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Las últimas horas del 'califa del terror': un túnel, una inmolación y la operación 'Kayla'
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EEUU acaba con Abu Bakr Al Bagdadi

Las últimas horas del 'califa del terror': un túnel, una inmolación y la operación 'Kayla'

El líder del grupo yihadista Estado Islámico, uno de los más buscados por EEUU, ha sido eliminado en la operación 'Kayla Mueller' tras detonar su cinturón de explosivos

Foto: Imagen de la primera aparición pública de Abu Bakr Al Bagdadi, proclamando el 'califato' del Estado Islámico, en Mosul. (Reuters)
Imagen de la primera aparición pública de Abu Bakr Al Bagdadi, proclamando el 'califato' del Estado Islámico, en Mosul. (Reuters)

El líder del 'califato' del terror del Estado Islámico no tenía ya más lugares a los que huir. A la enésima parece que va la vencida, y hasta a los gatos se les acaban las vidas. La de Ibrahim Awad Ibrahim Ali Al-Badri, más conocido como Abu Bakr Al Bagdadi (48 años), acabó el pasado domingo en una operación estadounidense en suelo sirio: acorralado por las fuerzas especiales de EEUU y escondido en el fondo de un túnel sin salida bajo una austera casa de una remota ciudad en el norte de Siria, el yihadista que una vez se declaró 'califa' de un 'Estado Islámico' transnacional prefirió volarse en mil pedazos junto a tres de sus hijos, que estaba usando como escudos humanos.

Tras la caída de Raqqa, capital siria del autoproclamado Estado Islámico, el paradero de Al Bagdadi era desconocido. En una huida eterna, de él se decía que "dormía cada noche en un sitio diferente". Finalmente, los estadounidenses lo localizaron en la pequeña ciudad siria de Barisha (norte), a apenas cinco kilómetros de la frontera con Turquía, una zona controlada por milicias rivales afines a Al Qaeda.

Bagdadi, sobre cuya cabeza pesaba una recompensa de 25 millones ofrecida por el gobierno estadounidense, se escondía en una austera casa a las afueras de la localidad, junto a parte de su familia y lugartenientes.

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La operación duró apenas dos horas. Desde los ocho helicópteros desplegados por EEUU, las fuerzas especiales aterrizaron entre los olivos que salpicaban el seco terreno junto a la casa donde se ocultaba Bagdadi la madrugada del domingo, cerrando por fin el cerco entorno al esquivo líder yihadista.

Cuando se aproximaban al lugar comenzó un intenso tiroteo. Los militares estadounidenses finalmente lograron acabar con las pocas defensas que le quedaban como protección a la casa. Rápidamente, el comando militar voló uno de los muros del edificio y entró en la casa.

Bajo el edificio serpenteaban hasta tres túneles, de los que sólo uno de ellos desembocaba en una salida al exterior. Sabiéndose atrapado, Al Bagdadi intentó ocultarse en uno de los túneles sin salida, abrazado a tres de sus hijos, que usaba como escudo humano. A los gritos de los soldados -en árabe- pidiendo que se entregara, y entre los ladridos de los perros que detectaron su olor, Al Bagdadi respondió detonando el chaleco de explosivos que llevaba. El túnel se derrumbó con él.

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Imagen de satélite del edificio donde se ocultaba Al Bagdadi en Siria. (Maxar)

Según los estadounidenses, ningún militar ha resultado herido en la operación, más allá de un perro, afectado por la explosión y cuyo estado es todavía clasificado. Once menores que también estaban en la casa habrían sobrevivido y ahora estarían en poder de las fuerzas del Hayat Tahrir Al-Sham, uno de las decenas de grupúsculos terroristas en la zona de Idlib, en el norte de Siria, área donde se localiza la ciudad de Barisha, según ellos mismos han afirmado.

A las 3 de la madrugada (hora local) los soldados estadounidenses estaban de vuelta a sus helicópteros, que los esperaban junto al 'compound' prontos para emprender el rumbo a Erbil (capital del kurdistán iraquí). En su poder operaban objetos recuperados de la casa de "gran valor" para la inteligencia estadounidense que ayudarán también a reconstruir la vida "secreta" del líder terrorista más buscado por EEUU.

