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El aumento de la esperanza de vida ‘obliga’ a Italia a recortar las pensiones de jubilación
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EL NUEVO MODELO LAS REDUCIRÁ EN 80 EUROS MENSUALES

El aumento de la esperanza de vida ‘obliga’ a Italia a recortar las pensiones de jubilación

Al común de los mortales el aumento de la esperanza de vida le parece algo estupendo. Pese al temor que provoca los achaques de la vejez,

Foto: El aumento de la esperanza de vida ‘obliga’ a Italia a recortar las pensiones de jubilación
El aumento de la esperanza de vida ‘obliga’ a Italia a recortar las pensiones de jubilación

Al común de los mortales el aumento de la esperanza de vida le parece algo estupendo. Pese al temor que provoca los achaques de la vejez, la mayoría desea abandonar lo más tarde posible este mundo. Sin embargo, el empeño por aferrarse a la vida, favorecido por las continuas mejoras sanitarias, provoca no pocos problemas al Estado, obligado a hacer frente a un volumen cada vez mayor de pensión.

 

En Italia, el país con la población más envejecida de Europa, los responsables de cuadrar las cuentas de las prestaciones por jubilación llevan años dándole vueltas a los problemas que genera al fisco el empeño de los ciudadanos en morirse cada vez más tarde. Al final han llegado a una conclusión simple pero contundente para los bolsillos de los trabajadores: si vivimos más años y, por tanto, percibimos durante más tiempo la pensión, ésta debería reducirse para que el Estado siga desembolsando lo mismo. Afortunadamente, los tecnócratas italianos no tienen en cuenta todavía que morir más tarde también aumenta el gasto médico y, de momento, no se les ha ocurrido una fórmula para cobrárselo a los jubilados.

Tras quince años de estudios, trámites legislativos y escasa explicación a los ciudadanos, el proyecto para introducir una suerte de tasa por el aumento de la esperanza de vida se convertirá en realidad el próximo 1 de enero de 2010. A partir de entonces, se introducirá una nueva variante al coeficiente con que se obtiene el porcentaje de su sueldo que le corresponde a un trabajador que se retira: el mayor número de años que, de media, vivirá durante su tiempo de jubilado. La actualización se realizará cada tres años por lo que, si como se espera, la esperanza de vida sigue aumentando, las pensiones irán paulatinamente reduciéndose.

Según la proyección realizada por el diario La Repubblica, un empleado que se jubile en 2020 recibiría con el modelo anterior alrededor del 62% de su sueldo. Con el sistema nuevo tendría que conformarse con el 58%. Esos cuatro puntos de diferencia no son baladí: suponen 80 euros menos al mes tomando como base un sueldo de 2.000 euros. La situación aún es menos halagüeña para los que hoy tienen en torno a los 30 años y, en teoría, se jubilarán alrededor de 2045. Si la esperanza de vida continúa aumentando, las reducciones trienales irían cercenando puntos al porcentaje de sueldo que recibiríamos como pensión hasta dejarlo en torno al 52%. Tomando otra vez un sueldo de 2.000 euros como ejemplo, supondría 200 euros menos al mes de lo que cobraríamos con el sistema actual.

La disminución de las prestaciones por jubilación es sólo una de las armas con que cuenta el Estado para lograr que las cuentas encajen. La otra es aún más impopular: aumentar la edad mínima para poder retirarse del mercado laboral con derecho a pensión. También este terreno lo está explorando Italia. Hasta ahora las empleadas de la Administración Pública podían dejar su trabajo a partir de los 60 años, pero el Gobierno de Silvio Berlusconi pretende que tengan que esperar a los 65 para disfrutar de la pensión, como ocurre con los hombres. Se estudian medidas en la misma línea dirigidas a los trabajadores del sector privado y a los autónomos.

El sombrío panorama invita a una reflexión: ¿merece la pena seguir soñando con convertirnos todos en centenarios?

Al común de los mortales el aumento de la esperanza de vida le parece algo estupendo. Pese al temor que provoca los achaques de la vejez, la mayoría desea abandonar lo más tarde posible este mundo. Sin embargo, el empeño por aferrarse a la vida, favorecido por las continuas mejoras sanitarias, provoca no pocos problemas al Estado, obligado a hacer frente a un volumen cada vez mayor de pensión.

Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP)