¿El último en abandonar el barco? En los desastres recientes, el capitán no cumple
La conducta del capitán del Sewol y de algunos miembros de la tripulación equivale a un acto de asesinato, ha dicho la presidenta de Corea del Sur
Cuando el HMS Birkenhead, un buque británico que transportaba tropas, comenzó a hundirse en la costa de Sudáfrica en 1852, el capitán y los oficiales que se encontraban a bordo permitieron que las mujeres y los niños ocuparan los botes salvavidas. Fue una acción heroica en la que el capitán y la mayor parte de los soldados permanecieron en el barco hasta el último momento. Murieron ahogados mientras el resto de los pasajeros intentaba alcanzar la costa. Siempre se consideró que su cortés acto de sacrificio personal había ayudado a fijar la norma de conducta en caso de tragedia en la mar.
Las décadas posteriores hasta la actualidad dejaron otras demostraciones de coraje de capitanes y tripulaciones que pensaron antes en sus pasajeros que en sus propias vidas. Quizás el más famoso sea el del capitán Edward J. Smith, que se hundió en las profundidades con el Titanic. Pero el valor del que hizo gala ha estado notablemente ausente en los dos mayores desastres marítimos de los últimos tiempos.
El capitán del Sewol se ha convertido en blanco de críticas furibundas. No sólo por sus dudas a la hora de evacuar el barco cuando empezó a escorarse. Abandonó su puesto tras decir a los pasajeros que se quedaran en sus asientos
Lee Joon-seok, el capitán del Sewol, el barco surcoreano que naufragó la semana pasada dejando 64 muertos y cientos de desaparecidos, se ha convertido en blanco de críticas furibundas. Y no sólo por sus dudas a la hora de evacuar la embarcación cuando empezó a escorarse o por la incapacidad de los tripulantes para desplegar los botes salvavidas. Lee Joon-seok abandonó su puesto tras decir a los pasajeros que se quedaran en sus asientos. Huyó cuando cientos de personas aún se encontraban a bordo.
Las acciones de Lee han provocado que se le compare con Francesco Schettino, quien estaba al mando del crucero Costa Concordia, el barco que chocó contra la costa italiana en 2012 dejando 32 muertos. Los testigos de aquella tragedia aseguraron que Schettino saltó a un bote salvavidas cuando cientos de pasajeros permanecían a bordo. Cuando tiempo después se encontró ante un tribunal, el capitán aseguró que se había caído al bote cuando el barco se escoró bruscamente.
Schettino, que niega haber cometido un delito, se enfrenta actualmente a cargos por homicidio culposo, causar un desastre marítimo y abandonar el navío con pasajeros a bordo. Su caso, sumado a la tragedia del Sewol, ha revivido la cuestión de las obligaciones de un capitán hacia sus pasajeros cuando un navío sufre un accidente.
¿Hundirse con el barco?
Los expertos sostienen que, al abandonar el Sewol después de que empezará a hundirse, Lee renegó de algunos de sus deberes más importantes. “La primera obligación de un capitán es la seguridad de su tripulación y los pasajeros. Debe permanecer a bordo de la embarcación hasta que todo el mundo haya sido evacuado con éxito. Otra razón por la que debe quedarse es por los derechos de salvamento”, señala el capitán James Staples, un asesor marítimo, a la cadena CNN.
No queremos que un capitán necesariamente se hunda con el barco, pero sí es responsable de la seguridad de todas las personas a bordo de él. Tiene que estar allí, hacerse cargo. Y este hombre no lo hizo. Fue uno de los primeros en abandonar el navío. Eso es, básicamente, intolerable
El Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS) hace responsable al capitán de la embarcación y de todas las personas a bordo, pero no estipula que deba permanecer en el barco a lo largo del accidente o naufragio. “No queremos que un capitán necesariamente se hunda con el barco, pero sí es responsable de la seguridad de todas las personas a bordo de él. Tiene que estar allí, hacerse cargo. Y este hombre (Lee Joon-seok) no lo hizo. Fue uno de los primeros en abandonar el navío. Eso es, básicamente, intolerable”, indica Cade Courtley, antiguo Navy SEAL y presidente y fundador de SEAL Survival, a la CNN.
Ciertos países, incluidos Italia y Corea del Sur, consideran un crimen marítimo el abandono de un barco. Al igual que Schettino, Lee se enfrenta a cargos criminales por su papel en el desastre, incluido abandonar su navío, negligencia en el cumplimiento del deber, causar daños físicos y no buscar la ayuda de otras embarcaciones. La presidenta de Corea del Sur, Park Geun Hye, afirmó este lunes que su huida del barco cuando este empezaba a zozobrar equivale a un “asesinato”.
