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¿Es Geoffrey Cox el hombre capaz de cerrar el acuerdo del Brexit?
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tras eL parón, en londres se respira optimismo

¿Es Geoffrey Cox el hombre capaz de cerrar el acuerdo del Brexit?

Antes de que fuera nombrado fiscal general en verano, Geoffrey Cox, de 58 años y euroescéptico convencido, era una figura bastante ausente. Ahora, es un referente

Foto: Geoffrey Cox, un perfil discreto para dar con la clave del acuerdo del Brexit. (Reuters)
Geoffrey Cox, un perfil discreto para dar con la clave del acuerdo del Brexit. (Reuters)

Cuando apareció con su voz de barítono en el escenario del congreso anual del Partido Conservador el pasado mes de octubre, hubo muchos en las gradas que no supieron reconocerle. Y no se les puede culpar. Antes de que fuera nombrado fiscal general en verano, Geoffrey Cox, de 58 años y euroescéptico convencido, era una figura bastante ausente de la escena festiva de Westminster. No frecuentaba los bares del Parlamento ni participaba en ninguno de los diversos grupos de WhatsApp de los 'tories'. Su trabajo como exitoso —y rico— abogado le mantenía bastante ocupado. Pero ahora este 'anónimo' podría ser una de las claves para cerrar un acuerdo del Brexit.

Cox se ha convertido en uno de los grandes protagonistas del Gabinete de Theresa May. Su intervención en la reunión mantenida este martes habría sido determinante para que la 'premier' pueda convocar de nuevo a sus ministros a finales de esta semana con la intención de presentarles la propuesta que quiere enviar a Bruselas para que se convoque la ansiada cumbre extraordinaria de noviembre. El tiempo corre y, si May no logra cerrar con la UE en los próximos días un acuerdo de divorcio, cada vez existen más posibilidades de terminar con un escenario de 'no deal Brexit'. Porque no hay que olvidar que el texto debe ser luego ratificado en Westminster y transformado en normativa británica antes del 29 de marzo de 2019.

Cox, que tiene el conocimiento legal del que carecen muchos de los jugadores de esta batalla política, se ha convertido en un referente para los 'brexiters', que en esta recta final no quieren firmar ningún documento sin tener antes asesoramiento de las consecuencias de cada punto y coma. Cuando el mes pasado hubo un espejismo de fumata blanca, Cox advirtió a los ministros de que cualquier acuerdo de salida tendrá rango de tratado internacional, con lo que resultará muy complicado enmendarlo en una votación posterior en Westminster.

placeholder Theresa May prevé volver a convocar a su Gabinete a finales de semana. (EFE)
Theresa May prevé volver a convocar a su Gabinete a finales de semana. (EFE)

Los euroescépticos no quieren que se repita el escenario de diciembre de 2017, cuando no les quedó muy claro las implicaciones legales de la declaración de intenciones que Londres y Bruselas firmaron para sellar los progresos suficientes para pasar a la segunda fase de conversaciones del Brexit. Fue entonces cuando se acercaron posturas sobre la factura y los derechos de los ciudadanos. Y también cuando se decidió que debía haber un 'backstop' —o solución de emergencia— para que, en caso de que las negociaciones sobre las futuras relaciones fracasasen, no exista una frontera entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.

El 'backstop' es ahora el escollo principal para cerrar el acuerdo definitivo de divorcio. Mientras que Bruselas propone dejar solo a Irlanda del Norte alineada con la normativa europea, May quiere que sea todo el Reino Unido el que quede dentro de la unión aduanera hasta que se encuentre una solución a la frontera. Por su parte, los euroescépticos temen quedarse en esta situación 'sine die' y demandan una cláusula para que Londres pueda acabar con esta situación de manera unilateral.

Tras el fracaso de la última cumbre europea, no ha habido atisbos de avance. Sin embargo, en la reunión de Gabinete de este martes, Cox ha apoyado a la 'premier' y ha explicado que no hay mucha diferencia entre un mecanismo de revisión respecto a la permanencia temporal aduanera y un freno de emergencia que solo pueda activarse desde Downing Street, opción propuesta por Dominic Raab, ministro del Brexit. Este último representa los intereses del influyente European Research Group, donde los 'brexiters' más radicales no se fían del fiscal general, al que ven como "un topo" de May.

placeholder El secretario de Estado para la Salida de la Unión Europea, Dominic Raab. (Reuters)
El secretario de Estado para la Salida de la Unión Europea, Dominic Raab. (Reuters)

En cualquier caso, las palabras de Cox sí parecen haber convencido al resto del Gabinete. Por lo tanto, todo apunta a que habrá otra reunión a finales de esta semana con el objetivo de forzar la ansiada cumbre europea a finales de noviembre o principios de diciembre. May mantuvo este lunes una conversación telefónica con el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, en que discutieron que el 'backstop' funcionaría con el “consentimiento mutuo”.

En definitiva, en Londres se respira optimismo. Pero las cosas en Belfast parecen verse de otra manera. Sir Jeffrey Donaldson, segundo del DUP, ha asegurado que “todo indica que nos encaminamos a un no acuerdo”. Los unionistas norirlandeses, de cuyo apoyo depende el Gobierno de May tras perder el año pasado la mayoría absoluta, recalcan por activa y pasiva que no respaldarán ningún pacto que deje a Irlanda del Norte con un estatus distinto al del resto del Reino Unido.

Por su parte, el negociador de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier, ha puesto en duda las informaciones que apuntan a que Bruselas estaría preparada para realizar concesiones con el 'backstop' y ha preferido mantenerse cauto: "Todavía no estamos en ese punto [de cerrar un acuerdo]. Tenemos aún mucho trabajo que hacer".

Cuando apareció con su voz de barítono en el escenario del congreso anual del Partido Conservador el pasado mes de octubre, hubo muchos en las gradas que no supieron reconocerle. Y no se les puede culpar. Antes de que fuera nombrado fiscal general en verano, Geoffrey Cox, de 58 años y euroescéptico convencido, era una figura bastante ausente de la escena festiva de Westminster. No frecuentaba los bares del Parlamento ni participaba en ninguno de los diversos grupos de WhatsApp de los 'tories'. Su trabajo como exitoso —y rico— abogado le mantenía bastante ocupado. Pero ahora este 'anónimo' podría ser una de las claves para cerrar un acuerdo del Brexit.

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