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La política, Gadafi y la bolsa echan al ‘legendario’ Alessandro Profumo de Unicredit
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CONVIRTIÓ EL BANCO ITALIANO EN UN GIGANTE EUROPEO

La política, Gadafi y la bolsa echan al ‘legendario’ Alessandro Profumo de Unicredit

La independencia se paga en Italia. Alessandro Profumo, consejero delegado de Unicredit Group, se vio ayer obligado a presentar su dimisión por las presiones de los

Foto: La política, Gadafi y la bolsa echan al ‘legendario’ Alessandro Profumo de Unicredit
La política, Gadafi y la bolsa echan al ‘legendario’ Alessandro Profumo de Unicredit

La independencia se paga en Italia. Alessandro Profumo, consejero delegado de Unicredit Group, se vio ayer obligado a presentar su dimisión por las presiones de los accionistas después de 15 años al frente del principal banco transalpino. Con la salida de Profumo, Unicredit pierde al hombre que convirtió a una entidad de provincias recién salida del proceso de privatización de los 90 en un gigante bancario europeo, con presencia en 22 países, 162.000 empleados y cerca de 10.000 oficinas. Durante tres lustros, este genovés de 53 años ha sabido abstraerse de las pegajosas presiones de la política italiana y colocar a su banco en la élite mundial. Lo ha hecho dirigiéndolo según la lógica del mercado y no con el terruñismo que le exigían algunos de los principales accionistas, lo que a la postre le ha costado en parte su salida.

 

El fin de la carrera de Profumo en Unicredit llevaba macerándose desde hace meses. Poco antes del verano, el presidente de la entidad, Dieter Rampl, ya lamentó públicamente la llegada de un nuevo socio capitalista extranjero, el fondo de Abu Dhabi Aabar, que se hizo con el 4,9% de las acciones. No era ni el primer ni el último desembarco árabe en la joya de la corona del mundo financiero italiano: antes y después se produjo el llamado “asalto libio”. Fruto de sus buenas relaciones con Silvio Berlusconi, el dictador Muamar el Gadafi  ha ido aumentando su participación en Unicredit hasta llegar al 7,5%. Las adquisiciones las ha hecho a través de la Banca Central y de la Lybian Investment Authority, entidades que se proclaman independientes pero en realidad sometidas al régimen de Trípoli.

La libertad de mercado que Profumo ha disfrutado en Europa para realizar sus compras se ha vuelto en contra de los accionistas tradicionales de Unicredit, quienes al no poder impedir “la invasión árabe” han exigido al menos la cabeza de quien las ha consentido. El alcalde de Verona, donde tiene su sede una de las fundaciones que componen el núcleo duro del accionariado del banco, expresaba ayer a las claras cuál era el malestar de los socios capitalistas del norte de Italia. “Lo que ha pasado en Unicredit es como si te encontraras cada día a un extraño en casa porque el portero le ha dejado pasar. Había que impedir que los libios superasen el 5%. Gadafi es un socio que podría no seguir los intereses de Verona o de la región del Véneto”, declaró ayer Flavio Tosi

Al aumento de accionistas no deseados se unen otros dos elementos que explican la caída de Profumo. El primero es su empecinamiento por mantener a Unicredit alejada de los dos partidos hoy más poderosos de Italia: el Pueblo de la Libertad, la formación de Berlusconi, y la Liga Norte. Aunque de puertas afuera ambas agrupaciones se vanaglorian de la internacionalidad del grupo bancario, en realidad suspiran por tenerla bajo su control. Su paradigma soñado bien podría ser la estructura de poder de cualquier caja de ahorros española. El hasta ayer consejero delegado era su máximo escollo: Profumo aprovechó la privatización y crecimiento de Unicredit para convertirla en una institución moderna y ajena a la política. Esta independencia es casi una entelequia en un país tan politizado como Italia.

Debacle en bolsa

La causa última de la dimisión de ayer hay que buscarla en las sacudidas que la crisis ha provocado en Unicredit. Hace dos años era el segundo grupo bancario por capitalización de Europa, por detrás de HSBC. Hoy sus acciones han perdido más de dos terceras partes de su valor, pasando desde los 6,5  a menos de 1,90 euros. Los dividendos también se han visto mermados: si en 2007 fueron de 26 céntimos por acción el año pasado se quedaron en 3  céntimos. A esta disminución los accionistas principales sumaron las dos costosas ampliaciones de capital a las que han tenido que hacer frente.

Con la salida de Profumo, Unicredit e Italia pierden a un gestor de primer nivel que ahora podrá por fin dedicarse a la docencia, su verdadera vocación. Para él la carrera bancaria sólo ha sido la continuación de una  solución profesional de urgencia que tomó cuando, con 20 años, dejó embarazada a la que entonces era su novia y hoy sigue siendo su mujer.

La independencia se paga en Italia. Alessandro Profumo, consejero delegado de Unicredit Group, se vio ayer obligado a presentar su dimisión por las presiones de los accionistas después de 15 años al frente del principal banco transalpino. Con la salida de Profumo, Unicredit pierde al hombre que convirtió a una entidad de provincias recién salida del proceso de privatización de los 90 en un gigante bancario europeo, con presencia en 22 países, 162.000 empleados y cerca de 10.000 oficinas. Durante tres lustros, este genovés de 53 años ha sabido abstraerse de las pegajosas presiones de la política italiana y colocar a su banco en la élite mundial. Lo ha hecho dirigiéndolo según la lógica del mercado y no con el terruñismo que le exigían algunos de los principales accionistas, lo que a la postre le ha costado en parte su salida.