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Prohibir la exportación de material médico podría ser perjudicial y alargar la pandemia
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Prohibir la exportación de material médico podría ser perjudicial y alargar la pandemia

Los Estados Unidos invocaron la semana pasada una ley de la era de la Guerra de Corea y ordenaron a 3M que detuviera las exportaciones de sus mascarillas y respiradores

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A medida que el nuevo coronavirus se ha extendido por todo el mundo, los gobiernos han restringido el comercio de los suministros médicos vitales necesarios para combatirlo.

Los Estados Unidos invocaron la semana pasada una ley de la era de la Guerra de Corea y ordenaron a 3M que detuviera las exportaciones de sus mascarillas a Canadá y América Latina y priorizara las ventas al Gobierno federal. Mientras tanto, funcionarios alemanes afirmaron que un cargamento de máscaras faciales encargadas a un fabricante estadounidense y destinadas a Alemania fue incautado en el aeropuerto de Bangkok y desviado a los EEUU.

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Estos son los últimos ejemplos de una tendencia que está deshaciendo décadas de avances en la globalización. Y algunos economistas y ejecutivos dicen que con ella corremos el riesgo de debilitar los esfuerzos para detener la propagación del virus.

placeholder Donald Trump, hablando ante la prensa sobre las medidas para el Covid-19. (Reuters)
Donald Trump, hablando ante la prensa sobre las medidas para el Covid-19. (Reuters)

Desde principios de año, han proliferado las restricciones a las exportaciones de medicamentos, productos químicos, máscaras faciales, respiradores y otros equipos vitales para detener el patógeno, ya que el número de casos en todo el mundo ha aumentado vertiginosamente.

Más de 1,08 millones de personas en al menos 181 países han sido infectadas y más de 58.000 muertes han sido relacionadas con el virus, según datos recopilados por la Universidad Johns Hopkins.

Para los gobiernos que tratan desesperadamente de impedir la propagación del virus dentro de sus fronteras, bloquear las exportaciones de los materiales contra el patógeno de fabricación nacional significa acaparar más recursos para mantener a sus propios ciudadanos sanos. Hay quien teme que si los compradores extranjeros se quedan lo que hay disponible, esto acabará llevando a la escasez de esos materiales y a un aumento de los precios domésticos.

Pero algunos economistas consideran que ese razonamiento es miope y puede resultar contraproducente. Las restricciones a las exportaciones pueden disuadir a los fabricantes de invertir en nueva capacidad para satisfacer el aumento de la demanda, lo que acaba exacerbando la propia restricción de la oferta que los gobiernos desean evitar. Los países a los que se les niega el material pueden tomar represalias y aplicar sus propias restricciones. Y retener suministros esenciales con destino a países pobres mal equipados para luchar contra el contagio no solo pone en peligro vidas sino que da al virus la oportunidad de sobrevivir el tiempo suficiente para regresar y volver a causar estragos.

"De lo que estamos hablando aquí es del coste humano de una mala política comercial", comenta Simon Evenett, profesor de comercio internacional y desarrollo económico de la Universidad de St. Gallen, en Suiza.

Solo en marzo, los gobiernos de todo el mundo introdujeron 70 nuevos frenos a las exportaciones y casi a diario se están imponiendo otros nuevos, apunta Evenett, que dirige Global Trade Alert, un proyecto académico que desde 2009 estudia la evolución de la política comercial en el mundo.

Desde que el virus apareció por primera vez en China a finales del año pasado, se han impuesto más de 80. Cuarenta países tienen ya prohibidas las exportaciones de algunos medicamentos, ingredientes farmacéuticos o equipo médico, entre ellos India, Turquía, Rusia, el Reino Unido y Arabia Saudí.

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En otros lugares, los controles de exportación se han hecho más estrictos. La Unión Europea, Corea del Sur e Indonesia no han llegado a imponer prohibiciones categóricas pero, no obstante, han endurecido los controles de las exportaciones, estableciendo límites al volumen de determinados productos que pueden exportarse o exigiendo a los exportadores que soliciten nuevas autorizaciones para vender sus productos en el extranjero.

La Comisión Europea, el Ejecutivo de la Unión Europea, respaldó la posición de los Veintisiete que permitía el movimiento interno de estos materiales dentro de las fronteras del bloque, pero que requería una autorización especial de las capitales para exportar a países terceros. La medida se tomó después de que los políticos italianos criticaran las restricciones alemanas y francesas que, según ellos, dificultaban a Italia la obtención de los equipos que necesitaba.