ADN para identificar los restos

Tras la explosión, los estadounidenses, que llevaban consigo varias muestras de ADN del líder yihadista (no ha trascendido de dónde las habían obtenido, pero Al Bagdadi ya había sido detenido y pasado por la cárcel antes de convertirse en uno de los terroristas más buscados por EEUU), comprobaron que habían acabado con su objetivo. En apenas 15 minutos, se produjo la identificación. Las muestras coincidían con los restos encontrados entre los cascotes: habían liquidado a su hombre. Parte de los restos fueron recuperados rápidamente y colocados en bolsas que los soldados se llevaron consigo.

Algunas fotografías, distribuidas en redes sociales sirias y tomadas por testigos en la zona, muestran los restos de lo que había sido la casa, bombardeada por los aviones de combate de la 'Delta Force' cuando terminó la operación, para "evitar que se convirtiera en un lugar de peregrinación".

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Escenas de la casa destruida. (EFE)

El nombre en clave de la operación, uno de los grandes éxitos en la lucha contraterrorista del presidente estadounidense Donald Trump, recibió el nombre de 'Kayla Mueller', la cooperante estadounidense capturada por el EI y esclavizada por el califa. Pese a los intentos por rescatarla, Mueller, secuestrada en 2013 en Alepo (Siria) murió -según informó el propio ISIS a la familia con unas fotos de su cuerpo enviadas por email- en un ataque aéreo sobre la ciudad de Raqqa.

Traslados constantes

La operación ha sido rápida y sin víctimas en el lado estadounidense, cuidadosamente planeada durante cinco meses y ejecutada tras al menos dos semanas de cercana vigilancia de los movimientos del paranoico Al Bagdadi en la zona. Tenía razones para la paranoia, y sus rápidos movimientos han conseguido convertirlo en el más longevo de los líderes del Estado Islámico. Pero el cerco comenzó mucho antes: tanto Turquía como Irak y las milicias kurdosirias han reivindicado su colaboración en la liquidación del líder yihadista mediante inteligencia proporcionada a su aliado estadounidense.

"Una exitosa e histórica operación que se ha debido gracias al trabajo conjunto de inteligencia con Estados Unidos", ha afirmado Mazloum Abdi, el comandante en jefe de las SDF, milicias kurdosirias a las que recientemente Donald Trump "dejó a su suerte" en el norte del país ante la ofensiva turca. Ya en marzo de este año, un portavoz de los kurdos había advertido de que Al Badgadi, que durante tanto tiempo ha logrado burlar a las agencias de inteligencia internacionales, había logrado escapar de Deir Ezzor (ciudad siria a donde se trasladó la 'capital' del 'califato' tras la caída de Raqqa, y último bastión del Estado Islámico como ente territorial) a Idlib.

Un movimiento que ha pillado a muchos por sorpresa, pues Idlib está fuera de la zona que todavía cuenta con presencia del Estado Islámico, que llegó a controlar gran parte de Siria e Irak, y es en cambio el bastión de numerosos grupúsculos de tendencias yihadistas frente a los avances de las fuerzas del presidente sirio Bashar Al Asad. Concretamente, la zona de la ciudad de Barisha, ciudad donde se ocultaba Bagdadi, se incluye en una zona controlada mayoritariamente por Al Qaeda o fuerzas afines, antiguos rivales del Estado Islámico.

Turquía también ha declarado que sabían que Bagdadi estaba en Idlib hace algo más de dos días, y que fueron avisados de la inminente operación estadounidense. La información acerca del lugar preciso donde se encontraba fue aportada por Turquía 48 horas antes de ejecutar la misión, según el secretario de Defensa de EEUU, Mark Esper.

Al Bagdadi habría utilizado minibuses llenos de verduras para evitar ser detectado en sus traslados

Una vez centrado el foco en Idlib, la detención de un contrabandista por las fuerzas iraquíes ha sido también clave a la hora de localizar al líder yihadista. A mediados de septiembre, oficiales iraquíes detuvieron a un sirio que, según afirmaba, había ayudado a trasladar de contrabando a varios familiares de Bagdadi hasta Idlib, según han explicado oficiales iraquíes a la agencia Reuters.

