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Diez casos increíbles, y reales, que muestran la resistencia del parabrisas laminado
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Antes se astillaban en pedazos al romperse

Diez casos increíbles, y reales, que muestran la resistencia del parabrisas laminado

Cumple ahora un siglo el parabrisas laminado, uno de los elementos de seguridad del coche que más vidas salvan, pues evita la entrada en el habitáculo de los más diversos y peligrosos objetos. Algunos, sorprendentes

Foto: La resistencia se mide con pruebas con bolas de plástico y acero.
La resistencia se mide con pruebas con bolas de plástico y acero.

Aunque las funciones que cumple un parabrisas son muchas, su principal misión es proteger a los ocupantes del vehículo del viento, el polvo, las piedras o cualquier otro objeto que pueda salir despedido de otro vehículo. Los primeros coches no gozaban de este elemento, y sus conductores se veían obligados a utilizar gafas para protegerse de todos estos factores. A principios del siglo XX aparecen los primeros parabrisas, que ya protegen del polvo y otros materiales que podían llegar disparados desde otros vehículos, siedo Ford la primera que empezó a ofrecerlo opcionalmente para el modelo T en el año 1908, mientras que otra marca estadounidense, Oldsmobile, lo incorporó de serie en todos sus coches desde 1915. Sin embargo, todas las ventajas que aportaban estos parabrisas de primera generación pronto empezaron a verse empañadas por los terribles inconvenientes a los que estaban sujetos. Cuando los cristales se rompían en accidentes, lo hacían en mil pedazos, produciendo lesiones de gravedad por los fragmentos que impactaban contra los ocupantes del vehículo, o cuando estos golpeaban el parabrisas o, incluso, salían despedidos del vehículo tras el impacto.

placeholder El cristal laminado fue inventado por Ford a comienzos de los años 20 del siglo pasado.
El cristal laminado fue inventado por Ford a comienzos de los años 20 del siglo pasado.

Para paliar el problema, a principios de los años 20 Ford introdujo el parabrisas laminado, uno de los elementos de seguridad del automóvil, junto con el cinturón de seguridad, que más vidas ha salvado, y que ahora cumple por tanto nada menos que un siglo. La idea es tan eficaz como simple, pues consiste en introducir una capa de un material flexible entre las dos capas de vidrio, haciendo que el cristal ya no se astille en mil pedazos, y provocando que sea también más resistente y capaz de mantener a los pasajeros dentro del coche en caso de colisión. El primer parabrisas laminado de serie lo montó un Rickenbacker en 1926.

placeholder Cuenta con un material flexible entre dos capas de vidrio, haciéndolo más resistente.
Cuenta con un material flexible entre dos capas de vidrio, haciéndolo más resistente.

En la actualidad, los parabrisas son tremendamente resistentes y pueden soportar enormes presiones, como las que recibe cuando el airbag del acompañante se despliega apoyándose sobre él, cuando ayuda a soportar el techo del vehículo en caso de vuelco o cuando el viento incide sobre el mismo circulando por autopista a gran velocidad. En cuanto a resistencia frente a los impactos, se han realizado decenas de estudios al respecto, y todo depende de una gran variedad de factores, desde la forma, la composición y el peso del objeto que impacta, hasta la velocidad o el ángulo de incidencia del mismo, pasando por la forma y curvatura del propio parabrisas o la temperatura a la que se encuentre. El estándar internacional ISO 3537 detalla, entre otras cosas, las pruebas de resistencia a las que se somete un parabrisas, ensayos mecánicos que suelen consistir en el lanzamiento de una bola de plástico de 227 gramos y otra de acero, con una incidencia determinada y a una velocidad equivalente a la obtenida por la caída libre, para medir los daños en el cristal y comprobar si el objeto penetraría en el habitáculo del vehículo o no.

Pero en los cien años de historia del parabrisas laminado, las historias en torno a este cristal delantero son casi infinitas, y muchas de ellas demuestran la resistencia de este elemento de seguridad que ha protegido a miles de conductores. Carglass, compañía líder en España en la reparación y sustitucion de lunas, acaba de realizar su particular clasificación con algunos de los casos más llamativos y curiosos, a modo de homenaje al parabrisas laminado por su centenario.

Diez casos increíbles, pero reales

Tortugas ‘voladoras’ contra el parabrisas. Aunque en España no sea común, en Estados Unidos es relativamente frecuente que una tortuga acabe impactando contra el parabrisas de un vehículo. El motivo de este sorprendente acontecimiento es que salen escupidas a mucha velocidad por los neumáticos de un coche o un camión cuando son atropelladas. A pesar de la masa y de la dureza del reptil, y de la violencia del impacto, los parabrisas suelen aguantar sin permitir que la tortuga entre en el habitáculo.

