El coronavirus se ceba con la policía de Detroit y la criminalidad repunta

La ciudad de Detroit se ha convertido en las últimas semanas en uno de los principales focos de contagio por coronavirus en Estados Unidos, el país que se ha colocado en cabeza de la lista de muertos e infectados por el virus a nivel mundial. Michigan, el estado al que pertenece Detroit, ha contabilizado ya este lunes un total de 2.300 fallecidos y 31.424 contagiados, sólo por detrás del estado de Nueva York —con 19.428 muertes— y Nueva Jersey —con 4.364—. Pero es que la mayoría de los afectados por la pandemia en Michigan, alrededor de un 80%, proceden de la capital.

Detroit cuenta con una proporción de población afroamericana de más del 70%, una comunidad que se ha visto especialmente afectada por el virus debido a la alta tasa de pobreza, la elevada incidencia de enfermedades como diabetes e hipertensión y una mayor dificultad de acceso al sistema sanitario. Con una población de 672.000 habitantes, la ciudad ya ha contabilizado 7.605 casos de coronavirus y 605 fallecimientos. Diagnosticados, claro.

Con las cifras disparadas, la Policía de Detroit se ha convertido en uno de los cuerpos de seguridad más diezmados por la epidemia. Según adelanta ‘The New York Times’, de los 2.800 trabajadores —tanto agentes como civiles— que componen la plantilla de la Policía de Detroit, más de 1.000 han tenido que guardar cuarentena desde el comienzo de la crisis sanitaria. Tan sólo la semana pasada, 186 de ellos dieron positivo en el test. Otros nueve se debatían entre la vida y la muerte en un hospital. Y desde el comienzo del brote han muerto el jefe de la Unidad de homicidios, uno de los operadores de la centralita del 911 y un capellán que trabajaba como voluntario en el departamento. Y aunque en los últimos días la implantación de un nuevo test con resultados en alrededor de 15 minutos ha permitido el regreso de más de 700 trabajadores que han dado negativo, más de 300 permanecen en cuarentena.

La Policía de Detroit acaba de implantar un test que ofrece el diagnóstico de coronavirus en 15 minutos

Desde que Detroit hizo pública su bancarrota en 2013, la mayor quiebra municipal en la historia de Estados Unidos, la ciudad había mejorado su tasa de criminalidad, a pesar de seguir siendo uno de los núcleos urbanos con más índice de peligrosidad del país. En sus peores momentos, los vecinos no se molestaban ni en llamar al número de emergencias por la tardanza de los agentes en responder a los avisos. Ahora, durante la pandemia, la tasa de criminalidad ha vuelto a subir. Durante los primeros coletazos del brote en marzo, las cifras se mantuvieron estancadas por la tendencia de la población de quedarse confinada en casa. Sin embargo, en las últimas semanas de abril, la criminalidad ha vuelto a escalar con, de momento, ocho homicidios, la mayoría por causas relacionadas con el tráfico de drogas, y veintisiete tiroteos, según informa el diario neoyorquino. También ha aumentado el número de denuncias por violencia doméstica.

La falta de personal a causa del virus ha multiplicado la carga de trabajo de los agentes en servicio. Pero el virus también ha modificado las dinámicas de trabajo del cuerpo y ralentizado los tiempos de respuesta. En vez de los ‘briefings’ habituales, los agentes reciben las instrucciones dentro de un sobre después de haberse sometido a un control de temperatura. Durante los arrestos, tienen que proporcionar a los detenidos de sus correspondientes mascarillas y desinfectar los coches patrulla después de cada traslado. Los interrogatorios se están llevando a cabo por teléfono para guardar la distancia de seguridad, con lo que se pierde información de la comunicación no verbal, como las expresiones faciales o el lenguaje corporal.

Por ello, a causa de este repunte en la tasa de criminalidad y de la falta de efectivos para hacerle frente, la Policía ha decidido abrir la mano en caso de infracción menor, como puede ser el caso de saltarse un semáforo en rojo; el departamento reconoce que no merece la pena el riesgo en la salud ni de los agentes ni de los infractores en los casos que no revistan de gravedad.