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La (difícil) vida de una modelo en París: huyó por libertad y acabó durmiendo en la calle
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"prisión y latigazos": a esto se exponía

La (difícil) vida de una modelo en París: huyó por libertad y acabó durmiendo en la calle

Esconde su identidad bajo el nombre ficticio de Negzzia: con solo 29 años decidió salir de Irán tras ser perseguida por posar desnuda

Foto: Negzzia, la modelo iraní que huyó a París (Instagram)
Negzzia, la modelo iraní que huyó a París (Instagram)

"No es propiedad del Gobierno": es la frase que se repite una y otra vez en la imagen de un cuerpo femenino desnudo, dibujo publicado en sus redes sociales. Su nombre real queda escondido tras su nombre artístico, Negzzia, y su perfil de Instagram contabiliza más de 132.000 seguidores. "Soy una mujer orgullosa que salió de su zona de confort y rompió todas las reglas que no tienen ningún respeto por las mujeres": así se define esta joven nacida en Teherán, de 29 años, pasó de ser fotógrafa profesional a trabajar al otro lado de la cámara, llegando a convertirse en modelo para diferentes marcas iraníes. Sin embargo, Negzzia se saltó las estrictas normas para las mujeres del país y empezó a posar desnuda en diferentes fotografías. Esto le valió una dura persecución por parte de la 'policía de la moral' (la Gasht-e Ershad), y en 2017 llegaron a detener a uno de los fotógratos con los que la modelo había trabajado.

La modelo fue advertida de una nueva redada y era consciente de lo que le esperaba cuando las autoridades llegaran a las fotos: "Me arriesgaba a la cárcel y a una serie de latigazos como mínimo", explicó al diario francés 'Le Parisien' hace algo más de un mes. "Es mi cuerpo, hago lo que quiero", sostiene. Sin embargo, no tuvo más remedio que abandonar el país. Ante la inminente amenaza de ser castigada por el Gobierno iraní, tomó la decisión de huir y viajó hacia Turquía. Allí, en Estambul, consiguió un trabajo como 'freelance' y colaboraciones con algunas agencias. "Pero estaba muy sola, y lloraba mucho", asegura. "Estambul es un lugar formidable, pero más allá de algunas zonas del centro es una ciudad muy retrógrada. Una vez iba por la calle y una mujer me mordióo porque su marido me estaba mirando, y después llamó a la Policía diciendo que la había agradido. De nuevo, tuve que volver a huir".

placeholder Negzzia posa en París (EFE)
Negzzia posa en París (EFE)

En su nueva huida, el destino le vino dado por una de las canciones de su infancia, 'Ne me quitte pas': París, la capital de la moda. Pero para llegar a Francia necesita un visado: en medio de su camino aparece un "amigo" que le asegura que se lo puede conseguir, pero a cambio le pide una compensación de carácter sexual. "Un tipo me dijo que me iba a ayudar. Llegó el visado y me llamó diciendo que todo estaba preparado. 'Ya están los billetes, pero la primera semana quiero alquilar una habitación preciosa enfrente de la Torre Eiffel. Tú y yo, pasando una semana maravillosa juntos'", recuerda, en declaraciones a la agencia EFE. "¿Él y yo en una habitación de hotel? Eso solo tiene un significado. Nunca en mi vida me acostaría con alguien a cambio del éxito. Le dije que no, que si quería ayudarme que lo hiciera pero que no quería pasar una semana romántica con él. Me dijo 'vale, pues no hay trabajo', y me bloqueó", cuenta.

Sin nada más que lo que tenía, se aventuró a entrar en el país galo: allí, al llegar a la capital, pidió a un guardia de seguridad que la dejara entrar en una pasarela, y allí volvió a ver entre lágrimas que ese era su objteivo en la vida. "Super que quería solicitar asilo aquí", dice al periódico francés. Pero el proceso no era fácil. Y tampoco lo que vendría después.

Con asilo, pero sin facilidades

La joven lleva ya nueve meses en París, y tuvo que esperar ocho para obtener el estatus de refugiada. En junio, el ministro francés de Interior, Christophe Castaner, garantizaba que se le propondría "naturalmente" el estado de asilada. La OPFRA (Oficina de Protección para los Refugiados y Apátridas) nos lo ha confirmado. Sus servicios están en contacto con ella, su caso será examinado con la atención debida con respecto a su situación".

Sin embargo, el proceso era lento y el dinero se iba acabando muy rápido. "No me quedaba otra que confiar en la gente que decía que me quería ayudar. Todos me iban echando de sus casas porque no me acostaba con ellos. Un día me decían que me amaban y como no funcionaba me recomendaban que me metiera en la prostitución", narra. La rabia y la impotencia se le escapan en forma de lágrimas. Dice que ha intentado quitarse la vida tres veces. Las tres desde que vive en París. Al cabo de varios meses pasando de casa en casa —un hombre llegó a encerrarla una semana en una habitación y otro trató de ponerla a trabajar como 'stripper'—, prefirió dormir en la calle. La enésima proposición de sexo a cambio de ayuda la convenció de que era mejor no deber nada a nadie, por lo que cogió su maleta y se fue a la calle.

"La primera noche en la calle fue muy dura, pero por dentro me sentí mucho mejor". Recuerda el frío y el hambre, la sensación de que el tiempo no pasaba. Negzzia recibe una ayuda del Estado francés por valor de 400 euros, aunque este dinero no cubre ni siquiera el precio del alquiler de una habitación. Aun así, parte de este dinero lo dedica al gimnasio para seguir teniendo la oportunidad de cumplir su sueño. Aún a la espera de recibir el permiso de residencia, la modelo persa va de casting en casting con la esperanza de encontrar una puerta abierta y dejar de vivir de favores. Ahora, son sus amigos del gimnasio los que al conocer su historia le ofrecieron un techo. La primera noche durmió durante 24 horas.

"No es propiedad del Gobierno": es la frase que se repite una y otra vez en la imagen de un cuerpo femenino desnudo, dibujo publicado en sus redes sociales. Su nombre real queda escondido tras su nombre artístico, Negzzia, y su perfil de Instagram contabiliza más de 132.000 seguidores. "Soy una mujer orgullosa que salió de su zona de confort y rompió todas las reglas que no tienen ningún respeto por las mujeres": así se define esta joven nacida en Teherán, de 29 años, pasó de ser fotógrafa profesional a trabajar al otro lado de la cámara, llegando a convertirse en modelo para diferentes marcas iraníes. Sin embargo, Negzzia se saltó las estrictas normas para las mujeres del país y empezó a posar desnuda en diferentes fotografías. Esto le valió una dura persecución por parte de la 'policía de la moral' (la Gasht-e Ershad), y en 2017 llegaron a detener a uno de los fotógratos con los que la modelo había trabajado.

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