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Repsol, Shell, Total... Horizonte verde y decisiones difíciles para las petroleras europeas
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el repunte del petróleo no basta

Repsol, Shell, Total... Horizonte verde y decisiones difíciles para las petroleras europeas

Las presiones financieras se han relajado, pero las compañías tienen pocas opciones estratégicas al observar un futuro con menos emisiones de carbono

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La recuperación de los precios del petróleo durante el año pasado ha relajado las presiones financieras sobre las grandes productoras de 'oro negro', pero no las estratégicas. Siguen buscando cómo ajustar sus carteras a un futuro con menos emisiones de carbono.

El acuerdo de la empresa saudí Aramco para vender el 49% de su negocio de oleoductos a una sociedad mercantil liderada por EEUU, anunciado a finales de la semana pasada, señala hacia una dirección: las petroleras pueden vender activos convencionales. Las petroleras medianas europeas Repsol y Eni están debatiendo si perseguir OPV minoritarias incluyendo sus negocios de energía verde, lo que señala hacia otro camino.

Las multinacionales petroleras europeas, BP, Shell y Total Energies, planean gastar de forma individual miles de millones de dólares al año para crear negocios energéticos con menos emisiones de carbono. Pero la energía verde seguirá siendo una pequeña parte de sus operaciones masivas durante años, generando poco más de una décima parte de los ingresos en 2030, calcula Kim Fustier, analista petrolera en HSBC.

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El lento cambio del negro al verde ha espantado a algunos inversores petroleros tradicionales, y no ha conseguido atraer inversores ESG, que se centran en criterios ambientales, sociales y de gobernanza. Las empresas de servicios europeas se han enfrentado a un reto similar a la hora de cambiar el carbón por renovables: solo se veían como “parte de la solución” cuando cerca de una cuarta parte de sus ingresos procedía de la energía renovable, declara Fustier. Para las grandes petroleras, faltan varios años para que vean un ‘mix’ de cartera aceptable, lo que las deja atrapadas en tierra de nadie.

Una solución podría ser crear identidades corporativas separadas. Los activos energéticos verdes cotizan con una prima respecto a los de las grandes petroleras tradicionales. Repsol y Eni están debatiendo si captar algo de ese ‘greenium’, que reduciría su coste del capital, vendiendo participaciones minoritarias en negocios minoristas y renovables catalogados recientemente este año o el que viene.

Las empresas de servicios europeas crearon ‘spinouts’ similares en los dos mil, aunque muchas fueron fusionadas de nuevo con la matriz pocos años después. Una excepción es la empresa de servicios portuguesa EDP, cuya participación altamente valorada en su filial renovable EDPR ahora representa casi dos tercios del propio valor de mercado de su matriz.

Pero esta no es una opción muy atractiva para las grandes petroleras. Con el barril de crudo en cerca de 60 dólares actualmente, Shell, Total Energies y BP están generando mucho efectivo. También pueden acceder a una financiación competitiva de proyectos de energías renovables. Reducir el coste del capital es menos urgente para ellos que para los actores más pequeños.

Y las ‘spinouts’ renovables presentan un gran inconveniente: dejan a la sociedad matriz sin su propia historia verde que contar. En Europa, los inversores tradicionales ven los planes de transición de las petroleras casi como una “licencia para operar” actualmente, según Jon Rigby, analista petrolero en UBS.

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Una información detallada de proyectos con bajas emisiones de carbono puede demostrar el progreso gradual de las petroleras en la industria de la energía limpia. Puede que incluso los activos verdes les permitan exprimir sus negocios tradicionales durante mucho tiempo: las renovables reducen la intensidad de las emisiones —gases de efecto invernadero emitidos como porcentaje del total de la energía generada—, lo que permite una disminución más lenta de la lucrativa producción petrolera mientras sigue habiendo avances.

Al igual que Aramco, es más probable que las multinacionales petroleras exploten el potencial de la venta oportunista de activos, incluidos intereses minoritarios. La propiedad conjunta es algo común en la industria petrolera. Vender participaciones en activos tradicionales genera efectivo y reduce riesgos. También puede consolidar beneficios de proyectos renovables a medida que se desarrollan. La empresa petrolera estatal noruega Equinor ganó 1.500 millones de dólares con la venta de participaciones en tres proyectos eólicos marítimos.

BP y Shell no tienen una respuesta fácil para la transición energética. Puede que los activos verdes alcancen un precio elevado entre los inversores bursátiles, pero son incluso más valiosos para las grandes petroleras que quieren mantener su posición en las próximas décadas.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

La recuperación de los precios del petróleo durante el año pasado ha relajado las presiones financieras sobre las grandes productoras de 'oro negro', pero no las estratégicas. Siguen buscando cómo ajustar sus carteras a un futuro con menos emisiones de carbono.

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