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Los islamistas cantan victoria en el referéndum constitucional egipcio
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EL VICEPRESIDENTE DIMITE EN PLENAS VOTACIONES POR DESAVENENCIAS CON MORSI

Los islamistas cantan victoria en el referéndum constitucional egipcio

Apenas cinco horas tardaron en contar los votos en un país en el que todo funciona a un ritmo intermitente. Los Hermanos Musulmanes tenían ganas de

Foto: Los islamistas cantan victoria en el referéndum constitucional egipcio
Los islamistas cantan victoria en el referéndum constitucional egipcio

Apenas cinco horas tardaron en contar los votos en un país en el que todo funciona a un ritmo intermitente. Los Hermanos Musulmanes tenían ganas de cantar victoria y no demasiadas papeletas que comprobar. Según los datos que avanza el movimiento islamista, un 64% de los egipcios que han acudido a las urnas respalda el proyecto para aprobar la primera Constitución en democracia. La participación se quedó sólo en el 32%, lo que deja todavía muchas dudas sobre la mesa.

El voto en zonas rurales amplía la ventaja respecto a la primera ronda del referéndum. El "sí" se impuso este sábado por algo más de un 70%. En uno de los barrios más populares del distrito de Giza, Leila, una mujer vestida con el tradicional velo que cubre todo el cuerpo menos los ojos, aseguraba que había votado a favor de la Constitución para que “los Hermanos Musulmanes pongan en marcha el país”. El proceso, que se ha interpretado como un plebiscito sobre los islamistas, ha sido rechazado sólo en tres de las 27 provincias, entre ellas El Cairo, la gran urbe sobre la que se construye el país.

Los Hermanos Musulmanes han reiterado el mensaje que han trasmitido durante todo este tiempo, al entender que la aprobación de la Constitución supone un “paso hacia la construcción de la democracia”. Sin embargo, los resultados no parecen suficientes para eliminar las divisiones que se han venido incrementando desde que hace un mes el presidente Mohamed Morsi aprobara un controvertido decreto que blindaba al órgano encargado de redactar la nueva Carta Magna. Aunque los líderes opositores hicieran campaña finalmente por el "no", mantienen desde el principio que el proceso es ilegítimo.

Los resultados todavía deben ser refrendados por la Comisión Electoral, que además tiene sobre la mesa varias demandas presentadas por la oposición. En ambas rondas la escasez de jueces ha provocado denuncias de fraude en los colegios electorales. Este sábado en el barrio de clase media de Doki, un supervisor insistía en que todo marchaba “correctamente”, pese a negarse a mostrar su identificación. Las principales asociaciones de jueces se han negado a vigilar el referéndum, ya que consideran que las decisiones del presidente “vulneran la independencia judicial”. Desde distintos movimientos políticos mantienen que funcionarios han ocupado el puesto de magistrados en distintos centros de votación.

La escasa afluencia de votantes cuestiona también la legitimidad del proceso. Los sectores críticos insisten en que esta Constitución ha estado respaldada sólo por los islamistas y que, por tanto, no puede representar a todos los egipcios. Sólo diez millones de personas han votado por el "sí", una cifra considerablemente menor de la que obtuvo Morsi en la segunda ronda de las elecciones presidenciales. Teniendo en cuenta estas cifras, sólo una quinta parte de los egipcios llamados a las urnas han ratificado el proceso.

Turbulencias políticas

Unas pocas horas antes de que cerraran los colegios electorales, el vicepresidente, Mahmud Meki, anunciaba su dimisión. Sin aclarar demasiado los detalles, reconocía en un comunicado haberse dado cuenta de que la “naturaleza de la política no es compatible” con su condición de juez. Meki, quien durante la dictadura de Hosni Mubarak luchó por la independencia judicial desde dentro de la magistratura, expresó en público sus reservas hacia los decretos del presidente Morsi que blindaban sus poderes ante los tribunales. La nueva Constitución no recoge además la necesidad de nombrar a un vicepresidente.

Al abandono del número dos del Gobierno siguió un amago de dimisión del presidente del Banco Central, después desmentido por la televisión pública. También esta semana el fiscal general del Estado y el presidente de la Comisión Electoral renunciaron a sus cargos, aunque el presidente rechazó estas decisiones. Los movimientos sísmicos en el entorno de Morsi no parecen arreciar después de que hace semanas varios de sus asesores más cercanos también le dejaran en la estacada.

La aprobación de la Constitución otorga a los islamistas una victoria a corto plazo. Pero son tantas las grietas provocadas para llegar hasta aquí que ese triunfo amenaza con volverse envenenado. La oposición ha demostrado una mayor unión, aunque está por comprobar si la resurrección de la presión en las calles y la recién coalición creada ad hoc para combatir a los islamistas se plasma en mayores éxitos electorales. Los resultados del referéndum tampoco le permiten presumir demasiado. Las próximas elecciones legislativas, previstas en un plazo de dos meses, medirá de nuevo las fuerzas de ambos.  

Apenas cinco horas tardaron en contar los votos en un país en el que todo funciona a un ritmo intermitente. Los Hermanos Musulmanes tenían ganas de cantar victoria y no demasiadas papeletas que comprobar. Según los datos que avanza el movimiento islamista, un 64% de los egipcios que han acudido a las urnas respalda el proyecto para aprobar la primera Constitución en democracia. La participación se quedó sólo en el 32%, lo que deja todavía muchas dudas sobre la mesa.