van a cambiar", señala, aunque los dos tienen claro que van a luchar por "modificar la fecha sin sobrecoste". "De momento la agencia está siendo flexible con la situación que tenemos, y se muestra dispuesta a ofrecer una solución", añade. Al principio todo fue un choque, pero al menos según avanza el tiempo los dos están viendo que "todo el mundo trata de ser comprensible y ayudar en la medida de sus posibilidades". "Ya que te has llevado el disgusto de tener que cambiar el día, por lo menos que la gente sea comprensiva y ayude es de agradecer".
"El día que nos dimos cuenta de que no podíamos casarnos el 16 de mayo lloré mucho. Al final es mucha ilusión que pones en un solo día y de repente ves que no puede ser y eso genera una sensación extraña (...). En mi caso, además, el vestido me lo estoy haciendo en Londres, me lo han dado ya, y ahora me encuentro de repente con un vestido en casa que no puedo usar hasta dentro de seis meses más, con gente que con el cambio no va a poder ir... es un poco triste", recuerda, aunque gracias a su pareja ha podido superarlo y verlo de otro modo. "Siendo sincera, me gusta mucho nuestra nueva fecha. Somos afortunados porque seguiremos teniendo una boda con buen tiempo y ahora tenemos más tiempo para preparar cosas, pero haremos algo virtual el 16 de mayo", afirma Marta. No sería la primera.
El 16 de mayo también tenían previsto celebrar su boda Guillermo y Laura. Desde Madrid habían organizado un evento en Granada que, por el estado de alarma y las medidas de contención que obligan no solo al distanciamiento sino al aislamiento social, no va a poder ser (por ahora). En su caso, todos los proveedores "se han portado" y les han permitido mantener reservadas dos fechas —la original y otra, en diciembre— sin ningún coste hasta que termine el estado de alarma, y entonces poder decidir. Pero al igual que Marta y Felipe, en su caso el problema lo tienen los invitados. "Muchos iban a ir a Granada desde Madrid en AVE, y Renfe está devolviendo el dinero; el problema viene de los que iban a volar desde Barcelona, Reino Unido, Holanda... en teoría las aerolíneas están ofreciendo un bono por el importe del billete para utilizar en otra fecha al mismo destino", señala, mientras que los hoteles "no están poniendo problemas" y están devolviendo el dinero.
Al principio nos estresamos porque todo el mundo pregunta y no sabemos qué va a pasar
Pero más allá de lo que genera tener que cambiar todo lo que uno lleva organizando tanto tiempo, por ahora no han perdido mucho dinero. "De momento hemos perdido el dinero de las invitaciones, aunque no sabemos si perderemos algo relacionado con el viaje, aunque el seguro nos cubre bastante por persona en casos de fuerza mayor, como son el cierre de fronteras, por lo que estaríamos hablando de que como mucho podríamos perder 500 euros". "Los primeros días estábamos bastante estresados, no por aplazarlo, sino porque todo el mundo nos preguntaba, con la mejor intención, pero con tanta pregunta uno se agobia un poco cuando no sabe todavía qué va a pasar. Ahora ya lo hemos asumido y estamos tranquilos al ver que todo se puede cambiar sin problemas". Muchos sectores se han sumado para minimizar a las parejas los sobrecostes derivados de una organización de tal calibre en estas circunstancias: hay joyerías que están ofreciendo cambiar la fecha grabada de las alianzas de sus clientes sin costes adicionales, tiendas de novia que se comprometen a hacer arreglos de vestidos para esas nuevas fechas...
Desde Bodas.net, el mayor portal de organización de bodas de España, aseguran que las empresas están "sorprendiendo gratamente". "No son tiempos fáciles tampoco para ellos porque tienen que reagendar las bodas en fechas que pudieran tener libres, ya sean sábados, viernes o domingos, entre junio y diciembre. A pesar de la complejidad, nos consta que nueve de cada diez parejas logra reagendar y lo hacen dentro de este año; tan solo un 8% lo mueve a 2021", han explicado a este periódico. "Tanto la predisposición de las empresas como la flexibilidad de las parejas está siendo ejemplar. En momentos así, las personas nos sorprenden con su solidaridad y empatía", han añadido.
Y después del estado de alarma... ¿qué?
Algunos tienen claro que en septiembre habrá normalidad, otros, como Guillermo, no lo tienen tan claro. "Cambiar una boda a junio, julio, agosto o septiembre no tiene sentido. Te sigues arriesgando a que continúe el estado de alarma, a que no haya fechas disponibles o a coincidir con la boda de otros amigos (...). Nosotros ahora mismo tenemos claro al 80% que será en diciembre, aunque nos aferramos a a esperanza porque el 16 de mayo era una fecha especial para nosotros. En cualquier caso, ya nos hemos hecho a la idea". Cuándo y cómo acabará el confinamiento todavía es una incógnita: en principio el estado de alarma se ha extendido hasta el 11 de abril, aunque si se aprobara en el Congreso de los Diputados podría volver a alargarse su vigencia.
Incluso si se relajara esta estricta medida de confinamiento, ¿cómo será la vuelta a la normalidad? En lo único en lo que parecen estar de acuerdo los expertos —desde epidemiólogos a virólogos, pasando por médicos o psicólogos— es que la lucha contra el coronavirus no se acabará cuando se levante el estado de alarma y se pueda salir de casa. Dejando a un lado que el virus no desaparecerá cuando acabe la crisis —habrá que seguir controlando los contagios para evitar un posible rebrote—, hay expertos que auguran más de un año de distanciamiento social intermitente, al menos hasta que se logre desarrollar una vacuna. En este escenario habría previsiblemente dos grupos de personas: aquellos que hayan pasado la enfermedad y sean inmunes al virus, que tendrían una libertad casi total, mientras que las poblaciones de mayor riesgo estarían sometidas a restricciones o recomendaciones de aislamiento.
"Teníamos todo preparado. No contemplábamos que pasase algo así de ninguna manera, pero la información que recibíamos empeoraba cada hora". Daniel y Alba viven en A Coruña, y tenían previsto celebrar su boda el sábado 14 de marzo. Y en la víspera, con todo organizado, se decidieron y la cancelaron. Aquel viernes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba públicamente que el estado de alarma entraba en vigor en toda España desde el día siguiente y, al menos, durante 15 días. Ese sábado, los bares aún estaban abiertos y la gente no se había tomado tan en serio la aplicación de este estado, previsto para emergencias como la crisis sanitaria provocada por el coronavirus que no solo vive el país sino todo el mundo. "Incluso se celebraron bodas ese fin de semana", explica a El Confidencial Alba Díaz, que además es organizadora de bodas de profesión, "pero decidimos cancelar todo el viernes porque no nos daba seguridad juntar a 190 personas en un mismo espacio". "No lo estábamos ni distrutando ya", añade.
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