Es noticia
No hay turistas españoles ni residentes en Filipinas entre las víctimas del tifón
  1. Mundo
LA TENSIÓN CRECE: LA AYUDA NO LLEGA

No hay turistas españoles ni residentes en Filipinas entre las víctimas del tifón

En medio de la desesperación y una tensión creciente por la falta de comida, organizaciones de todo el mundo emprenden una carrera para enviar ayuda

Foto: Un bebé evacuado de una zona devastada tras llegar con su familia a Manila en un avión militar (Reuters).
Un bebé evacuado de una zona devastada tras llegar con su familia a Manila en un avión militar (Reuters).

La embajada y el consulado español en Filipinas han confirmado que no hay residentes ni turistas españoles entre las víctimas del tifón 'Haiyan'. Las 16 personas con las que intentaban contactar desde que el supertifón devastó algunas zonas del paíshan sido localizadas.Mientras, una nueva tormenta frena la llegada de ayuda.En medio de la desesperación y una tensión creciente por la falta de comida y agua potable, organizaciones y estados de todo el mundo emprendieron ayer una carrera contrarreloj para enviar suministrosa las zonas de Filipinasmás afectadas.

Las provisiones llegaron ayer con cuentagotas a las provincias centrales de Samar, Leyte y el norte de Cebú, las más afectadas por el desastre natural. Aunque las agencias nacionales e internacionales han empezado a desplegarse en dichas áreas, las constantes lluvias dejaron en tierra varios vuelos con ayuda humanitaria y bloquearon carreteras, dificultando todavía más la distribución de suministros. Todo ello ha incrementado la miseria de los supervivientes y elevado su ansiedad.

Temo que la anarquía se adueñe de Tacloban”, señaló ayer una corresponsal de la CNN que se encontraba en la ciudad de vacaciones cuando llegó el tifón y ha sido evacuada a Manila. “Es como si fuera la supervivencia del más fuerte”.

Más de dos millones de personas necesitan alimentos de forma urgente, según cálculos del Gobierno filipino. De ellas, casi 300.000 son madres embarazadas o mujeres con niños recién nacidos

Yaqueda poco que saquear en las escasas tiendas y colegios que quedaron en pie en Tacloban, la zona cero de la catástrofe, al tiempo que las fuerzas de seguridad han desplegado 500 soldados y agentes para velar por la seguridad y evitar crímenes o actos de desesperación, según informa la agencia EFE.

El secretario del Interior, Mar Roxas, señaló quecuatro vehículos blindados Simba patrullan la urbe para evitar desórdenes. "Circulan por la ciudad para mostrar a la gente, sobre todo a los que tienen malas intenciones, que las autoridades han vuelto", indicó Roxas, quien agregó que han desplegado controles policiales para evitar que la muchedumbre asedie los camiones con ayuda. Los soldados se esfuerzan en controlar amuchos desesperados que tratan de asaltar las gasolineras, que reservan gran parte del combustible para los vehículos oficiales o de emergencia.

Prácticamente nada de la ayuda internacional ha llegado a Tacloban, donde los cadáveres se descomponen en las calles y las autoridades temen que se declare una epidemia. En la ciudad, apenas queda en pie un 30 % de los edificios, la mayoría en situación deplorable, y hay toneladas de desperdicios por las calles después de que el tifón arrasara la localidad, con ráfagas de hasta 300 kilómetros por hora.

Abusos de mujeres y niños

Mujeres y niños piden dinero en las calles, exponiéndose a sí mismos a abusos y explotación”. La advertencia la realizó ayer el Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR), y añadió que "la situación actual plantea riesgos graves para las personas más vulnerables. La falta de luz es una amenaza para la seguridad de las mujeres y los niños”.

Más de dos millones de personas necesitan alimentos de forma urgente, según cálculos del Gobierno filipino. De ellas, casi 300.000 son madres embarazadas o mujeres con niños recién nacidos. “Hay una escasez muy grave de comida, agua y refugio. La situación sobre el terreno es horrorosa”, denunció ayer el representante de UNICEF en el país, Tomoo Hozumi.

placeholder Aumentan los muertos y la desesperación entre los supervivientes del tifón

Las agencias humanitarias de la ONU pidieron ayer 301 millones de dólares para poder responder durante seis meses a la emergencia en Filipinas. Con ese dinero se espera prestar ayuda a 11,3 millones de personas, víctimas del tifón."Muchas zonas son inaccesibles. Todavía no sabemos la magnitud de la catástrofe y no tenemos cifras definitivas sobre el número de muertes. Llevará tiempo establecer el informe final", explicó el portavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Jens Laerke.

¿Culpa del cambio climático?

El presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim, afirmó ayer que la entidad está dispuesta a ayudar a Filipinasen la respuesta al tifón ‘Haiyan’, y confió en que el desastre sirva para acallar a quienes aún cuestionan el cambio climático."A lo que espero que nos ayude la tragedia en Filipinas es a alejarnos de discusiones tontas sobre la ciencia en su conjunto (porque si cuestionas el cambio climático vas en contra de la ciencia), a llegar a acuerdos y a hacer las inversiones necesarias", dijo Kim en un encuentro con periodistas en Washington.

No obstante, matizó que, aunque "no se puede conectar un único acontecimiento con el cambio climático", el problema es que la "frecuencia de estos acontecimientos está aumentando, y eso es justo lo que predijeron los científicos que estudian el fenómeno".

La embajada y el consulado español en Filipinas han confirmado que no hay residentes ni turistas españoles entre las víctimas del tifón 'Haiyan'. Las 16 personas con las que intentaban contactar desde que el supertifón devastó algunas zonas del paíshan sido localizadas.Mientras, una nueva tormenta frena la llegada de ayuda.En medio de la desesperación y una tensión creciente por la falta de comida y agua potable, organizaciones y estados de todo el mundo emprendieron ayer una carrera contrarreloj para enviar suministrosa las zonas de Filipinasmás afectadas.

Filipinas Niños ONU Banco Mundial
El redactor recomienda