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La crisis energética de Europa amenaza con rememorar la crisis del euro
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Acciones coordinadas en la lucha

La crisis energética de Europa amenaza con rememorar la crisis del euro

Los líderes de la Unión Europea se apresuran a acordar un plan de acción colectiva para los precios de la energía, pero una decisión apresurada podría volver a tener consecuencias imprevistas

Foto: Central de gas. (EC Diseño)
Central de gas. (EC Diseño)
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Históricamente, las grandes reformas de la Unión Europea se han producido en respuesta a una crisis, y todo apunta a que este invierno llegará el momento para la política energética. Sin embargo, como ocurrió con la crisis del euro hace una década, un compromiso político rápido podría dejar el trabajo a medias.

Los ministros de Energía de la UE se reunieron de urgencia el viernes para acordar formas de calmar la tormenta que sacude los mercados energéticos europeos, causada por la escasez de gas, los cortes nucleares y la sequía. Los ministros pidieron a la Comisión Europea en Bruselas que elaborara una serie de medidas de emergencia para la próxima semana.

Foto: La torre empresarial Lakhta Centre, sede de la corporación energética rusa Gazprom. (EFE/EPA/Anatoly Maltsev)

El precio de referencia del gas natural licuado (GNL), el principal combustible de la región, ha bajado este mes en respuesta a las propuestas de acción coordinada, pero sigue siendo casi cuatro veces superior al de hace un año y ocho veces superior al equivalente estadounidense. Esta evolución, junto con su impacto en los precios de la electricidad, está llevando a las empresas a cerrar la producción y a los ciudadanos a protestar en la calle.

Los políticos de los distintos países siguen discrepando sobre la mejor manera de abordar este problema. Aunque la presión debería ayudar a alcanzar algún tipo de acuerdo, también aumenta el riesgo de cometer errores.

En mayo, la UE propuso planes para reducir su dependencia del combustible ruso, pero tardarán unos años en cumplirse. Hay que hacer algo ahora para reducir los precios de la electricidad y mejorar la seguridad del suministro.

Foto: Estación de compresión de gas en Polonia. (Reuters/Kacper Pempel)

El miércoles, Bruselas definió su objetivo principal: reducir los picos de demanda de energía, limitar el precio al por mayor de las fuentes de energía de bajo coste marginal y del gas ruso, crear un impuesto sobre las ganancias inesperadas de los productores de petróleo y gas, y ofrecer a las empresas energéticas garantías estatales para ayudar a cumplir los márgenes de las operaciones de energía. El pasado viernes, los ministros de Energía expresaron su apoyo al plan en términos generales, pero sin los detalles que en los mercados energéticos suelen marcar la diferencia.

La limitación del precio del gas sigue siendo muy polémica. El debate se centra en si hay que limitar solo el gas ruso, todo el gas de los gasoductos o todas las importaciones, incluido el GNL, de productores más lejanos, como los Estados Unidos. Algunos países de la UE quieren ir aún más lejos y reformar inmediatamente la estructura de los mercados de la energía para cortar el vínculo entre los precios del gas y la electricidad.

Es probable que la reforma del mercado eléctrico sea necesaria a largo plazo, pero embarcarse en una tarea tan compleja para solucionar la crisis de este invierno es arriesgado. La respuesta de la UE a la crisis de la eurozona hace más de una década, con la que no se logró alcanzar una verdadera unión bancaria, asienta un precedente incómodo.

Foto: Ursula Von der Leyen. (Reuters/Fabian Bimmer)

Mientras tanto, el último plan energético del Reino Unido pone de manifiesto el riesgo de que las soluciones políticamente más fáciles tengan consecuencias imprevistas. La nueva primera ministra británica se ha apresurado a aprobar un límite en las facturas de electricidad de los hogares y las empresas, mientras que las medidas para reducir el consumo brillan por su ausencia. Esto podría ser un descuido costoso: sin una señal sobre los precios, los usuarios tendrán pocos incentivos para reducir la demanda, lo que provocará una espiral de costes y aumentará las posibilidades de llegar a una situación de escasez.

Sin embargo, según el 'think tank' Bruegel, alcanzar un acuerdo energético en el ámbito de la UE es de "importancia existencial" para el bloque. El instituto calcula que los gobiernos de la UE ya han gastado más de 230.000 millones de euros, equivalentes a 232.000 millones de dólares, en una serie de medidas locales destinadas a reducir los precios de la energía, como topes de precios y recortes fiscales. Un documento publicado esta semana sostiene que una acción coordinada para reforzar los mercados eléctricos relativamente interconectados de Europa sería más barata que las medidas nacionales, y también mejoraría la seguridad energética general y evitaría retrasar la descarbonización.

Sin embargo, la acción en el ámbito de la UE requiere que los líderes nacionales confíen en sus vecinos y hagan algunas cosas que, aunque sean buenas para el bloque en general, podrían ser poco populares en casa, como mantener abiertas las centrales nucleares de Alemania o bombear más gas desde Groningen, en los Países Bajos. Es posible que haya que apagar las luces antes de que los líderes europeos alcancen el nivel de crisis absoluta necesario para realizar cambios radicales, y desarrollar una buena política a largo plazo durante un apagón será difícil.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

Históricamente, las grandes reformas de la Unión Europea se han producido en respuesta a una crisis, y todo apunta a que este invierno llegará el momento para la política energética. Sin embargo, como ocurrió con la crisis del euro hace una década, un compromiso político rápido podría dejar el trabajo a medias.

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