“Por encima de todo, la conducta del capitán y algunos miembros de la tripulación es inexplicable desde el punto de vista del sentido común, y equivale a un acto de asesinato que no puede y no debe ser tolerado”, aseveró, antes de asegurar que todos los responsables harán frente a responsabilidades "civiles y criminales", independientemente del cargo que ocupen. “El capitán no cumplió con las órdenes de evacuación de pasajeros del servicio de tráfico marítimo (...) yescapó antes que otrostras decir a los pasajeros que se quedaran en sus asientos. Esto es algo imposible de imaginar desde el punto de vista legal o ético”. La mandataria también acusó al capitán, que permanece detenido junto a otros cuatro miembros de la tripulación, de dejar a un compañero que se encontraba en la veintena de años al frente del barco cuando atravesaba una zona conocida por sus fuertes corrientes.
“El ferri está en peligro. Se está inclinando”
La investigación se centra ahora en diversos aspectos relacionados con el ferri, incluyendo cómo fue importado de Japón a pesar de su antigüedad, cómo consiguió la aprobación del Gobierno para cambiar su estructura para incluir más espacio y cómo obtuvo su licencia. Mientras continúan las pesquisas, la transcripción del diálogo entre la tripulación y la torre de control puso ayer de manifiesto la confusión y los errores producidos en los momentos claves, como las dudas del capitán a la hora de evacuar el barco, la incapacidad de la tripulación para desplegar los botes salvavidas o la avería del sistema de megafonía, hechos que pudieron contribuir al gran coste humano del accidente.
“El ferri está en peligro. Se está inclinando”. Fue la primera emisión radiofónica desde la cabina del barco a la torre de control de su destino, la isla de Jeju, a las 08.55 horas del miércoles (23.55 GMT del martes), varios minutos después de escucharse un fuerte estruendo en la nave. Cinco minutos más tarde, la torre de control pidió a la tripulación del Sewol ponerse los chalecos salvavidas y evacuar a los pasajeros, pero “para la gente es difícil moverse”, contestó la cabina, supuestamente por el elevado grado de inclinación ya alcanzado.
'La conducta del capitán y algunos miembros de la tripulación es inexplicable desde el punto de vista del sentido común, y equivale a un acto de asesinato que no puede y no debe ser tolerado', ha dicho la presidenta de Corea del Sur
En los siguientes minutos las autoridades del barco pidieron constantemente que se aceleraran los servicios de rescate mientras el buque se escoraba cada vez más, hasta alcanzar una inclinación de 50 grados a las 09.17, según comunicaron por radio las autoridades del transbordador. Más tarde, a las 09.23, la torre de control recordó a la tripulación que solicitara a los pasajeros usar chalecos salvavidas, pero la respuesta fue “no se puede hacer el anuncio”. El sistema de megafonía había quedado inutilizado.
A pesar de las circunstancias extremas, el capitán siguió sin dar la orden de evacuación de los pasajeros al no obtener la confirmación de que estos iban a ser inmediatamente rescatados en caso de salir al exterior, según la transcripción. La máxima autoridad del buque, que el viernes prestó declaración tras su arresto, confesó que tenía miedo de que los pasajeros murieran arrastrados por el viento, las fuertes olas y las corrientes marinas en caso de evacuarlos antes de la llegada de los equipos de rescate. Sin embargo, su decisión provocó que la mayoría quedaran atrapados dentro del barco, lo que elevó la cifra de muertos y desaparecidos a más de 300.
De las 476 personas que viajaban en el Sewol –incluidos 325 estudiantes de 16 y 17 años–, sólo se pudieron salvar 179 vidas, 104 han sido confirmadas muertas y 200 siguen desaparecidas. Los buzos prosiguen sus labores para rescatar cuerpos del barco, mientras las posibilidades de hallar a alguien con vida son prácticamente nulas.
Cuando el HMS Birkenhead, un buque británico que transportaba tropas, comenzó a hundirse en la costa de Sudáfrica en 1852, el capitán y los oficiales que se encontraban a bordo permitieron que las mujeres y los niños ocuparan los botes salvavidas. Fue una acción heroica en la que el capitán y la mayor parte de los soldados permanecieron en el barco hasta el último momento. Murieron ahogados mientras el resto de los pasajeros intentaba alcanzar la costa. Siempre se consideró que su cortés acto de sacrificio personal había ayudado a fijar la norma de conducta en caso de tragedia en la mar.