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Muere uno de los terroristas más buscados del mundo junto a uno de sus secuaces
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Muere uno de los terroristas más buscados del mundo junto a uno de sus secuaces

Isnilon Hapilon era el 'emir' de Estado Islámico en el sudeste asiático, y otro de los líderes de la insurgencia filipina, Omar Maute, fue uno de sus principales apoyos

Foto: Imagen de Isnilon Hapilon, líder insurgente en Filipinas (Reuters)
Imagen de Isnilon Hapilon, líder insurgente en Filipinas (Reuters)

"Marawi ha sido liberada de terroristas". Con estas palabras el presidente de Filpinas, Rodrigo Duterte, anunciaba el 17 de octubre la liberación de esta ciudad, ubicada en la provincia de Lánao del Sur, en el Mindanao musulmán del archipiélago. "Señoras y señores: desde aquí declaro la ciudad de Marawi liberada de influencia terrorista. Esto marca el inicio de su rehabilitación".

Lo que las autoridades creyeron que sería un asedio breve a un pequeño grupo de terroristas que protegían a su líder acabó convirtiéndose en una larga y tediosa batalla de casi seis meses que ha dejado tras de sí más de mil muertos: 822 milicianos, 162 integrantes de las fuerzas de seguridad y 47 civiles, según el 'número dos' del comando responsable de la batalla, el coronel Romeo Brawner. La liberación de Marawi no ha llegado hasta el anuncio —por vez milésima— de la muerte del líder de Abú Sayyaf, el máximo rebelde filipino, el 'emir' de Estado Islámico en el archipiélago del sudeste asiático: Isnilon Totoni Hapilon, y de su fiel escudero, Omar Maute.

'Abú Abdulá, el filipino' era su nombre de guerra y con él juró lealtad a Abú Bakr al Bagdadi, máximo dirigente de Estado Islámico. De la vida privada de Hapilon se sabe poco: se cree que tenía 51 años, tal vez 53, que tenía cinco hermanos y que su padre era imam. Algunos medios filipinos aseguran que se graduó en algún tipo de ingeniería por la Universidad de Filipinas, si bien ésta asegura no tener registrado a ningún alumno con este nombre.

placeholder Un soldado en una calle de Marawi (EFE)
Un soldado en una calle de Marawi (EFE)

Hapilon cuenta con un extenso bagaje en el mundo de la insurgencia filipina: en los ochenta se afilió a las filas del Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN), uno de los grupos del sur de Filipinas que dirigió la insurgencia separatista. Tras más de 120.000 muertes y cuatro décadas de rebelión, esta guerrilla, nacida en 1968 llegó a un acuerdo con el Gobierno filipino, alcanzando un acuerdo de paz que, con pequeñas salvedades, se ha mantenido hasta la fecha.

La desafección de Hapilon con un grupo que había firmado una tregua con el Ejecutivo llevó a Hapilon hasta Abú Sayyaf, donde comenzó a ascender en la jerarquía del grupo hasta convertirse en uno de sus líderes. Ya como alto mando de la guerrilla, el Gobierno filipino anunció su posible muerte en más de una ocasión, la última, en enero de 2017. "Ordené bombardear su casa y desde entonces no hemos tenido noticias de él, así que confío en que haya muerto", dijo Duterte en una ocasión desde el Palacio presidencial de Malacañang, en Manila.

Secuestros y rescates

De hecho, junto a otros líderes de Abú Sayyaf, Hapilon fue condenado 'in absentia' por la Justicia estadounidense por su implicación en el secuestro de Dos Palmas en 2001: ese año, un total de 20 personas —17 filipinos y tres estadounidenses— fueron secuestradas en el centro turístico de Dos Palmas, en la isla de Palawán, y trasladados en un bote a la isla de Basilán. Los tres estadounidenses, Guillermo Sobero, Gracia y Martin Burnhams, murieron: el primero, decapitado por los rebeldes; los otros dos, misioneros, fallecieron en la operación de rescate.

placeholder Isnilon Hapilon, terrorista buscado por el FBI
Isnilon Hapilon, terrorista buscado por el FBI

El FBI señaló entonces a Hapilon como 'número dos'de Abú Sayyaf e impuso sobre su cabeza una recompensa por valor de cinco millones de dólares. Y mientras no se le localizaba, los secuestros y solicitud de rescates han sido una de las principales fuentes de financiación del grupo. Sin embargo, la política de no implicarse en pagos de rescates de muchos países occidentales ha llevado a una larga lista de personas a acabar siendo ejecutadas.

En julio de 2017, hallaron los cuerpos de dos vietnamitas —Hoang Thong y Hoang Va Hai— que habían sido secuestrados en una embarcación en noviembre. Días después se encontró el cuerpo de Tran Khac Dung, otro de los vietnamitas retenidos en el mismo secuestro, en la isla de Joló, bastión del grupo. En febrero del mismo año fue el turno de Jurgen Kantner, un alemán de 70 años, que había sido secuestrado mientras navegaba con su mujer en un yate privado en noviembre de 2016.

