Es noticia
La ofensiva israelí destruye el cuartel general de Hamás en Gaza
  1. Mundo
ISRAEL MOVILIZA A DECENAS DE RESERVISTAS MIENTRAS CONTINÚA EL INTERCAMBIO DE MISILES

La ofensiva israelí destruye el cuartel general de Hamás en Gaza

El calendario estaba muy apretado. El adelanto electoral en Israel había dejado apenas dos meses de margen entre los comicios estadounidenses y los israelíes. También el

Foto: La ofensiva israelí destruye el cuartel general de Hamás en Gaza
La ofensiva israelí destruye el cuartel general de Hamás en Gaza

El calendario estaba muy apretado. El adelanto electoral en Israel había dejado apenas dos meses de margen entre los comicios estadounidenses y los israelíes. También el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, había estudiado las fechas para presentar en medio de ambas citas su propuesta para obtener el reconocimiento como Estado observador en la Asamblea de las Naciones Unidas. La reelección de Barack Obama advertía a israelíes y palestinos de que la mediación estadounidense no variaría demasiado. Y entonces, el pasado miércoles Israel decidió iniciar una ofensiva para la que ha movilizado a 75.000 reservistas, preparados para una hipotética incursión terrestre.

A la espera de conocer si se produce o no el movimiento, lo que sí ha hecho ya Israel es bombardear, esta madrugada, la sede del primer ministro de Hamás en Gaza. Según ha informado la agencia palestina de noticias Maan, cuatro misiles han impactado contra el edificio, provocando un incendio de gran intensidad. Además, a primera hora de la mañana, las Fuerzas Armadas israelíes han emitido un comunicado para informar sobre el bombardeo de un total de 85 puntos de la Franja desde la medianoche, tal y como ha recogido el diario israelí The Jerusalem Post. Estos bombardeos han causado ya la muerte de casi 40 palestinos, mientras que tres israelíes han perdido la vida por el impacto de un cohete en una vivienda en Kyriat Malachi. Además, alrededor de 300 palestinos han resultado heridos en el marco de los enfrentamientos.

Esta nueva oleada de ataques llega tras varios días en los que la tensión había ido en aumento y que Tel Aviv dinamitó con una precisa acción, que acabó con la vida de Ahmed Yabari, el líder militar de Hamás, y dejó otra decena de muertos. La ofensiva contra la Franja de Gaza es la más dura desde diciembre de 2008, cuando el Ejército israelí lanzó la denominada Operación Plomo Fundido, en la que murieron cerca de 1.400 palestinos. También entonces Israel se encontraba en vísperas de unas elecciones legislativas, tras las que Benjamin Netanyahu fue nombrado primer ministro.

Desde entonces el Gobierno hebreo no ha cesado la construcción de asentamientos en los territorios palestinos y las negociaciones para hallar una solución al conflicto se encuentran encalladas. La ANP ha sido la encargada de representar a los palestinos en las conversaciones de paz, pero la falta de acuerdos han llevado al la organización a salirse de la lógica marcada por la mediación estadounidense. La propuesta dirigida a las Naciones Unidas cuenta con el rechazo de Israel y Estados Unidos, aunque ha conseguido aglutinar a más de un centenar de países que apoyan las reivindicaciones palestinas que le abrirían la puerta a su entrada en distintas instituciones internacionales.

Las relaciones entre la ANP –liderada por el movimiento más moderado Fatah- y Hamás también están congeladas desde que en 2006 éstos obtuvieran la mayoría en el Parlamento palestino, tras unas elecciones democráticas. Después de una serie de enfrentamientos armados con las milicias de Fatah, Hamás tomó el control de la franja de Gaza, que desde entonces se encuentra sometida a bloqueo por la comunidad internacional y separada por un abismo de Cisjordania, dominada por la ANP.

Hamás representa el ala más dura entre los líderes palestinos y contra ella dirigió Israel su ataque. Como era previsible, la respuesta desde Gaza se tradujo en el lanzamiento de varios centenares de misiles. Dos de ellos llegaron incluso a las inmediaciones de Tel Aviv, algo que no ocurría desde la Guerra del Golfo en 1991, y en las últimas horas por primera vez en las últimas cuatro décadas un cohete cayó en las inmediaciones de Jerusalén. Israel replicó también con más fuego aéreo, que deja de momento más de una veintena de muertos, entre ellos tres israelíes.