La información que consiguieron sonsacarle fue especialmente jugosa: Bagdadi (y sus familiares) habrían utilizado minibuses llenos de verduras para evitar ser detectados en sus traslados. El detenido dio además algunas de las localizaciones en las que se Badgadi se había reunido con sus comandantes para discutir sus traslados y sus escondrijos. "Nos dio todos los lugares donde se reunía con Bagdadi dentro de Siria y decidimos coordinarnos con la CIA para desplegar más confidentes dentro de estas áreas", ha señalado uno de los oficiales iraquíes. "A mediados de 2019 logramos ubicar Idlib como el lugar donde Baghdadi se mudaba de pueblo en pueblo con su familia y tres ayudantes cercanos".

En la desértica localidad de Al-Qa'im (Irak), a donde les había señalado la fuente, los oficiales iraquíes encontraron varios baúles con objetos personales presuntamente pretenecientes al 'califa' o a su círculo: rifles, medicinas (Al Bagdadi había resultado herido en un bombardeo ruso), libros y notas con otras localizaciones.

Tres veces asesinado

No es la primera vez que Bagdadi es dado por muerto, tanto por los estadounidenses como por los rusos. Pese a la triunfante narrativa del presidente estadounidense Donald Trump, que aseguró el domingo que Badgadi había sido "perfectamente identificado", los rusos no están muy convencidos, según un comunicado de su ministerio de Exteriores. Aunque la falta de respuesta de los órganos de propaganda del grupo terrorista, que en anteriores ocasiones han reaccionado con gran rapidez, parece apuntar que esta es la definitiva.

En abril, los canales de propaganda del Estado Islámico publicaron un vídeo del 'califa', en respuesta a los crecientes rumores de su muerte víctima de las heridas producidas por un bombardeo ruso. En él, Al Bagdadi discutía detalles militares con sus lugartenientes y parecía sano. Se trataba de la primera vez que aparecía su imagen en un vídeo de propaganda en cinco años. Hasta el momento, había demostrado su supervivencia mediante varios audios.

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Captura del vídeo donde se ve a Bagdadi

Con esta inmolación, Al Bagdadi (nacido en una piadosa familia iraquí de Samarra) entra en el 'panteón de la fama' yihadista, codo con codo con el antiguo líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Pero, a diferencia Bin Laden, eliminado en una operación de las fuerzas especiales de EEUU Navy Seals en Pakistán en 2011, Al Bagdadi no ha dado oportunidad para que los rumores sobre balas untadas en beicon 'mancharan' su muerte, sino que se ha asegurado de convertirse en "mártir" de la yihad gracias a su último y teatral final: morir en una explosión antes de ser detenido.

Pese a todo, Trump también ha intentado adelantarse a la propaganda yihadista que pintará a Al Bagdadi como "un héroe": "Murió en un túnel sin salida, gimiendo, llorando y gritando", declaró el pasado domingo, en un intento de ridiculizarlo. Sus restos, según informa el lado estadounidense, acabarán en el mar, al igual que los de Bin Laden, que fueron arrojados al mar Arábigo desde el portaaviones USS Carl Vinson.

Aunque la muerte de Al Badgadi, seis años después de su triunfante discurso en el estrado de la mezquita de Al Nuri de Mosul (Irak) proclamando el 'califato', es un duro golpe para el autoproclamado Estado Islámico, la hidra yihadista no está acabada, y la atomización de los grupúsculos terroristas ha continuado con nuevos atentados en el país.

El líder del 'califato' del terror del Estado Islámico no tenía ya más lugares a los que huir. A la enésima parece que va la vencida, y hasta a los gatos se les acaban las vidas. La de Ibrahim Awad Ibrahim Ali Al-Badri, más conocido como Abu Bakr Al Bagdadi (48 años), acabó el pasado domingo en una operación estadounidense en suelo sirio: acorralado por las fuerzas especiales de EEUU y escondido en el fondo de un túnel sin salida bajo una austera casa de una remota ciudad en el norte de Siria, el yihadista que una vez se declaró 'califa' de un 'Estado Islámico' transnacional prefirió volarse en mil pedazos junto a tres de sus hijos, que estaba usando como escudos humanos.

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