El cuerpo de la mujer, Sabine Isne Merz, fue hallado en el interior de la embarcación y junto a Kantner fueron secuestrados un ciudadano noruego, Kjartan Sekkingstad, y la esposa de este, la filipina Marites Flor. Ambos fueron liberados y aunque no se confirmó el pago de ningún rescate, Abú Sayyaf no suele liberar a sus rehenes sin dinero de por medio. En 2016 otros dos rehenes, esta vez canadienses, fueron decapitados al negarse el Gobierno canadiense a pagar su rescate.

Lealtad a Estado Islámico

Hapilon volvió a acaparar la atención mediática cuando en nombre de Abú Sayyaf juró lealtad a Estado Islámico, en verano de 2014. Algo menos de dos años después, el grupo lo nombró como líder, lo que provocó ciertas reticencias en las filas de la guerrilla. Así, su nombramiento, no aceptado por todos, acabó fracturando al grupo en dos facciones, la de Basilán, liderada por el propio Hapilon, y la de Joló, dirigida por el histórico dirigente del grupo, Radulan Sahiron.

placeholder Captura de pantalla del video en el que Isnilon Hapilon, líder de Abu Sayyaf, jura lealtad al ISIS
Captura de pantalla del video en el que Isnilon Hapilon, líder de Abu Sayyaf, jura lealtad al ISIS

A pesar de que Estado Islámico nunca ha designado oficialmente una 'wilaya' —las 'provincias' designadas por el grupo terrorista— en Filipinas, sí nombró a Hapilon como su 'emir' en el sudeste asiático. La Inteligencia filipina cree que el ISIS contactó directamente con Hapilon en torno a finales de 2016 para instruirle en su papel en la región: el establecimiento de un califato en el Mindanao musulmán filipino.

No fue hasta mayo de 2017 cuando las autoridades filipinas obtuvieron algún tipo de información sobre el paradero de Hapilon: estaba en Marawi, una ciudada de unos 250.000 habitantes a pocos kilómetros de su Basilán natal. El 23 de mayo era el día D: el Ejército tenía previsto llevar a cabo la detención de Hapilon, pero las fuerzas de seguridad se toparon con una ciudad asediada por milicianos islamistas de punta a punta, con la participación del Grupo Maute, otro histórico de la insurgencia musulmana filipina, en las labores de protección del líder, del 'emir' de Estado Islámico, del propio Hapilon.

Omar y Abdulá Maute

Junto a Hapilon, las fuerzas de seguridad filipinas han abatido también a Omar Maute, uno de los hermanos líderes del grupo que lleva su nombre, sobre quien también pesaban sendas recompensas: Manila ofreció 10 millones de pesos filipinos (165.000 euros) a quien ofreciera información que llevara a la detención de los hermanos, cinco millones para cada uno. El otro hermano, Abdulá, fue dado por muerto en septiembre.

placeholder Ejército filipino con los cuerpos de Isnilon Hapilon y Omar Maute (EFE)
Ejército filipino con los cuerpos de Isnilon Hapilon y Omar Maute (EFE)

Según el jefe del Mando de Mindanao Occidental, el teniente general Carlito Gálvez, la información interceptada en un mensaje enviado a Estado Islámico mediante la aplicación de mensajería instantánea Telegram apunta a la muerte del primero de los Maute. Ambos formaron parte del Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI) —una de las escisiones del FMLN— hasta que el grupo se implicó en conversaciones de paz con el Gobierno.

El presidente, Rodrigo Duterte, declaró la ley marcial en toda la isla y envió a todos los efectivos posibles a la ciudad, de donde huyeron todos los ciudadanos. Casi seis meses necesitó para poner fin a un asedio que no se ha anunciado hasta la muerte de Hapilon. Y con su caída, el portavoz del Gobierno provincial. Zia Alonto, anunció un "avance positivo". En una entrevista con la agencia Efe Alonto señaló que sin Hapilon y el líder de Maute —también caído en el operativo— "el grupo terrorista está descabezado y sufre una pérdida tremenda". Ahora sólo queda que los cerca de 400.000 desplazados internos, de Marawi y alrededores, puedan regresar a sus casas, rehabilitar sus tierras y recuperar la normalidad.

"Marawi ha sido liberada de terroristas". Con estas palabras el presidente de Filpinas, Rodrigo Duterte, anunciaba el 17 de octubre la liberación de esta ciudad, ubicada en la provincia de Lánao del Sur, en el Mindanao musulmán del archipiélago. "Señoras y señores: desde aquí declaro la ciudad de Marawi liberada de influencia terrorista. Esto marca el inicio de su rehabilitación".

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