Francia pide a España que baje al ruedo de la lucha antiyihadista en Mali
Macron solicita que capitales europeas, como Berlín y Madrid, le ayuden en su intervención militar. La Fuerza Aérea española ya reabastece en vuelo a los “cazas” franceses en los cielos malienses
Si el presidente Donald Trump quiere que sus socios de la OTAN hagan un mayor esfuerzo en materia de defensa, su homólogo francés, Emmanuel Macron, aspira a que los aliados europeos de Francia arrimen más el hombro en una guerra contra el yihadismo en el Sahel que Francia emprendió en 2013 y que se le hace cuesta arriba.
En público Macron solo instó explícitamente a Alemania a prestarle más apoyo, pero con discreción hace ya más de un año –las demandas se han reiterado con motivo de la llegada al Eliseo del nuevo presidente- que París trata de que España se involucre más directamente en lucha contra los grupos terroristas que operan en el norte de Malí.
“Mi voluntad, en el marco de nuestros compromisos militares en África, es ir más lejos con Europa y con Alemania”, declaró Macron el 19 de mayo en Gao (norte de Malí), el país al que efectuó su segundo viaje al extranjero –el primero fue a Alemania- tras su elección como presidente. “Ellos pueden hacer más (…)”, aseguró.
Concretamente, el Estado Mayor de los Ejércitos francés ha mostrado su deseo de que España instale una base operativa de helicópteros en Gao que servirían para transportar a las tropas de la operación militar Barkhane en la que participan unos 4.000 soldados franceses, según fuentes diplomáticas. Situada en el norte de Malí, Gao es una ciudad azotada con frecuencia por el terrorismo. “Ir allí es bajar al ruedo de la lucha antiyihadista”, asevera un oficial del Ejército español.
París no ha formulado tal solicitud a nivel político sino solo a nivel técnico. No está seguro de la respuesta que obtendría. Conocedor de los deseos franceses, el anterior ministro de Defensa, Pedro Morenés, prefirió dejar la respuesta en manos de su sucesora, Dolores de Cospedal, pero esta lleva casi ocho meses en el cargo sin pronunciarse. Los titulares de Defensa y Exteriores de España recalcan, sin embargo, con frecuencia la importancia de contener la amenaza terrorista del Sahel, donde varios países están apuntalados por Francia, pero después les cuesta tomar iniciativas.
Desde que Cospedal accedió a esa cartera, la Fuerza Aérea española se ha involucrado algo más en la operación Barkhane. Además de transportar a tropas franceses y material en un aparato C-130 desde Dakar a Malí desde enero de 2013 -520.000 kilos de carga y más de 2.000 pasajeros en cuatro años- ha empezado en 2017 a proporcionar reabastecimiento en vuelo a los aviones franceses.
Fiel a su tradición de opacidad, Defensa no informó de este salto cualitativo en el respaldo a Francia que fue desvelado por un comunicado del Ministerio de Defensa francés y confirmado por un tweet del Estado Mayor español. En los cinco primeros meses de este año la Fuerza Aérea efectuó ocho misiones de esta índole reabasteciendo en los cielos de Malí a cazabombarderos y a un avión de inteligencia francés, según precisó el 1 de junio el Gobierno español en respuesta a una pregunta del senador de Bildu Jon Iñarritu. En total les suministró 70.151 litros de keroseno por un importe de 48.000 euros que París abonará o compensará mediante un servicio similar.
Defensa desestimó, en cambio, otra petición francesa consistente en embarcar helicópteros españoles en barcos de guerra franceses que participan en la operación Corymbe contra la piratería marítima en el Golfo de Guinea. También declinó que un general español fuera nombrado jefe de la MINUSMA, la fuerza de Naciones Unidas que contribuye a estabilizar Mali, según fuentes diplomáticas.
Es verdad que otro general español asumirá, en principio, en enero de 2018 el mando de la misión militar de la Unión Europea en ese país africano (EUTM –Mali) y otro hará lo mismo en julio en República Centro Africana. (EUTM-RCA).
El presupuesto español de defensa es escaso (0,91% del PIB), pero el Gobierno español compensa en parte esta carencia con una gran aportación a las misiones internacionales, desde Líbano hasta Turquía pasando por Irak, en las que están destinados 2.920 militares españoles. Aun así se le reprocha a veces con discreción en foros como la OTAN no participar en ninguna operación de riesgo excepto acaso en Afganistán donde mantiene solo una veintena de hombres.
Involucrarse más en Malí podría constituir una respuesta a estas críticas, pero solo Francia y, en menor medida la UE, se mostrarían agradecidas. Respaldar, por ejemplo, con presencia militar la próxima reconstrucción del norte de Irak, una vez expulsado el Estado Islámico de sus feudos, daría más réditos a España desde un punto de vista diplomático. El conflicto iraquí afecta, sin embargo, mucho menos a la seguridad de España que los que asolan el Sahel.
Por importante que pueda parecer el apoyo español a Francia en el Sahel es a día de hoy pequeño comparado con el de otros países como Alemania y EEUU. El presidente Donald Trump ha mantenido allí los compromisos adquiridos por su predecesor. Desde la base de Rota (Cádiz) despegan a diario tres aviones KC-130 estadounidenses dedicados exclusivamente al reabastecimiento de los cazas franceses en el espacio aéreo de Mali y Níger. El Pentágono opera además dos bases de drones en Níger (Niamey y Agadez) con los que suministra valiosa información a su aliado francés sobre la actividad de los grupos terroristas.
Trump si está fallando, por ahora, a Macron en su empeño de que Naciones Unidas avale, mediante una resolución, la creación de una fuerza conjunta de cinco países africanos (Mali, Chad, Níger, Mauritania y Burkina Faso) para combatir a los yihadistas con 5.000 soldados y 400 millones de euros anuales.
La Administración republicana está obviamente a favor de enfrentarse a los terroristas, pero considera que la aprobación de la fuerza por el Consejo de Seguridad llevaría aparejada una financiación de la ONU. Washington trata de reducir su contribución al presupuesto de Naciones Unidas para las operaciones de mantenimiento de la paz al que aporta el 28%.
Si el presidente Donald Trump quiere que sus socios de la OTAN hagan un mayor esfuerzo en materia de defensa, su homólogo francés, Emmanuel Macron, aspira a que los aliados europeos de Francia arrimen más el hombro en una guerra contra el yihadismo en el Sahel que Francia emprendió en 2013 y que se le hace cuesta arriba.
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