China no ha prohibido oficialmente las exportaciones, pero en enero y febrero absorbió tantos recursos para su propia respuesta a la pandemia que los envíos al extranjero se redujeron. Desde entonces, ha ampliado las exportaciones a Europa y a otras regiones duramente afectadas.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (EFE)

Algunos fabricantes apoyan los esfuerzos del Gobierno para asegurar un suministro interno saludable. "Creo que es la decisión correcta", dice Nik Kotecha, director ejecutivo de Morningside Pharmaceuticals, una empresa farmacéutica con sede en Loughborough (Reino Unido), acerca de la decisión del Gobierno británico de restringir la exportación de 80 medicamentos. Al anunciar la medida el 20 de marzo, el ministro de Salud, James Bethel, dijo que la prohibición de enviar al extranjero medicamentos importados al Reino Unido era esencial para proteger a los pacientes.

"Si un producto es necesario en este mercado, debemos mantenerlo en este mercado antes de buscar oportunidades de exportación", afirma Kotecha. La prohibición afecta solo a un puñado de productos que Morningside fabrica o envía desde el propio extranjero como mayorista, lo que afectará ligeramente a las ventas, dice, pero debería aliviar la preocupación de los pacientes y los médicos sobre una posible escasez.

Otros, sin embargo, apuntan que las restricciones a la exportación corren el riesgo de dificultar la producción del material que los gobiernos necesitan para combatir el coronavirus. Hamilton Medical AG, un fabricante de respiradores con sede en Suiza, experimentó pequeños problemas a principios de este año para abastecerse de componentes en Rumanía, por culpa de las restricciones a la exportación, afirma el director ejecutivo, Jens Hallek, aunque añade que el problema ya se ha resuelto.

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"Si todos los países hacen esto, entonces nadie recibirá ningún respirador. Nosotros y otros productores de respiradores dependemos de las importaciones de otros países", advierte Hallek en un correo electrónico.

Los economistas apuntan que las prohibiciones a la exportación plantean también otros problemas. Chad Bown, investigador principal especializado en política comercial del Instituto Peterson de Economía Internacional, un centro de estudios con sede en Washington, asegura que esas restricciones corren el riesgo de causar problemas a aquellos países pobres que no tienen fábricas para fabricar medicamentos y equipos, y que dependen totalmente de las importaciones para luchar contra el coronavirus. "Impide que los países pobres se ocupen del problema cuando aparece en sus costas", explica.

Existen evidencias que sugieren que las restricciones a las exportaciones, al restringir la oferta mundial de suministros médicos en un momento de creciente demanda, también podrían encarecer los productos. Un documento de 2014 elaborado por investigadores del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial concluyó que la política comercial proteccionista entre 2008 y 2011, cuando la economía mundial se estaba tambaleando por la crisis financiera, contribuyó a empujar los precios de los alimentos un 80% por encima de la media de los 12 años anteriores.

Foto: El Empire State iluminado de rojo en honor a las fuerzas sanitarias. (Reuters)

Un puñado de países, entre ellos Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Singapur, están luchando contra esta tendencia a restringir las exportaciones, comprometiéndose en su lugar a mantener abiertas las cadenas de suministro y a eliminar cualquier restricción existente al comercio de bienes esenciales, incluidos los suministros médicos.

En una declaración de la semana pasada, el G-20, el grupo de 20 grandes economías, se comprometió a colaborar para facilitar el comercio internacional de suministros médicos. Pero los dirigentes no llegaron a comprometerse a acabar con las prohibiciones de exportación. En su lugar, prometieron que "las medidas de emergencia destinadas a proteger la salud serán selectivas, proporcionadas, transparentes y temporales".

Esta posición ha frustrado a quienes intentan coordinar una respuesta global al coronavirus. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, ha pedido a los gobiernos que suavicen las restricciones a la exportación y distribución de suministros médicos, y que no las aumenten. "Es una cuestión de solidaridad", afirmó, y añadió que para acabar con esta crisis hace falta un esfuerzo global.

A medida que el nuevo coronavirus se ha extendido por todo el mundo, los gobiernos han restringido el comercio de los suministros médicos vitales necesarios para combatirlo.

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