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Resuelven el asesinato más misterioso de todos los tiempos en China un siglo después
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GRACIAS AL LIBRO 'Una muerte en Pekín'

Resuelven el asesinato más misterioso de todos los tiempos en China un siglo después

Una joven de 19 años desapareció de la noche a la mañana para, poco después, aparecer muerta en la calle: ocurrió en 1937 y ahora un libro podría haber resuelto el crimen

Foto: Resuelven el asesinato más misterioso de todos los tiempos en China un siglo después. (Reuters)
Resuelven el asesinato más misterioso de todos los tiempos en China un siglo después. (Reuters)

Corría un frío 14 de enero de 1937, cuando la joven Pamela Werner decidió ir a patinar sobre hielo en el barrio de las delegaciones de Pekín (China). Hija de un diplomático británico, fue el plan de despedida que organizó con sus amigos, pues días después tenía previsto regresar a Londres (Reino Unido) para continuar con sus estudios. Tras terminar de patinar sobre las siete de la tarde, nunca más se volvió a saber de ella. Casi un siglo después, podría haberse resuelto el caso.

Tras estar casi todo un día desaparecida, el cuerpo de la joven de 19 años apareció de la nada en mitad de la calle. Sobre el piso helado, junto a la única sección de muralla de la dinastía Ming que sigue en pie, aparecía muerta y con graves daños: el asesino le había arrancado de su cuerpo el corazón, el hígado y los riñones, tenía varios cortes de gravedad y la cabeza casi arrancada. El carné del centro de patinaje y un reloj de su madre ayudaron en la identificación.

Desde ese momento, comenzaron las investigaciones, pero ninguna pesquisa consiguió dar con el verdadero nombre del asesino. El padre de la joven, Edward Werner —un diplomático británico—, se encargó durante toda su vida de tratar de saber quién y por qué había acabado con la vida de su hija, lo que provocó un intenso intercambio de cartas con las autoridades chinas en busca de respuestas. Pero Edward fallecería sin saber el nombre del responsable del macabro asesinato.

Ahora, casi un siglo después, un escritor británico cree haber descubierto quién es el asesino. Hasta la fecha, la principal hipótesis que se tenía sobre el caso es que trataron de raptar a la joven para conducirla a una fiesta sexual, donde ante sus negativas acabaron con su vida. Sin embargo, era una teoría muy abierta para la que no había demasiadas pruebas que llevaran a su conclusión. El escritor Graeme Sheppard, en su libro 'Una muerte en Pekín', parece haber resuelto el caso.

Sheppard no solo ofrece una nueva teoría sobre lo que pudo ocurrir con Pamela, sino que incluso consigue dar el nombre del que considera que pudo ser su asesino. Su trabajo se basa no solo en sus propias investigaciones, sino también en documentos oficiales de primera mano: no en vano, el abuelo de la mujer del escritor británico era Nicholas Fitzmaurice, cónsul general británico que se encargó de dirigir las pesquisas en aquel momento.

¿Quién acabó con su vida?

Según Sheppard, un golpe en el cráneo es lo que acabó con la vida de la joven. Pero ¿por qué murió? En su opinión, la participación del padre pudo ser definitiva: cuando se enteró de que su hija y un joven chino de poco nivel social mantenían una relación sentimental, Edward Werner le propinó un puñetazo en la nariz. Esto podría haber provocado una ira creciente en el chico y, en caso de existir verdaderamente una relación, que decidiera tratar de evitar que se marchara a Londres.

Su teoría asegura que ese antiguo amigo del colegio, llamado Han Shou-ching, podría haber ido en su busca tras salir de patinar, quién sabe si solo para hablar con ella, pero todo pudo acabar en una discusión, en la que el joven terminaría por matarla. De hecho, Sheppard asegura que los cortes que se realizaron en el cuerpo de la joven eran precisos, pero estaban sin terminar, como acuciado por la prisa: el joven compañero de clase fue carnicero y solía llevar un cuchillo encima.

En su opinión, cree que el joven pudo quitar la vida a Pamela, y dejarla en la calle de madrugada, donde otras personas aprovecharon para llevarse sus órganos y revenderlos para utilizarlos en prácticas supersticiosas, algo muy común en China en aquella época. Casi un siglo después, Graeme Sheppard está convencido de haber resuelto el caso, posiblemente uno de los más misteriosos y difíciles de solucionar de toda la historia de China.

Corría un frío 14 de enero de 1937, cuando la joven Pamela Werner decidió ir a patinar sobre hielo en el barrio de las delegaciones de Pekín (China). Hija de un diplomático británico, fue el plan de despedida que organizó con sus amigos, pues días después tenía previsto regresar a Londres (Reino Unido) para continuar con sus estudios. Tras terminar de patinar sobre las siete de la tarde, nunca más se volvió a saber de ella. Casi un siglo después, podría haberse resuelto el caso.

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