Escándalo en Westminster: ¿era 'aceptable' hace 15 años lo que hoy es acoso sexual?
Se espera una cadena de dimisiones tras la revelación de "conductas inapropiadas" de 40 diputados conservadores. El primero en renunciar, Sir Michael Fallon, ha alimentado la polémica
Westminster no había vivido nunca una crisis de tal magnitud. El escándalo sexual que ha desestabilizado la casa de la democracia más antigua de Europa se ha convertido en una apisonadora. Sir Michael Fallon, el que hasta ahora había sido ministro de Defensa, ha sido el primero en presentar su dimisión tras haber admitido una acusación de conducta inapropiada hacia una periodista. Pero se intuye que no será el único porque el informe que circula estos días por el Parlamento ha creado un clima de máxima tensión. La prensa no ha revelado aún quien se encuentra detrás de la lista con detalles de hasta 40 diputados conservadores –entre ellos siete miembros del actual gabinete- que en los últimos años han llevado a cabo comportamientos sexuales inadecuados.
Fallon, de 65 años, pedía este martes disculpas por haber puesto una mano sobre la rodilla de la periodista Julia Hartley-Brewer, de 49 años, durante una cena en 2002. Ella entonces le dijo que la quitara o “le golpearía en la cara”. Ambos consideraban ya el asunto cerrado. Es más, la reportera había asegurado que guardaban ahora buena relación. Por este motivo, ella misma se ha cuestionado que aquel episodio sea realmente el motivo de su dimisión. “Si todo esto es porque me tocó la rodilla hace 15 años y yo no tengo ningún problema ahora con eso, creo que es la dimisión más ridícula de la historia. Así que no creo que esa haya sido la razón. Asumo que hay más acusaciones y que van a salir más cosas”, decía la que es hoy actual presentadora de taklRADIO. Personas cercanas a la oficina de Fallon aseguran que el ya ex ministro se retiró porque no podía garantizar que no hubiera más historias suyas sobre comportamientos inapropiados con otras periodistas.
Según The Times, el tory fue acusado de referirse a una reportera como “zorra” en un bar en 2010. Cuando el episodio se supo cuatro años después –cuando él ya era ministro de Defensa- fuentes cercanas negaron que hubiera usado ese término en particular, pero admitieron que había hecho comentarios despectivos hacia Bryony Gordon, columnista de Daily Telegraph, mientras bebía, y aseguraron que se había disculpado con ella. El ex columnista de The Guardian Michael White asegura que algunas periodistas son “depredadoras” que engañan a los hombres en la búsqueda de una historia.
Cuando la BBC preguntó a Fallon el miércoles por la noche si temía que pudiera salir más cosas a la luz, éste contestó: “La cultura ha cambiado a lo largo de los años y lo que podría haber sido aceptable hace 10 o 15 años claramente no es aceptable ahora. El Parlamento ahora tiene que examinarse y la primera ministra ha dejado claro que la conducta debe mejorar y debemos proteger al personal de Westminster contra cualquier acusación particular de acoso”.
La pregunta es: ¿qué es lo que se consideraba “aceptable” hace 15 años? Ruth Davidson, responsable de los tories en Escocia y una de las voces más respetadas de la formación, asegura que “la presa se ha roto”. “La cultura de vestuario de chicos que ha prevalecido en las profesiones dominadas por hombres tiene que acabar”, señala. Y en este sentido, advierte que se necesitarán “palas bastante grandes” para limpiar el “establo” de Westminster.
Fallon ha sido sustituido este jueves por Gavin Williamson, de 41 años, hasta ahora jefe de disciplina del grupo parlamentario conservador. El nuevo responsable de Defensa, diputado por la circunscripción de South Staffordshire desde el año 2010, nunca ha estado hasta la fecha al frente de ningún ministerio y la prensa comenta que tiene una tarántula en su despacho. La nominación ha sorprendido. Pero la premier Theresa May tampoco quería llevar a cabo una gran reestructuración de su gabinete teniendo en cuenta la poca autoridad con la que cuenta y la división en la que ya se encontraban sus filas antes de que el escándalo saltara a las portadas.
