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“Solo hombres”: la cena solidaria que no permite mujeres a no ser que se dejen acosar
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EL 'FINANCIAL TIMES' SACA A LA LUZ EL ACOSO SEXUAL A AZAFATAS

“Solo hombres”: la cena solidaria que no permite mujeres a no ser que se dejen acosar

Una reportera del 'Financial Times' se ha infiltrado como azafata en la fiesta anual del exclusivo The Presidents Club para comprobar las acusaciones de abuso sexual

Foto: Captura de pantalla del vídeo en el que una periodista se infiltra en la fiesta anual de The Presidents Club. ('Financial Times')
Captura de pantalla del vídeo en el que una periodista se infiltra en la fiesta anual de The Presidents Club. ('Financial Times')

Evento de etiqueta solo para hombres. Así es el exclusivo evento, y aun así solidario, al que asistieron importantes figuras del mundo de los negocios o del entretenimiento el pasado martes en el Hotel Dorchester de Londres. The Presidents Club Charity Dinner lleva a sus espaldas una trayectoria de 33 años manchados por el secretismo y los rumores de abuso sexual que se cuecen en sus fiestas. Porque el evento es solo para adinerados hombres de negocios menos en lo que respecta a las azafatas: mujeres embutidas en ajustados y cortos vestidos negros y dispuestas a beber el alcohol que requiera hacer 'felices' a los destacados comensales.

En su página web, The Presidents Club explica que desde hace tres décadas, sus miembros —pertenecientes al mundo del deporte, entretenimiento, inversiones o la industria del motor— han recolectado más de 20 millones de libras para los niños más desfavorecidos. Desde fuera, la cena anual de The Presidents Club Charity es un exclusivo evento benéfico en el que se recaudan importantes sumas de dinero destinadas a hospitales infantiles, como el Great Ormond Street Hospital de Londres. Sus subastas van desde una comida con el secretario de Exteriores británico, Boris Johnson, hasta una tarde tomando el té con el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney. Desde dentro, es una fiesta que se alarga hasta las dos de la madrugada donde las mujeres son tratadas a gusto y disfrute del hombre rico de turno.

placeholder Captura del vídeo en que una reportera del FT se infiltra en la cena: una subasta de una operación de estética para las mujeres de los invitados. ('Financial Times')
Captura del vídeo en que una reportera del FT se infiltra en la cena: una subasta de una operación de estética para las mujeres de los invitados. ('Financial Times')

En la cita de este año, una reportera del 'Financial Times' lo ha vivido de primera mano. Para comprobar los testimonios de acoso que había escuchado de anteriores empleadas, Madison Marriage decidió infiltrarse como azafata. Así lo contó en un artículo publicado el 23 de enero, vídeo incluido.

“No se lo digas a tu novio”

Mientras los más de 300 hombres recaudaban generosos millones de libras para la caridad, algunos también tenían tiempo para manosear a las azafatas por debajo de la falda. El folleto dado a los asistentes incluía toda una página en la que se instaba a evitar este tipo comportamiento hacia las trabajadoras, pero no pareció importar en la práctica. “A algunas chicas les encanta y para otras es el peor trabajo de toda su vida y no vuelven a hacerlo nunca más”, explicaba a las mujeres Caroline Dandrige, de la agencia de contratación de azafatas Artista. “Tienes que vértelas con hombres molestos y si puedes hacerlo, está bien”.

placeholder Captura del vídeo: una de las subastas para comer con Boris Johnson. ('Financial Times')
Captura del vídeo: una de las subastas para comer con Boris Johnson. ('Financial Times')

Dandrige ya advertía a las azafatas desde el principio, durante las entrevistas previas: que los hombres de la fiesta tratarían de molestarlas, que no podrían llevar el teléfono móvil o que sería mejor que evitaran decirles a sus parejas que era un evento exclusivo para hombres. El uniforme no mejoraba las cosas. Todas ellas, que tendrían que cumplir el requisito de “ser alta, delgada y guapa”, deberían llevar “zapatos negros sexis”, ropa interior negra y maquillarse como si fueran a “un sitio elegante y sexy”. El vestido se lo proporcionarían en el lugar, pero la imagen publicada por el 'Financial Times' apenas deja lugar a la imaginación: la falda tapa lo justo y necesario para que la mujer no se pasee desnuda.

“Quítate las bragas y baila”

Según la reportera infiltrada, la duración del evento fue desde las cuatro de la tarde hasta las dos de la mañana y el conglomerado de azafatas lo formaban desde jóvenes estudiantes hasta actrices, modelos o bailarinas. A ninguna se le permitió leer el contrato de cinco páginas que firmaron al llegar al hotel, y allí su misión era clara: mantener a los políticos, productores o empresarios felices, siempre con el alcohol presente. Algunos, ya al comenzar la noche, se empeñaban en coger de la mano a las azafatas que se encontraban cerca de su mesa. “Era un preludio a empujar a la mujer y que se siente en su regazo”, explica en el reportaje.

“Nunca lo he hecho antes y nunca voy a volver a hacerlo. Estoy asustada”, decía una estudiante de 19 años después de que un invitado que rondaba los 70 le preguntara si era una prostituta. Según cuenta Marriage en el artículo, otra azafata tuvo que soportar cómo le acariciaban el trasero o las piernas y cómo la invitaban a subir a su habitación. Las visitas de las mujeres al cuarto de baño estaban cronometradas por un guardia de seguridad que custodiaba la puerta. “Estás demasiado sobria, quiero que te acabes la copa, que te quites las bragas y que bailes encima de esta mesa”, le exigió otro hombre a una azafata mientras le llenaba la copa.

placeholder Captura de pantalla del vídeo en donde la reportera Madison Marriage cuenta su experiencia. ('Financial Times')
Captura de pantalla del vídeo en donde la reportera Madison Marriage cuenta su experiencia. ('Financial Times')

Tras la primera publicación del 'Financial Times', en la que la reportera Madison Marriage explicaba cómo había entrado con una cámara oculta en el Hotel Dorchester, algunos de los principales protagonistas del evento decidieron pronunciarse al respecto. “No somos conscientes de ninguna alegación de acoso y en el caso de que seamos contactados, trabajaremos con las autoridades pertinentes”, aseguraban desde el hotel.

Por su parte, The Presidents Club aseguraba estar “horrorizado” ante las alegaciones de “mal comportamiento” destapadas por el medio británico. “Un comportamiento así es totalmente inaceptable. Las declaraciones serán investigadas y tomaremos acciones al respecto”. Sin embargo, Dandridge, de la agencia Artista, aseguró no estar al tanto de ninguna acusación de acoso sexual: “Me asombraría, con este calibre de invitados. Es un evento para la recogida de fondos para la caridad muy importante”.

En el vídeo, Marriage, al volver del evento, lo tenía claro: “Su comportamiento fue chocante y deprimente. Las cosas enseguida fueron a peor”.

David Meller, alto cargo del Ministerio de Educación británico y organizador del evento, ya ha dimitido.

Evento de etiqueta solo para hombres. Así es el exclusivo evento, y aun así solidario, al que asistieron importantes figuras del mundo de los negocios o del entretenimiento el pasado martes en el Hotel Dorchester de Londres. The Presidents Club Charity Dinner lleva a sus espaldas una trayectoria de 33 años manchados por el secretismo y los rumores de abuso sexual que se cuecen en sus fiestas. Porque el evento es solo para adinerados hombres de negocios menos en lo que respecta a las azafatas: mujeres embutidas en ajustados y cortos vestidos negros y dispuestas a beber el alcohol que requiera hacer 'felices' a los destacados comensales.

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