Lava incandescente. El programa televisivo El Hormiguero, de Antena 3, comprobó la increíble resistencia de un parabrisas con un espectacular experimento que simulaba lo que sucedería si nos sorprendiera una erupción volcánica dentro del coche. Para ello, vertieron aluminio a 660 ºC, que es la temperatura a la que se vuelve líquido, sobre un parabrisas cuyo cristal acabó resquebrajándose, pero aguantó el metal incandescente sin permitir que penetrase al vehículo.

Una bicicleta caída de un coche. Sucedió en Escocia, cuando una bici que iba sobre un coche se soltó de sus anclajes para precipitarse e impactar brutalmente contra otro automóvil. El parabrisas soportó el impacto y el conductor únicamente sufrió heridas leves.

Una pala. Una pala abandonada sobre el asfalto salta a toda velocidad desde las ruedas del vehículo precedente e impacta con dureza en el parabrisas del automóvil que lo sigue, pero afortunadamente sin lograr entrar al habitáculo. Aunque no sea algo que ocurra todos los días, aquí tenemos dos ejemplos, uno en Canadá y otro en Estados Unidos, y en ninguno de ellos sufrieron lesión alguna las respectivas conductoras.

Neumáticos. El parabrisas delantero de este vehículo de policía de Pennsylvania soporta el fortísimo impacto de una rueda que llega contra él a toda velocidad.

Hielo. La nieve y los trozos de hielo depositados sobre los vehículos pueden desprenderse repentinamente mientras circulamos, impactando en los coches que vienen por detrás. Pero en otras ocasiones el hielo puede caer desde una señal o pnel informativo de la autovía, por ejemplo, causando grandes daños al vehículo que pase por debajo en ese momento.

Unos alicates. 30 centímetros de alicates incrustándose a toda velocidad en el cristal delantero de un coche que circulaba por el estado de Nueva York, un susto que podemos calificar como monumental. Pero en este caso el parabrisas soportó también el impacto y evitó posibles lesiones a los ocupantes.

Un pavo salvaje. Insectos y aves son los animales que más suelen chocar contra los parabrisas de los vehículos. Del segundo grupo, Carglass ha destacado en su impactante ranking el caso de un pavo de más de 13 kilos de peso que, aunque llegó a atravesar parcialmente el parabrisas, no penetró por completo en el vehículo.

Buitres. Y para demostrar que las aves son de los animales que más impactan contra los cristales de los coches, el noveno ejemplo destacado tiene como protagonistas a los buitres, lentos a la hora de moverse y despegar por su peso y tremenda envergadura. Si a esto le sumamos que pueden acercarse a las carreteras para devorar algún animal muerto que haya sobre el asfalto, el drama parece asegurado. De ahí que sean posiblemente las rapaces que más veces se ven involucradas en este tipo de incidentes.

Y también un cisne… En Cork, Irlanda, un cisne se estrelló contra el parabrisas de un vehículo que, por fortuna, aguantó bien el tremendo impacto, de manera que la conductora acabó con el lógico susto, pero completamente ilesa.

Visto lo visto, está claro por qué es uno de los elementos de seguridad más salvadores introducido en los vehículos a lo largo de la historia. Bastaría con imaginar cómo se habrían desarrollado estos mismos diez casos con la mera protección de unas gafas o de unos cristales menos resistentes.

Aunque las funciones que cumple un parabrisas son muchas, su principal misión es proteger a los ocupantes del vehículo del viento, el polvo, las piedras o cualquier otro objeto que pueda salir despedido de otro vehículo. Los primeros coches no gozaban de este elemento, y sus conductores se veían obligados a utilizar gafas para protegerse de todos estos factores. A principios del siglo XX aparecen los primeros parabrisas, que ya protegen del polvo y otros materiales que podían llegar disparados desde otros vehículos, siedo Ford la primera que empezó a ofrecerlo opcionalmente para el modelo T en el año 1908, mientras que otra marca estadounidense, Oldsmobile, lo incorporó de serie en todos sus coches desde 1915. Sin embargo, todas las ventajas que aportaban estos parabrisas de primera generación pronto empezaron a verse empañadas por los terribles inconvenientes a los que estaban sujetos. Cuando los cristales se rompían en accidentes, lo hacían en mil pedazos, produciendo lesiones de gravedad por los fragmentos que impactaban contra los ocupantes del vehículo, o cuando estos golpeaban el parabrisas o, incluso, salían despedidos del vehículo tras el impacto.

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