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Italia inventa el impuesto sobre la lluvia
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Italia inventa el impuesto sobre la lluvia

Sólo en Italia se podía crear algo así: un impuesto sobre la lluvia. En la provincia de Rávena, los gobernantes han decidido que no es justo

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Italia inventa el impuesto sobre la lluvia

Sólo en Italia se podía crear algo así: un impuesto sobre la lluvia. En la provincia de Rávena, los gobernantes han decidido que no es justo que el alcantarillado municipal se haga cargo del agua que descargan las nubes sin que los ciudadanos paguen directamente por ello. Para poner fin a este derroche, el ente que gestiona la red hídrica de la provincia ha creado una nueva tasa sobre las llamadas “aguas blancas o meteóricas”. Será del 3% de la tarifa que cada usuario paga por el agua doméstica.

Sorprendentemente, el nuevo impuesto no sólo afectará al año en curso, también tendrá un efecto retroactivo que llega hasta 2005. Por cada doce meses, la empresa de aguas espera recaudar algo más de un millón de euros. Así, con la invención de la tasa sobre la lluvia, los gobernantes de Rávena ingresarán en las arcas públicas más de cuatro millones de euros, una envidiable cantidad en estos tiempos en los que el descalabro inmobiliario también ha menguado los ingresos de los municipios italianos.

Las principales agrupaciones de consumidores y los ciudadanos de Rávena han protestado por la nueva imposición. Lo mismo ha hecho la oposición de centro derecha, cuyo líder, Álvaro Ancisi, ha presentado una queja ante el comité de vigilancia de recursos hídricos del Ministerio de Medio Ambiente. Su reclamación ha sido escuchada y el comité ha escrito una carta al ente de gestión de aguas provincial de Rávena indicándole que la ley estatal excluye la tasación de las aguas de lluvia.

El apoyo del Ministerio que dirige Stefania Prestigiacomo, una de las cuatro escuderas de Silvio Berlusconi en el Gobierno, ha dado alas a Ancisi y a los que protestan por el excesivo afán recaudador de los gobernantes de la provincia. Según denuncia en la prensa local el líder opositor, el impuesto no es más que un nuevo método para “exprimir” los bolsillos de los ciudadanos, que “pueden renunciar a todo menos al agua. Se han inventado una forma más de ordeñar a la vaca”. Por su parte, el alcalde de Rávena, Fabrizio Matteucci, ha dividido su defensa en dos fases: primer diciendo que en toda Italia se pagaba una tasa por el agua de lluvia y luego descartando que en su municipio existiese tal impuesto.

Hacer negocios con los contrabandistas de lluvia

Los promotores de la polémica decisión de gravar las precipitaciones han recibido el inesperado apoyo de Livio Zanichelli, la máxima autoridad ambiental de la región de Emilia Romaña, a la que pertenece la provincia de Rávena. Según explicó al diario La Repubblica, el coste de la gestión de las aguas de lluvia “debe ser incluido dentro de la tarifa de los servicios hídricos”. Respecto a la ilegalidad que afirma el Ministerio, Zanichelli admite que es cierta, aunque añade que “hay una ley regional sobre esta materia” que dice justamente lo contrario. En su opinión, hacer ver a los ciudadanos directamente cuánto cuesta hacerse cargo del agua que descargan las nubes es “más correcto y justo” que acudir a la “fiscalidad general”. Con este impuesto “paga más quien más consume, como las fábricas o las grandes empresas. Para las casas la incidencia es muy poca. Además, decir que es una tasa sobre la lluvia es lo mismo que llamar ‘impuesto sobre el polvo’ al coste de la limpieza de las calles”.

Más allá de los detractores y los partidarios de la medida, los habitantes de Rávena no tienen más que aceptar la nueva tasa y seguir los consejos del cáustico e influyente humorista Beppe Grillo, que les ha recomendado que ahora que deben pagar por el agua de las nubes, tendrán que “hacer negocios con los contrabandistas de lluvia”.

Sólo en Italia se podía crear algo así: un impuesto sobre la lluvia. En la provincia de Rávena, los gobernantes han decidido que no es justo que el alcantarillado municipal se haga cargo del agua que descargan las nubes sin que los ciudadanos paguen directamente por ello. Para poner fin a este derroche, el ente que gestiona la red hídrica de la provincia ha creado una nueva tasa sobre las llamadas “aguas blancas o meteóricas”. Será del 3% de la tarifa que cada usuario paga por el agua doméstica.