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"Arreglo aduanero facilitado": la propuesta de Londres para un comercio post-Brexit
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MAY Lo QUIERE EN MARCHA antes de LAS ELECCIONES

"Arreglo aduanero facilitado": la propuesta de Londres para un comercio post-Brexit

El Gobierno de Theresa May pone sobre la mesa una medida que trata de sintetizar las propuestas anteriores. Pero nada hace pensar que vaya a correr una mejor suerte que aquellas

Foto: Varias chapas con mensajes contra el Brexit abandonadas tras una protesta en Londres, el 3 de julio de 2018. (Reuters)
Varias chapas con mensajes contra el Brexit abandonadas tras una protesta en Londres, el 3 de julio de 2018. (Reuters)

En tiempos de crisis la creatividad es importante. Y, en este sentido, la premier Theresa May está tirando de recursos a la hora de encontrar nombres que definan la futura relación comercial que el Reino Unido tendrá con la UE tras el Brexit. Su último plan se denomina “arreglo aduanero facilitado” y aunque no se ha explicado en profundidad, Downing Street ha avanzado este jueves algunos detalles.

Lo que la líder tory propone es que Londres tenga la libertad para establecer sus tarifas aduaneras sobre las mercancías que lleguen al país. Mediante una sofisticada tecnología se determinarán por adelantado el destino final de los artículos. A los que se queden en suelo británico, se les aplicarán las tarifas británicas, que variaran según los acuerdos bilaterales a los que se llegue con cada país. Por su parte, aquellos cuyo destino final sea la UE, se les aplicarán las tarifas comunitarias que serán recaudadas por la Hacienda británica y posteriormente devueltas a Bruselas.

Según el plan, el Reino Unido permanecería en un primer momento completamente alineado con el bloque en materia de regulaciones hasta que Westminster tome una decisión al respecto. May confía en que este arreglo comience al final del periodo de transición con la UE -la transición durará desde 30 de marzo de 2019 hasta el 31 de diciembre de 2020- para que esté a pleno rendimiento cuando se celebren las próximas elecciones generales británicas, previstas para mayo de 2022. Fuentes del Número 10 insisten en que el Reino Unido no pagará por tener acceso al mercado único, como hace Noruega, y que la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo terminará de aplicarse en suelo británico.

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El ejercicio de creatividad (sin límites) es el tercer intento tras los frustrados “asociación aduanera” y “Max Fac”. Y como sus predecesores, este nuevo “arreglo aduanero facilitado” tiene pocas posibilidades de salir adelante.

Primero, porque no cuenta con el respaldo de todo el Gabinete. Segundo, porque cuesta imaginar que Bruselas vaya a confiar a los británicos el control de la frontera. Sobre todo teniendo en cuenta que a principios de este año se multó al Gobierno de May con 2.400 millones de euros precisamente por no haber controlado como debieran el acceso de productos fraudulentos cuando todavía son miembros del club.

Según The Telegraph, el propio ministro del Brexit, el euroescéptico David Davis, ha escrito una carta a May advirtiéndole de que su plan es “inviable”. La misiva no es precisamente una buena señal de cara a la reunión que este viernes celebrará el Gabinete en Chequers, la residencia de verano que se pone a disposición de los primeros ministros. El inquilino de turno de Downing Street no la suele utilizar para disfrute personal. En su lugar, se lleva allí a su ministros cada vez que hay crisis de Gobierno con la esperanza de que la brisa del campo apacigüe los ánimos. Con todo, en anteriores ocasiones la jugada no ha salido a May como esperaba.

placeholder Theresa May con Angela Merkel en Berlín, hoy, 5 de julio de 2018. (Reuters)
Theresa May con Angela Merkel en Berlín, hoy, 5 de julio de 2018. (Reuters)

Malos augurios

A día de hoy, el Gabinete no logra consensuar una postura respecto a la futura relación comercial con el bloque que encuentre además solución a la frontera entre la república de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte, la única física que existirá tras el Brexit.

Durante meses, los ministro pro europeros y los euroescépticos han estado negociando sin éxito dos opciones que, dicho de paso, contaba previamente con la negativa de Bruselas. Los primeros querían recaudar aranceles en nombre de la UE sobre los bienes llegados a sus puertos pero destinados a los Veintisiete. Los segundos defendían la llamada “máxima facilitación” (Max Fac), que buscaba recurrir a la última tecnología para minimizar la necesidad de controles fronterizos físicos.

May asegura que su tercer modelo reúne lo mejor de ambas propuestas y de cara al público se muestra optimista ante la cita en Chequers. Sin embargo, es bastante significativo que el Libro Blanco donde el Gobierno debe plasmar su posición oficial no se publique finalmente este viernes como estaba previsto. Su presentación se ha pospuesto -por enésima vez- al próximo jueves, el día antes de la visita de Donald Trump al Reino Unido.

Foto: Varias personas cruzan el Millenium Bridge hacia el distrito financiero de Londres, el 8 de mayo de 2018. (Reuters)

En paralelo a la batalla que tiene que librar en casa, May se enfrenta también a la presión que tiene al otro lado del Canal de la Mancha. En la última cumbre europea, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, le pidió que pusiera las cartas sobre la mesa si se desea alcanzar un acuerdo sobre el Brexit en octubre.

La premier se encuentra este jueves en Berlín tratando de vender su plan aduanero a Angela Merkel. Pero hay pocas posibilidades de que el viaje tenga éxito. El primer ministro holandés, Mark Rutte, tradicionalmente uno de los socios más estrechos de los británicos en Europa, ya advirtió este miércoles a la líder tory en un encuentro mantenido en Downig Street que los Veintisiete jamás van a aceptar el “cherry-picking”, es decir, permitir a Londres que tras el divorcio se quede con lo mejor de ambos mundos. El último punto del texto publicado por el Consejo Europeo tras la última cumbre muestra preocupación ante la falta de avances y pide literalmente a los Estados miembros y las instituciones “reforzar sus planes de contingencia en todos los niveles y para todos los escenarios”, lo que demuestra que, a día de hoy, hay posibilidades de una ruptura sin acuerdo.

En tiempos de crisis la creatividad es importante. Y, en este sentido, la premier Theresa May está tirando de recursos a la hora de encontrar nombres que definan la futura relación comercial que el Reino Unido tendrá con la UE tras el Brexit. Su último plan se denomina “arreglo aduanero facilitado” y aunque no se ha explicado en profundidad, Downing Street ha avanzado este jueves algunos detalles.

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