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El mercado margina a los bancos griegos: exige un 19% para darles financiación
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un coste de financiación inasumible

El mercado margina a los bancos griegos: exige un 19% para darles financiación

Ni Bruselas, ni Alemania, ni la troika, ni los mercados, ni Syriza… Grecia está en manos del mercado, porque de el depende la supervivencia de sus finanzas.

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Ni Bruselas, ni Alemania, ni la troika, ni Syriza… Grecia está en manos del mercado, porque de este depende la supervivencia de su sistema financiero. Y es que el futuro del país pasa porque el flujo de crédito hacia la economía no colapse (se produzca un credit cruch) y para ello los bancos helenos precisan de liquidez. Sin embargo, en la última semana el coste de financiación en los mercados se ha disparado hasta niveles inasumibles, mientras los depositantes ponen su dinero a buen recaudo debajo del colchón.

Se pensaba que la victoria de Syriza estaba más que descontada por los inversores. Prueba de esta sensación generalizada fue el comportamiento de la Bolsa de Atenas al día siguiente de los comicios, el lunes, día en que acabó subiendo un 5%. No obstante, una vez que Alexis Tsipras se ha sentado en el sillón de la presidencia tras formar Gobierno y, más aún, con la elección como jefe de las finanzas del país de Yanis Varoufakis, un economista marxista que lleva años exigiendo el fin de la austeridad impuesta por los rescates financieros, se acabó la paz.

Entre el martes y el miércoles, el desplome de los bancos en bolsa corrió en paralelo a la fuga masiva de depósitos. En esos días se llegaron a ver en las pantallas caídas de hasta el 20% entre las principales entidades del país. No en vano, el mercado teme que el Gobierno imponga un corralito como se hizo en Argentina para frenar la salida de dinero de las entidades. Mientras que en diciembre se retiraron 3.000 millones de euros, en enero han salido más de 11.000 millones de euros y la tendencia se mantiene.

Así, en sólo dos meses, la banca helena ha perdido el 8,5% de sus fondos y estos se encuentran por debajo de los 151.000 millones de euros, es decir, por debajo del nivel en el que se encontraban en los peores momentos de la crisis financiera cuando toda la Eurozona corría serio riesgo de saltar por los aires en 2012.

Incluso más delicado que el desplome de las acciones de los bancos y la fuerte subida del precio de los seguros frente al impago (CDS por sus siglas en inglés), tanto de la deuda soberana como la de los propios bancos, es el abruto repunte experimentado por los costes de financiación. En otras palabras, la ventana de liquidez de los bancos griegos se ha cerrado de un portazo.

Según los precios que se manejan en el mercado secundario, si los bancos helenos tuvieran que emitir ahora bonos con vencimiento a dos años tendrían que pagar una rentabilidad que rondaría el 19%, cuando hace sólo unas semanas el coste se encontraba el 3% y mientras que países como España se están financiando en el mercado entorno al 0,7%-1%.

Ante este panorama, los bancos helenos han pasado a depender, aún más, de la liquidez del BCE a través del ELA (Emergency Liquidity Assistance), que no es sino la última oportunidad de un banco europeo en apuros cuando los mecanismos formales, como por ejemplo los LTROs, son insuficientes.

De hecho, antes de las elecciones del pasado 25 de enero, los bancos ya se vieron obligar a incrementar sus peticiones de liquidez al BCE hasta los 56.000 millones de euros en diciembre, frente a los 44.850 millones del mes anterior, para hacer frente a la salida de depósitos.

Pero esta financiación también es cara y la cantidad solicitada podría aumentar aún más ahora en febrero que vence el plazo de la asistencia financiera a Grecia EFSF (European Financial Stability Facility). Si Syriza no consigue una prórroga del programa, a los bancos griegos no les va a quedar más remedio que tirar del ELA, cuyo coste es alrededor de un 2% superior.

La dependencia de los cuatro grandes prestamistas del país –Banco Nacional de Grecia, Piraeus Bank, Alpha Bank y Eurobank Ergasias- del BCE es tal que el economista Paul Krugman ha asegurado en su blog que los europeos pueden utilizar el ELA como medio para sacar a Grecia de la Eurozona si corta el grifo a sus bancos en el caso de que Grecia se niegue a pagar el rescate.

Ni Bruselas, ni Alemania, ni la troika, ni Syriza… Grecia está en manos del mercado, porque de este depende la supervivencia de su sistema financiero. Y es que el futuro del país pasa porque el flujo de crédito hacia la economía no colapse (se produzca un credit cruch) y para ello los bancos helenos precisan de liquidez. Sin embargo, en la última semana el coste de financiación en los mercados se ha disparado hasta niveles inasumibles, mientras los depositantes ponen su dinero a buen recaudo debajo del colchón.

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