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De Trump a Boris Johnson, así se cuela el coronavirus en los centros globales de poder
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Más de 100.000 casos globales

De Trump a Boris Johnson, así se cuela el coronavirus en los centros globales de poder

Diputados y políticos franceses, británicos, estadounidenses, italianos y españoles han dado positivo por el coronavirus, una enfermedad que se está colando en parlamentos y gobiernos

Foto: Trump, tras un encuentro con diputados republicanos en que discutieron sobre el coronavirus. (EFE)
Trump, tras un encuentro con diputados republicanos en que discutieron sobre el coronavirus. (EFE)

Una epidemia nos iguala a todos, y un virus como el Covid-19 no distingue a Agamenón de su porquero. A diferencia de otras enfermedades, en que un estilo de vida, riqueza o la protección presidencial mantienen alejados a los mandatarios del resto del pueblo, el virus Covid-19 se está colando imperceptiblemente hasta en los despachos del poder, con políticos como Donald Trump o Boris Johnson en la lista de posibles contagiados del coronavirus, que globalmente supera ya los 100.000.

Mientras en España se cancelaban las sesiones del Congreso tras los sendos positivos del secretario general de Vox, Ortega Smith, y de la vicepresidenta segunda de la Cámara, Ana Pastor, en Reino Unido sonaban las alarmas ante el contagio de la ministra de Sanidad, Nadine Dorries, el pasado 10 de marzo. Dorries había participado durante los días anteriores en varios encuentros y reuniones de Gabinete e incluso había visitado el número 10 de Downing Street, hogar del primer ministro británico, Boris Johnson, durante una recepción por el Día de la Mujer.

Foto: Dos personas con mascarillas, delante de un retrato del presidente Xi Jinping. (Reuters)

Dorries es la primera diputada y miembro del Gobierno de Johnson contagiada de coronavirus en Reino Unido, que suma ya 459 casos y al menos ocho muertes. Sin embargo, y pese a la cercanía del contacto, Johnson se habría negado a ser analizado por el coronavirus, según ha afirmado una fuente en Downing Street a la cadena británica Skynews. El mandatario no presenta síntomas, "por lo que no es necesario hacerle la prueba [del coronavirus]". Por el momento, se ha decidido no clausurar las sesiones en Westminster.

Una reacción similar a la del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha afirmado categóricamente que "no necesita ser analizado" por posible contagio de coronavirus, pese a que varios de sus colaboradores cercanos estuvieron en contacto con un hombre infectado y se han puesto en cuarentena. "Me siento estupendamente bien. Me siento bien, pero me imagino que no es para tanto ser analizado y es algo que yo haría. Sin embargo, el doctor de la Casa Blanca ha dicho que no hay razón para hacerlo", ha afirmado Trump.

Trump, sin analizar

Entre estos colaboradores están el republicano Matt Gaetz, que compartió limusina y luego el mismísimo Air Force One con Trump el pasado lunes; el republicano Doug Collins, amigo cercano de Trump y a quien se le fotografió el pasado viernes en un apretón de manos con el presidente, y un tercer senador también del partido republicano. Los dos primeros son asintomáticos, pero la enfermedad podría estar apenas a un paso del presidente de Estado Unidos.

Los positivos en EEUU están subiendo exponencialmente en los últimos días, tras un retraso de varias semanas en los primeros test de diagnóstico que facilitaron que al principio el brote pasara desapercibido en el país. Este miércoles, EEUU alcanzaba los 1.135 casos.

Foto: Cuatro hombres juegan a las cartas en San Fiorano, una de las localidades italianas en cuarentena por el virus. (Reuters)

El coronavirus llega a EEUU justo en la carrera presidencial y ya ha comenzado a sacudirla. Los candidatos demócratas, Joe Biden y Bernie Sanders, han cancelado mítines de las primarias, concentraciones en que es fácil que el virus llegue a políticos que abrazan, saludan y besan bebés. De hecho, el primer eslabón de la cadena de contagio que treparía hasta el despacho oval fue un hombre que participó en una conferencia del partido conservador y con el que estuvieron en contacto los tres diputados cercanos a Trump. El vicepresidente, Mike Pence, y el senador Ted Cruz, que también estuvieron en la conferencia en contacto con el mismo hombre, no han sido todavía analizados.

Los congresistas sospechosos de ser positivos del coronavirus, que se han impuesto una cuarentena voluntaria, tienen todos más de 70 años. La edad es, precisamente, uno de los factores de riesgo de la enfermedad y aumenta la tasa de mortalidad. El propio Trump tiene 73 años.

En un intento de proteger a Trump del coronavirus, aunque no han conseguido por el momento que deje de estrechar la mano de sus partidarios, sí que se han establecido medidas en la Casa Blanca: los visitantes deben entregar una lista de todos los países que han visitado en los últimos 30 días, y se han instalado dispensadores de gel desinfectante por los pasillos. En una decisión que se entendió como más política que de gestión de epidemias, el Gobierno ha impuesto desde principios de marzo nuevas restricciones a periodistas chinos.