Varios ministros acusados
No se espera que la dimisión de Fallon sea la única, porque son varios miembros del gabinete los que afrontan ahora acusaciones. Una joven de 31 años llamada Kate Maltby asegura que Damian Green, de 61 años, número dos del Ejecutivo y amigo íntimo de May, le tocó “fugazmente” la rodilla durante un encuentro en un pub de Londres en 2015. Así mismo, la activista relató que, un año después, Green le envió un “sugerente” mensaje telefónico después de que se publicara una imagen de ella vistiendo un corsé. Green ha calificado la acusación de “incierta y profundamente dañina”. Pero la premier ha pedido que se abra una investigación a fin de esclarecer los hechos.
Otro diputado, Mark Garnier, de 54 años y padre de tres hijos, que trabajaba en el ministerio del Brexit, también está siendo investigado después de haber admitido que en 2010 pidió a su secretaria, Caroline Edmond, que le comprara dos juguetes sexuales en el Soho. Asegura que todo fue una broma, pero la propia Edmond ha revelado que su ex jefe le llamaba frecuentemente “tetitas de azúcar”. Por su parte, Stephen Crabb, 43 años, ex secretario de Estado de Trabajo y Pensiones y ex candidato a líder conservador, ha pedido perdón por haber intercambiado mensajes sexuales con una becaria de 19 años en el año 2013.
Los nombres de Dominic Raab, secretario de Estado de Justicia, y Rory Stwart, secretario de Estado de Comercio Exterior, son los últimos que se han sumado al llamado “informe sucio”. Al primero se le acusa de haber recibido una orden judicial por “comportamiento inapropiado con una mujer”. Él lo niega. Al segundo se le acusa de haber pedido a su asistente, Sophie Bolsover, “hacer cosas raras”. Tanto él como la propia asistente afirman que las acusaciones son falsas.
“Esto es un escándalo mayor al de los gastos de los diputados de 2009 (que hizo al responsable de la Cámara de los Comunes dimitir por primera vez en 300 años). El ambiente en la sala de té es horrible. La gente está aterrorizada de que vaya a perder su trabajo, haya hecho algo mal o no”, asegura de manera anónima un ministro a The Times.
Lisa Nandy, diputada laborista de Wigan, asegura que en 2014 pidió tres veces a May –cuando ésta era ministra del Interior- que actuara ante los casos donde los responsables de disciplina de partido estaban usando informaciones de supuestos abusos para controlar a los parlamentarios en lugar de resolver el problema. La premier ha convocado el próximo lunes una reunión con todos los líderes de los partidos con representación en la Cámara de los Comunes para abordar la crisis. May quiere que las investigaciones de las denuncias de abusos en el Parlamento se llevan a cabo por un organismo independiente y no por las formaciones como ocurre ahora.
En este sentido, los laboristas también han abierto una investigación independiente sobre otras acusaciones vertidas por una activista del partido Bex Bailey, que afirmó que un miembro de esa formación la persuadió para que no denunciara una supuesta violación que sufrió en un evento del partido celebrado en 2011 bajo el argumento de que podría dañar su carrera política. El líder laborista, Jeremy Corbyn, se ha comprometido a poner en práctica una política de “tolerancia cero” ante actitudes sexistas, de acoso o abuso. Los laboristas ya suspendieron recientemente al diputado Jared O'Mara por una serie de comentarios inapropiados sobre las mujeres. Así mismo, el Partido Nacionalista Escocés (SNP) anunció el martes que estaba investigando las denuncias contra dos miembros del partido.
Westminster no había vivido nunca una crisis de tal magnitud. El escándalo sexual que ha desestabilizado la casa de la democracia más antigua de Europa se ha convertido en una apisonadora. Sir Michael Fallon, el que hasta ahora había sido ministro de Defensa, ha sido el primero en presentar su dimisión tras haber admitido una acusación de conducta inapropiada hacia una periodista. Pero se intuye que no será el único porque el informe que circula estos días por el Parlamento ha creado un clima de máxima tensión. La prensa no ha revelado aún quien se encuentra detrás de la lista con detalles de hasta 40 diputados conservadores –entre ellos siete miembros del actual gabinete- que en los últimos años han llevado a cabo comportamientos sexuales inadecuados.
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