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Inmigración irregular: 2017 fue un mal año pero Interior prevé que 2018 será peor
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VUELVEN LAS RUTAS DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL

Inmigración irregular: 2017 fue un mal año pero Interior prevé que 2018 será peor

Las rutas de emigración son vasos comunicantes y cuando se cercena parcialmente una tan cercana como la de Libia a Italia, aumenta, en este caso, la presión sobre la que está más al oeste

Foto: Un grupo de inmigrantes de origen subsahariano, a su llegada a Cádiz el 23 de diciembre. (EFE)
Un grupo de inmigrantes de origen subsahariano, a su llegada a Cádiz el 23 de diciembre. (EFE)

El año que acaba ha sido malo para España en materia de inmigración irregular, el peor desde 2006. Aun así el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, prevé que 2018 "puede ser peor”.

Las cifras son apabullantes. En total, hasta la víspera de Año Nuevo habían llegado a España 27.810 inmigrantes irregulares, más del doble que el año pasado, que ya registró un fuerte incremento. A los que desembarcaron con vida hay que añadir otros 222 que fallecieron ahogados, según una estimación de diversas ONG. Si las entradas por tierra, a través de Ceuta y Melilla (5.995 hasta el 17 de diciembre), apenas han aumentaron, las que se producen por mar se dispararon un 161%.

Nunca desde que se contabiliza el fenómeno migratorio habían llegado tantos 'sin papeles' a las costas mediterráneas españolas. En Canarias sí desembarcaron, hace 11 años, 31.678 inmigrantes procedentes de África Occidental, pero hasta mediados de diciembre de 2017 solo lo hicieron 416.

El número total de inmigrantes irregulares puede ser aún más alto del que arroja la contabilidad del Ministerio del Interior, porque la mayoría relativa de los que arribaron por mar hasta mediados de diciembre son, de nuevo, como hace más de una década, marroquíes (22,4%) y también argelinos (20,5%). Cuando ponen pie en España intentan no ser apresados porque, a diferencia de los subsaharianos que pertenecen a 19 nacionalidades diferentes, saben que si caen en manos de las fuerzas de seguridad serán probablemente devueltos a sus países.

Otro dato pavoroso es el de menores no acompañados que entran en España: 2.384 hasta el 19 de diciembre (8% del total), según Interior, en su mayoría marroquíes. La cifra cuadriplica a la de 2016 (588) y explica por qué el número de menores de edad tutelados por las comunidades autónomas alcanzó a principios del otoño, un nuevo récord: 5.380, según la respuesta parlamentaria que el Gobierno dio al senador Jon Iñarritu. Para algunos chavales, España es solo una etapa y en París, Marsella y hasta en Estocolmo malviven ahora en la calle grupos de niños y adolescentes marroquíes que se escaparon de los centros de acogida.

De las tres grandes rutas migratorias del Mediterráneo, las dos principales están en declive. La que une a Turquía con Grecia cayó un 79% hasta finales de noviembre, según Frontex, la agencia europea encargada del control de fronteras. Mientras que la que va de Libia a Italia disminuyó casi un 40%. Solo sube la del Mediterráneo Occidental, que enlaza el Magreb con España.

Ahí está parte de la explicación del auge migratorio que padece España. Las rutas de emigración son vasos comunicantes y cuando se cercena parcialmente una tan cercana como la de Libia a Italia, aumenta, en este caso, la presión sobre la que está más al oeste. La operación Sofía, que otorga un gran papel a los guardacostas libios, y el maltrato (que raya la esclavitud) infligido a los subsaharianos en Libia disuaden a muchos de intentar alcanzar Europa atravesando el estrecho de Sicilia. "Las mafias que trafican con seres humanos buscan entonces rutas alternativas", constata José Antonio Nieto. "Tienen puestos los ojos en el Mediterráneo Occidental", afirma. De ahí su pesimismo para 2018.

