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Los niños a los que no dejan salir de Nauru: menores refugiados, en riesgo de autolesión
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varios niños, en huelga de hambre

Los niños a los que no dejan salir de Nauru: menores refugiados, en riesgo de autolesión

Dos niñas, de 12 y 17 años, han tratado de suicidarse en la última semana. Muchos de los menores sufren trastornos psicológicos que los servicios médicos de la isla no pueden tratar

Foto: Niños jugando en el centro de detención de Nauru. (Amnistía/Reuters)
Niños jugando en el centro de detención de Nauru. (Amnistía/Reuters)

La isla de Nauru es un pequeño estado de Micronesia, situado en el Pacífico, a unos 500 kilómetros en línea recta de la costa este de Australia. Si bien es un destino turístico atractivo para los amantes del buceo y el esnórquel, se ha convertido en una cárcel para los refugiados que Australia no quiere asumir. Diferentes organizaciones no gubernamentales y activistas llevan años denunciando los abusos sistemáticos contra los Derechos Humanos en los campos de inmigrantes de la isla, gestionados por la compañía Broadspectrum, que Ferrovial compró hace dos años con la promesa de deshacerse de los centros para refugiados a medio plazo.

Precisamente en el centro de Nauru es donde dos menores de edad, dos niñas, han intentado suicidarse en la última semana. Una joven de 17 años no identificada públicamente está siendo atendida en el hospital de la isla tras declararse en huelga de hambre y rechazar todo alimento, fluido o medicamento. Tal y como publica la edición australiana del diario 'The Guardian', se trata de uno de los muchos niños que se encuentran en estado crítico. La segunda, una niña de 12 años, ha tenido que ser trasladada al hospital después de quemarse a lo bonzo: la pequeña había intentado suicidarse en varias ocasiones y un psiquiatra había recomendado que fuera trasladada a Australia.

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En el centro de detención de Nauru viven más de 100 menores de edad, algunos de los cuales llevan hasta cinco años en la isla. Ha habido multitud de intentos de suicidio e inmolaciones, tanto en niños como en adultos: en este último caso, una persona llegó a perder la vida. Al menos 14 menores han logrado ser trasladados de la isla, o bien porque la Justicia australiana ha fallado en su favor en sus solicitudes o bien porque, a última hora, Interior los ha admitido en el país. Normalmente, en los casos de perfil alto o aquellos con una situación médica sensible la última decisión no la toma la autoridad fronteriza, sino altos cargos del departamento de Interior o, en algunos casos, hasta el titular de la cartera.

Huelgas de hambre entre los menores

El pasado fin de semana, la Fuerza Fronteriza Australiana (ABF, por sus siglas en inglés) paralizó el traslado de un niño de 12 años en huelga de hambre durante dos semanas porque se negó a permitir al pequeño viajar con su padre. El chaval, de origen iraní y solo doce años, lleva cuatro años en el centro de Nauru. La evaluación psicológica del menor indica que sufre un trauma provocado por su estancia en el centro. El niño no puede leer porque en las instalaciones le ofrecieron unas gafas no acordes a sus dioptrías, y cuando fue a la escuela en Nauru fue víctima de 'bullying'. Además, la mayor parte de sus amigos sí han sido trasladados a Australia.

UNICEF se ha encargado a lo largo de los últimos años de denunciar la desprotección que sufren los menores de edad que llegan a estas instalaciones. En 2016, un informe publicado por la Comisión de Derechos Humanos de Australia alertó del "inapropiado ambiente físico" de las instalaciones, no solo en las que están alojados los menores, sino en las zonas de recreo, además del "ambiente emocional tóxico" en la zona, y fue en este momento donde crecieron las advertencias de intentos, por parte de menores, de suicidios o autolesión. "La detención prolongada en este entorno se ha considerado causal en la situación adversa de la salud mental y física de los niños. Las condiciones en los centros de detención extraterritoriales, tropicales y remoto —en concreto, en las islas de Nauru y Navidad— son particularmente inadecuadas para los niños", denunció la organización.

Además, Nauru no cuenta con instalaciones de cuidado de la salud mental, que sí existen en Australia. Esta isla, junto a la de Manus, forma parte de los centros extraterritoriales australianos creados a principios de los años 2000 en el marco de la denominada 'Solución Pacífica', un paquete de reformas migratorias aprobadas por el Gobierno del entonces primer ministro, John Howard, que permitía la intercepción de embarcaciones procedentes de diferentes países, principalmente del sudeste asiático, que trataban de llegar a Australia. El Ejecutivo redefinió lo que era el área de territorio australiano en el que se podría desembarcar y donde se podía solicitar legítimamente asilo —la 'zona de migraciones'—, por lo que toda persona interceptada en el mar era trasladada a terceros países para que se procesase esa solicitud.

El objetivo de esta medida era frenar la llegada de inmigrantes a suelo australiano, lanzando el mensaje de que incluso llegando al país no sería fácil solicitar asilo de forma legal. No obstante, los australianos han celebrado multitud de protestas para pedir que se detenga esta forma de actuar y se cierren los centros.

La isla de Nauru es un pequeño estado de Micronesia, situado en el Pacífico, a unos 500 kilómetros en línea recta de la costa este de Australia. Si bien es un destino turístico atractivo para los amantes del buceo y el esnórquel, se ha convertido en una cárcel para los refugiados que Australia no quiere asumir. Diferentes organizaciones no gubernamentales y activistas llevan años denunciando los abusos sistemáticos contra los Derechos Humanos en los campos de inmigrantes de la isla, gestionados por la compañía Broadspectrum, que Ferrovial compró hace dos años con la promesa de deshacerse de los centros para refugiados a medio plazo.

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