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¿Por qué Italia se ha librado de los atentados yihadistas?
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¿Por qué Italia se ha librado de los atentados yihadistas?

Italia ha extendido en los últimos años herramientas de la lucha contra la mafia al fenómeno terrorista, entre ellos los programas de vigilancia o el concepto del arrepentimiento

Foto: Soldados italianos patrullan frente al Coliseo de Roma, Italia, en abril de 2017. (Reuters)
Soldados italianos patrullan frente al Coliseo de Roma, Italia, en abril de 2017. (Reuters)

Desde hace más de tres décadas, Italia no ha padecido un atentado de calado. Tampoco ha sido -afortunadamente- golpeada por el más reciente terrorismo yihadista. El último atentado significativo ocurrió en 1985, cuando un comando de un grupo disidente palestino que dirigía Abú Nidal atacó el aeropuerto internacional de Fiumicino, en Roma, dejando un saldo de 16 muertos y 81 heridos.

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Desde entonces, salvo episodios menores, Italia se ha librado del zarpazo terrorista que ha provocado centenares de muertos en Europa. En las 102 acciones violentas ocurridas en suelo italiano entre 2000 y 2015 y registradas por el Global Terrorism Database, murieron tres personas, todas víctimas de grupos desconocidos o autóctonos. Por ello, en los últimos meses se han multiplicado los análisis de expertos y servicios de inteligencia para entender cuáles han sido las circunstancias que han librado a Italia de ser víctima de los recientes atentados perpetrados por fundamentalistas islámicos. Y, sobre todo, si este ejemplo le puede servir a otros.

El profesor Raffaele Marchetti, un analista especializado en Relaciones Internacionales y Terrorismo de la Universidad Luiss de Roma, considera que, aunque hay múltiples razones, dos destacan sobre las demás: “El hecho de que Italia no se haya involucrado en misiones militares significativas en Oriente Medio y que, a diferencia de otros países de la región, no posea un número alto de hijos de inmigrantes radicalizados”, explica a El Confidencial.

El pasado colonial

Roma mantiene en la actualidad tropas en 21 países, a través de una serie de misiones, de perfil medio y bajo, en países de mayoría musulmana, según datos del ministerio de Defensa (actualizados a 2016). Entre ellas, Irak y Kuwait (1.400 soldados), Líbano (1.100), Afganistán (950), Kosovo (550) y Libia (300). De estas, la más delicada es la última: Libia es una antigua colonia italiana, en la que además la petrolera ENI tiene una arraigada presencia. No obstante, a diferencia de países como Francia y Reino Unido, Italia no tiene un pasado colonial significativo, ni ha participado activamente en los más recientes bombardeos contra los distintos grupos armados extremistas que existen en Oriente Medio.

En cuanto a las segundas generaciones, según el Instituto de Estadísticas italiano (Istat), en Italia nacieron casi 971.000 niños de padres inmigrantes entre 1993 y 2014, una cifra que ha crecido con más fuerza en los últimos años (y que por tanto evidencia que se trata de una población aún muy joven). Y, siempre según una investigación de Istat, un 38% entre los adolescentes en esta situación dicen considerarse ‘italiano’, mientras que el 33% ha afirmado sentirse ‘extranjero’ y un 29% no se ha planteado la cuestión. Dicho esto, solo el 13,8% de los niños de padres extranjeros no tiene relaciones extraescolares con sus homólogos italianos.

“Podemos pensar que Italia ha sido afortunada [en no haber padecido atentados], pero también hay factores a tener en cuenta. El primero es que en las ciudades italianas no hay guetos en los que viven solo inmigrantes”, ha opinado al respecto Mario Calabresi, el director del diario italiano 'La Reppublica'. “La integración ha funcionado probablemente también gracias a la escuela pública. Aquí hay menos jóvenes de segunda y tercera generación que se buscan rebelarse a sus padres y son atraídos por el yihadismo”, ha añadido.

Un indicador, en este sentido, se halla en el número de los "foreign fighter" con pasaporte italiano fichados, los cuales son apenas “alrededor de un centenar de individuos”, una cifra inferior a la países como Reino Unido y Francia, según ha recalcado recientemente, entre otras fuentes, un estudio publicado por el International Centre for Counter-Terrorism de la Haya. Una circunstancia que influye también en las investigaciones, al tener a disposición la policía más agentes para cada caso sospechoso.

Contactos históricos

Otro factor -recalcan los observadores- es que, históricamente, una parte de la clase política y empresarial italiana se ha esforzado por mantener abiertos canales de comunicación con el mundo árabe, en particular Túnez, Algeria, Libia, Egipto, Líbano y Siria. Los hombres al frente de esta diplomacia han sido personajes de izquierdas, como en los 80 el difunto líder socialista Bettino Craxi y, más tarde, el antiguo primer ministro Massimo D’Alema. Pero también de derecha, como Silvio Berlusconi, quien mantuvo una fluida relación con el exdictador libio, Muamar Gadafi.

