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El sindicalista que materializó un sueño
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El sindicalista que materializó un sueño

Decía Shackleton que el optimismo es el verdadero valor moral. Hombre pragmático hasta la médula, el legendario explorador logró sobrevivir durante veinte meses atrapado en

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El sindicalista que materializó un sueño

Decía Shackleton que el optimismo es el verdadero valor moral. Hombre pragmático hasta la médula, el legendario explorador logró sobrevivir durante veinte meses atrapado en los hielos del océano Austral. Gracias a su liderazgo, la disciplina y una esperanza que rayaba la locura, sir Ernest consiguió el milagro: ni un solo miembro de su tripulación sucumbió en las condiciones extremas de la Antártida. Cuando, a finales del otoño antártico, informó a sus hombres de que atravesaría el Paso de Drake para buscar ayuda embarcado en un pequeño bote de 6,7 metros de eslora pocos le creyeron capaz. Sin embargo, alcanzó la isla San Pedro. Después, rescató al resto de su expedición.

 

Hace meses, cuando Luiz Ignacio Lula da Silva vaticinaba una rápida recuperación económica para Brasil, su proverbial optimismo parecía tan infundado como el de Shackleton. La crisis financiera mundial había acabado con un millón de puestos de trabajo entre noviembre de 2008 y enero de 2009. Pero el país no solo ha conseguido salir indemne de la recesión, sino que ha vuelto a la senda del crecimiento antes de lo esperado. Durante el primer semestre, en plena crisis global, Brasil ha creado 680.000 puestos de trabajo fijo. La Bolsa de Sao Paulo cotiza a niveles altos y el Banco Central ha reabierto la línea de crédito para empresas y particulares. Se calcula que el próximo año el aumento del PIB podría llegar a un 5%.

¿Cómo ha obrado Lula el milagro? “Es un hombre pragmático. Su pragmatismo marca su evolución y el rumbo de su partido. Brasil está donde está en parte gracias a Lula pero, también, gracias a un largo proceso de acumulación. Ha dado una continuidad a las políticas de (Fernando Enrique) Cardoso -el líder socialdemócrata que recuperó la estabilidad monetaria y acabó con la inflación que ahogaba a los pobres-. Sin Cardoso su gestión sería inexplicable”, opina Carlos Malamud, Investigador Principal para América Latina del Real Instituto Elcano.

Lula ha aplicado con notable éxito esta formula en todos los campos. En cuanto llegó al poder, colocó al frente del Banco de Brasil a Enrique Meirelles, un hombre del equipo del anterior presidente que continúa al frente del organismo. Para gobernar, tuvo que establecer alianzas con los partidos más derechistas y corruptos del país, como el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), con aquellos a los que en público denomina “trogloditas de la derecha”. “Hay que reconocerle un gran olfato político. Tuvo el gran mérito de huir de la política del cambio radical y apoyarse en lo que ya había. Un gran actor internacional no se construye en ocho años”, afirma Malamud.

Vocación de poder

 

El hombre que proclamó la llegada de una “nueva era” cuando ganó las presidenciales en 2003, que ha robado a Madrid el sueño de los Juegos, ha terminado convirtiéndose en un referente para la izquierda y toda Latinoamérica. Criado en una humilde familia de labradores, dirigida por un padre que “era un pozo de ignorancia”, Lula se inició en el sindicalismo en 1966 después de que su hermano, Frei Chico, fuese detenido y torturado por los militares por sus vínculos con el Partido Comunista Brasileño.

 

A partir de ese momento su ascenso fue meteórico. Elegido en 1978 presidente del sindicato metalúrgico, lideró varias huelgas que aceleraron el final de la dictadura hasta lanzar, en 1980, junto a otros sindicalistas, académicos e intelectuales, el manifiesto que fundaba el Partido dos Trabalhadores. Fue entonces, tras consolidarse el PT como fuerza política, cuando demostró su tenacidad, su condición de político de raza. Sufrió tres derrotas en los comicios presidenciales en las que, no obstante, abrió paso a lo que se convirtió en un giro histórico para el país.   

 

“Bajo esa visión de hombre humilde hay una vocación de poder muy fuerte. En la campaña que ganó tuvo concesiones al centro, un mensaje de concordia, de tranquilidad hacia el sector financiero y, además, nombró a un vicepresidente claramente de derechas”, señala Malamud.

    

Decía Shackleton que el optimismo es el verdadero valor moral. Hombre pragmático hasta la médula, el legendario explorador logró sobrevivir durante veinte meses atrapado en los hielos del océano Austral. Gracias a su liderazgo, la disciplina y una esperanza que rayaba la locura, sir Ernest consiguió el milagro: ni un solo miembro de su tripulación sucumbió en las condiciones extremas de la Antártida. Cuando, a finales del otoño antártico, informó a sus hombres de que atravesaría el Paso de Drake para buscar ayuda embarcado en un pequeño bote de 6,7 metros de eslora pocos le creyeron capaz. Sin embargo, alcanzó la isla San Pedro. Después, rescató al resto de su expedición.