Francia, Portugal e Italia

El coronavirus ha llegado también con fuerza a la Asamblea francesa, donde se han detectado al menos tres casos positivos de coronavirus, y ha conseguido alcanzar incluso altos cargos de los países europeos como Portugal, con el presidente, Marcelo de Soussa (71 años), contagiado, o el líder del partido democrático italiano, Nicola Zongaretti. Dos consejeros en Lombardía, la región del norte más afectada por el virus, dieron positivo la semana pasada y un oficial de policía que forma parte del equipo de seguridad de Matteo Salvini, líder de la Liga, ha dado también positivo. David Sassoli, presidente del Parlamento Europeo, se ha impuesto una cuarentena voluntaria tras un fin de semana en Italia, aunque por el momento no ha dado síntomas ni ha dado positivo por coronavirus.

Sin embargo, la alta concentración de casos entre políticos puede deberse también a la mayor facilidad de acceso a los test de confirmación del coronavirus. Según testimonios recogidos en la prensa estadounidense, muchos ciudadanos en EEUU, creyendo poder estar cargando con el virus por sus últimos viajes o su relación con otros infectados, no han sido capaces de ser analizados, pese a sus múltiples peticiones. En EEUU se han practicado al menos 1.700 test de diagnóstico (cinco por cada millón de habitantes, muy por debajo de los test que se han hecho en, por ejemplo, Italia: más de 50.000 (826 por millón), pero desde el 8 de marzo el Centro de Control de Enfermedades (CDC) dejó de publicar los datos.

placeholder Maria Teresa Baldini, del partido Hermanos de Italia, en el Parlamento italiano. (Reuters)
Maria Teresa Baldini, del partido Hermanos de Italia, en el Parlamento italiano. (Reuters)

En realidad, sin embargo, no tiene por qué ser necesario analizar a, por ejemplo, Trump. La tendencia en la mayoría de los países es analizar a las personas que han tenido contacto directo y muestran algún tipo de síntoma, que no sería el caso del presidente. Además, un resultado negativo podría generar una falsa sensación de confianza. Sin embargo, admitir que el líder de un país ha estado expuesto y puede haber sido contagiado es, también, una decisión política.

El 10% de diputados en Irán

En Irán, el porcentaje de diputados, ministros y funcionarios del Gobierno que han contraído el coronavirus ha sido especialmente desproporcionado. Casi un 10% de los diputados iraníes ha dado positivo, según admitió la propia agencia semioficial de noticias iraní. Es decir, 23 parlamentarios. Al menos tres de ellos ya habrían fallecido víctimas del virus. Además de diputados, varios altos cargos del Gobierno, como el viceministro de Salud iraní o la vicepresidenta para Asuntos de la Familia, también dieron positivo.

En total, casi una decena de diputados, funcionarios o ex altos cargos del régimen, como el exembajador iraní en el Vaticano, un confidente del ayatolá Ali Jamenei o un exembajador en Siria cercano al ministro de Exteriores iraní, además de miembros de la temida Guardia Revolucionaria, han muerto en el brote de coronavirus que asola el país, con 9.000 infectados el miércoles y 354 muertes anunciadas oficialmente.

placeholder El gabinete del presidente de Irán, con mascarillas. (EFE)
El gabinete del presidente de Irán, con mascarillas. (EFE)

¿Por qué ha sido tan desmedido el número de contagiados entre los políticos iraníes? A la lentitud en detectar el contagio —Irán informó de los primeros casos, que no habían tenido contacto con China, el 19 de febrero, por lo que no eran el 'paciente cero', tan necesario para controlar la expansión de la enfermedad— se añade la primera reacción de minusvalorar el brote, con los equipos de gestión de crisis del Gobierno visitando enfermos y abrazando al personal médico. Paralelamente, con cada vez mayores teorías de conspiración y menos confianza en el Gobierno, se une lo que parece incluso una campaña para exacerbar el espíritu nacionalista de Irán contra la epidemia. Un buen puñado de los diputados y ministros del Gobierno infectados informaron de su enfermedad mediante un vídeo casero en sus redes sociales. El viceministro de Salud arengó al espíritu patrio de los iraníes: "Venceremos al corona", afirmaba en su serie de vídeos.

La penetración del virus en el Gobierno iraní, muy opaco, podría ser incluso mayor de lo afirmado. La vicepresidenta contagiada, Masoumeh Ebtekar, participó el día anterior a dar positivo en el test de diagnóstico en una reunión de gabinete del Gobierno con el presidente iraní, Hasán Rohaní (71 años), de quien sin embargo no se ha informado que tenga problemas de salud.

"Es un virus muy democrático, no distingue entre pobres y ricos", afirmaba con sorna el viceministro de Sanidad iraní en su vídeo informando del contagio. Y, aunque en el acceso a tratamiento el poder adquisitivo influya, por el momento no ha detenido el avance del coronavirus en todos los estratos, incluidos los pasillos del poder.

Una epidemia nos iguala a todos, y un virus como el Covid-19 no distingue a Agamenón de su porquero. A diferencia de otras enfermedades, en que un estilo de vida, riqueza o la protección presidencial mantienen alejados a los mandatarios del resto del pueblo, el virus Covid-19 se está colando imperceptiblemente hasta en los despachos del poder, con políticos como Donald Trump o Boris Johnson en la lista de posibles contagiados del coronavirus, que globalmente supera ya los 100.000.

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