"La verdad es que estábamos aquí en Celtiberia ensimismados, enmudecidos con la reyerta a cielo abierto del Partido Popular, hasta que ha prorrumpido una guerra de las de verdad, o sea, con tanques, misiles, muertos, refugiados y consecuencias económicas imprevisibles, independientemente de que Vladimir Putin lo haya definido, el conflicto, como una operación militar especial, cuando no en los términos de una misión pacifista frente al genocidio que por lo visto ejerce Ucrania.

Y no puede decirse que el conflicto sea una sorpresa. El despliegue inicial de 150.000 soldados, el reconocimiento de las repúblicas del Donbás y la parodia con que el propio zar pidió permiso al Parlamento para intervenir literalmente fuera de las fronteras demostraban que Putin, el maestro de la propaganda, iba radiando su estrategia en directo.
 
Y también en diferido, pues ha venido a conocerse que el mensaje a la nación con que anunciaba el inicio de la operación bélica lo había grabado tres días antes, rodeado, por cierto, de teléfonos analógicos…".