Un número record de “sin papeles” adultos y de menores no acompañados desembarcaron en las costas mediterráneas de España a lo largo de 2017

Mehdi Lahlou, profesor del Instituto Nacional de Estadística y Economía Aplicada de Rabat, añade otros elementos a la explicación de Nieto. La revuelta del Rif "ha cambiado las prioridades de las fuerzas de seguridad marroquíes, más dedicadas a restablecer el orden que a proteger las fronteras" mientras duró la crisis, señala. Esas protestas "han empujado además a cientos de jóvenes del norte de Marruecos a probar fortuna" en Europa, asevera.

El Housseine Majdoubi, corresponsal de prensa de origen marroquí afincado en España, va algo más allá. "Marruecos padece una crisis social y económica que el crecimiento no consigue aliviar", asegura. Y la sequía ha agravado, recalca. Además de introducirse en Europa tras largos periplos por el norte de África —5.928 marroquíes llegaron a Italia en 2017 a través de Libia—, "los jóvenes han vuelto a apostar por la ruta clásica, corta y barata" desde las costas de Tetuán o del Rif hasta España, constata Majdoubi.

El declive de la ruta Libia-Italia, explica en parte el auge de la llegada de inmigrantes a España que supera las 27.500 personas

Algo parecido sucede en Argelia, desde donde en noviembre zarpó una oleada sin precedentes de pateras rumbo al Levante español, sobre todo Murcia, que colapsó los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE). El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, dio entonces un leve toque de atención a las autoridades argelinas —se reunió con su embajadora en Madrid, Taous Feroukhi—, pero no desaprovecha, en cambio, una ocasión de ensalzar la "estrecha colaboración" de Marruecos. A juzgar por los resultados, en 2017 no ha sido tan estrecha.

El desembarco masivo de argelinos en noviembre pasado hizo saltar las costuras de una Ley de extranjería de difícil cumplimento cuando los CIE están colapsados –disponen en total de 1.480 plazas— y los inmigrantes son entregados a las ONG o puestos en la calle antes de que cumplan dos meses de internamiento. Interior salió del apuro reconvirtiendo entonces la prisión de Archidona (Málaga), a punto de ser inaugurada, en un CIE provisional. La precipitación le llevó incluso a internar allí, entre los 457 'sin papeles' adultos, a siete menores argelinos que ahora ya están tutelados por la Junta de Andalucía.

El grupo parlamentario socialista ha pedido la comparecencia de Zoido en el Congreso para que explique este error, pero no es esa la única protesta suscitada por la reconversión de Archidona. La Ley de extranjería prohíbe que los CIE tengan carácter penitenciario, por lo que varias conocidas ONG han denunciado conjuntamente una "práctica ilegal" de Interior avalada, sin embargo, por el Tribunal Superior de Justicia de Murcia. Nieto repite que se trata de una "medida excepcional y temporal". “Aunque existen diferencias entre los diversos CIE, las instalaciones, servicios y personal tienen peores condiciones que las prisiones", sostiene el profesor Markus González en un artículo publicado en el anuario sobre inmigración del CIDOB, el principal 'think-tank' catalán.

Ante un fenómeno migratorio "que no es nuevo, pero que sí va en aumento", Francisco Javier Lara, decano del Colegio de Abogados de Málaga, opinaba en una entrevista con 'Europa Press' que ha llegado el momento de "dejar de parchear" para "regular este fenómeno con medidas para toda España o todo Europa". Se sorprende, como también lo hacen los expertos en el recién publicado anuario del CIDOB, de la pasividad del Ejecutivo y también de la oposición parlamentaria.

"Esta podría ejercer mucha más presión sobre el Gobierno a poco que actuara de manera concertada en el ámbito legislativo", subrayan los profesores José Antonio Montilla e Ignacio García Vitoria en un artículo del anuario sobre la actividad normativa cuyo título resume el estado de la cuestión: 'Bajo perfil o inacción'.

El año que acaba ha sido malo para España en materia de inmigración irregular, el peor desde 2006. Aun así el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, prevé que 2018 "puede ser peor”.

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