“Esto también ha contribuido a la creación durante años de bases de datos con información sobre estos países que se están usando actualmente”, explica Marchetti. Archivos de datos que, en base a los más recientes protocolos europeos -véase el Sistema de Información Schengen de segunda generación (SIS II)-, los policías italianos dicen usar regularmente, a pesar de que en el pasado se han creado reiterados cortocircuitos con otras unidades europeas.

“Existen equipos policiales en cada país europeo que se comunican a través de teléfonos especiales, habilitados las 24 horas. Es cierto que sólo 15 países se han adherido. España está entre ellos. Francia, no”, se quejaba el año pasado, en una conversación con esta periodista, Lamberto Giannini, el policía italiano que dirige la Oficina Antiterrorista de Italia.

Otro ejemplo reciente ha sido el caso de Youssef Zaghba, el joven italiano de origen marroquí, que ha sido identificado como uno de los responsables de los ataques de London Bridge y el mercado Borough de Londres. Según Roma, las autoridades italianas habían alertado Reino Unido sobre el personaje. “Tenemos la conciencia limpia”, dijo el jefe de la policía, Franco Gabrielli, refiriéndose a Zaghba, un joven que Scotland Yard calificó como “un sujeto que no había sido de interés de la policía y del MI5”.

placeholder La policía italiana detiene a un supuesto miembro de una organización inspirada por Al Qaeda. (Reuters)
La policía italiana detiene a un supuesto miembro de una organización inspirada por Al Qaeda. (Reuters)

El factor mafia

En este sentido, varios observadores apuntan a que la policía y los fiscales italianos han tenido la capacidad de enfrentarse al fenómeno también gracias a su añosa experiencia en la lucha contra las mafias. De hecho, en los 90, quien mataba era Cosa Nostra. El 23 de mayo de 1992, asesinó al fiscal antimafia Giovanni Falcone mientras viajaba en su automóvil hacia la ciudad de Palermo. Dos meses después, el 19 de julio de ese mismo año, le tocó al fiscal Paolo Borsellino.

Con este contexto como punto de partida, Italia ha extendido en los últimos años herramientas de la lucha contra la mafia al fenómeno terrorista, entre ellos el concepto del arrepentimiento, que tiene como núcleo la colaboración del "pentito" [arrepentido] para sacar a la luz aquella estructura criminal de la que previamente formó parte. Las personas sospechosas de ser yihadistas son animadas a cooperar con la policía, so pena de perder el permiso de estancia u otros incentivos, le dijo recientemente al diario 'The Guardian' Francesca Galli, una experta de la Universidad de Maastricht. A renglón seguido, una incógnita es cómo influye el hecho de que la Camorra napolitana y la Ndrangheta calabresa mantengan negocios con el extremismo islámico armado, según al menos dos investigaciones policiales en curso en Italia.

Dicho esto, Italia también ha aprobado legislaciones más específicas, como el decreto del 15 de abril de 2015, a través del cual endureció los castigos para los "foreign fighters" y facilitó las expulsiones y el monitoreo de las páginas web más sospechosas. “Cuando logramos probar que hay delito, los detenemos enseguida. Más aún, también estamos expulsando a individuos peligrosos cuando hay serios motivos de seguridad. Estas medidas las toma el ministro o el jefe nacional de la policía y se aplican, en casos extremos, también antes de que el delito se produzca”, explicaba Giannini.

Según datos del ministerio de Interior, desde entonces hasta finales del pasado junio, un total de 187 personas fueron expulsadas de Italia, de los cuales 55 en 2017. No obstante, según Marchetti, la clave no está en las expulsiones preventivas. “Eso lo hacen también otros países y no ha producido los resultados esperados”, observa este analista.

Quizá por ello Italia también ha mantenido un ojo en los Balcanes, en particular en Kosovo y Albania, países a las que ha enviado varias misiones. “La arraigada presencia de los extremistas implica riesgo reales para la seguridad y estabilidad de los Balcanes y de los países vecinos, entre ellos Italia”, se lee en el informe anual -presentado ante el Parlamento- de los Servicios Secretos encargados de la seguridad interna del país (AISI, por sus siglas en italiano).

Desde hace más de tres décadas, Italia no ha padecido un atentado de calado. Tampoco ha sido -afortunadamente- golpeada por el más reciente terrorismo yihadista. El último atentado significativo ocurrió en 1985, cuando un comando de un grupo disidente palestino que dirigía Abú Nidal atacó el aeropuerto internacional de Fiumicino, en Roma, dejando un saldo de 16 muertos y 81 heridos.

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