El Gobierno hebreo aprobó en un primer momento la incorporación de 30.000 reservistas, que después incrementó hasta esa cifra de 75.000.  Las especulaciones sobre una hipotética incursión terrestre cada vez son más fuertes, después de que Netanyahu se reuniera con los miembros de su Gabinete. “Esperamos que Hamás capte el mensaje”, aseguraba desafiante en inglés el primer ministro, Benjamin Netanyahu, poco después de comenzar la ofensiva. El líder de Hamás, Jaled Meshal, respondía desde Jartum que continuarán con la resistencia y advertía a Israel de que los Gobiernos vecinos ya no son los mismos de hace cuatro años.

Mediación egipcia

Desde el primer momento, el nuevo Ejecutivo egipcio trató de marcar distancias con el anterior Gobierno de Hosni Mubarak, quien fue acusado de mantener una postura demasiado permisiva con Israel debido a su colaboración con Estados Unidos. Horas después del asesinato del líder de Hamás, el presidente egipcio, Mohamed Morsi, decidió retirar a su embajador en Tel Aviv. Al día siguiente, el líder islamista consideró “inaceptable” el ataque israelí y envió a su primer ministro, Hisham Qandil, a la Franja de Gaza como muestra de “solidaridad hacia el pueblo palestino”.

Los líderes de Hamás llevaron a la delegación egipcia a un hospital, donde le mostraron varios cadáveres, entre ellos el de un niño. En una rueda de prensa posterior, Qandil, aseguró que la intención de Egipto “es lograr un alto el fuego duradero para sembrar la estabilidad y la tranquilidad en la región”. Ambas partes habían acordado mantener un cese de las hostilidades durante las tres horas que durara la visita, pero ni siquiera lograron cumplir con esa precaria tregua.

El Gobierno egipcio mantiene un difícil equilibrio, ya que no está dispuesto a deteriorar sus relaciones con Estados Unidos, en pleno proceso de recuperación económica, aunque no puede ocultar sus simpatías por esta facción palestina. Hamás nació hace un par de décadas como una ramificación internacional de los Hermanos Musulmanes, el movimiento que aupó a Mohamed Morsi a la presidencia.

El grupo palestino no es ni mucho menos un movimiento abigarrado. Según los expertos, posee más de 10.000 misiles, suministrados desde el exterior. Muchos de ellos han llegado recientemente desde Libia y, sin ir más lejos, uno de los cohetes que impactó en Tel Aviv tenía procedencia iraní. La estrategia de Hamás no es, sin embargo, asediar a Israel militarmente, sino resistir. Siguiendo el ejemplo de 2006, cuando los bombardeos de Israel sobre Líbano no consiguieron acabar con Hezbolá, la supervivencia de Hamás será interpretada como un triunfo, si además logra un claro respaldo de los países vecinos.

Las aspiraciones palestinas se ven de nuevo bañadas en sangre. Las expectativas de lograr avances en el terreno diplomático se diluyen una vez más. Netanyahu se presenta a las elecciones como un líder al que no le tiembla el pulso, Hamás busca la legitimidad en su desigual lucha, mientras la ANP se presenta como convidado de piedra a este nuevo conflicto. Israel no sólo demuestra su potencial, sino que distancia aún a las ya enfrentadas facciones palestinas. 

El calendario estaba muy apretado. El adelanto electoral en Israel había dejado apenas dos meses de margen entre los comicios estadounidenses y los israelíes. También el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, había estudiado las fechas para presentar en medio de ambas citas su propuesta para obtener el reconocimiento como Estado observador en la Asamblea de las Naciones Unidas. La reelección de Barack Obama advertía a israelíes y palestinos de que la mediación estadounidense no variaría demasiado. Y entonces, el pasado miércoles Israel decidió iniciar una ofensiva para la que ha movilizado a 75.000 reservistas, preparados para una hipotética incursión terrestre.