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Clemente, Pallete, Florentino y la patriótica oportunidad de los 'data centers'
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Clemente, Pallete, Florentino y la patriótica oportunidad de los 'data centers'

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

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El despido fulminante de Sam Altman al frente de OpenAI, la compañía que ha desarrollado ChatGPT, cortó el pasado viernes la respiración a todo Silicon Valley. Nadie se esperaba esta decisión y, cuatro días después, sigue especulándose sobre cuáles han podido ser los motivos. Aunque no es la primera vez, ni será la última, que se produce una crisis de este tipo al frente de una gran compañía, esta ocasión es diferente por lo incipiente y desconocida que es la inteligencia artificial, la gasolina perfecta para encender todo tipo de fuegos.

A la espera de conocer las razones del incendio desatado en OpenAI, su relevancia e interés son clara muestra del punto de inflexión que está llamada a marcar esta tecnología en un futuro aún desconocido, pero mucho más próximo de lo que algunos pueden imaginar. Al menos, esta es la tesis que sostienen gigantes del capital riesgo (Blackstone), las infraestructuras (ACS) o el inmobiliario (Merlin Properties) para defender que es el momento de tomar posiciones y estar listos para el ataque. Y eso, en este negocio, se llama levantar capital para poder anticiparse a la eclosión que está por llegar.

Steve Schwarzman, presidente y fundador de Blackstone, hace años que apostó por hacer millonarias donaciones a Oxford y al MIT (Massachusetts Institute of Techonology) para crear centros dedicados al estudio de la inteligencia artificial. Y ahora es cuando ha pasado a la acción, con un plan dirigido a invertir 8.000 millones de dólares en construir los nuevos centros de datos que se necesitarán para la disrupción que promete esta "megatendencia de las megatendencias", según la define el gigante del capital riesgo.

En España, la socimi Merlin Properties ha sido pionera en apostar por los centros de datos y tiene ya operativos los desarrollados en Madrid, Barcelona y Álava, previa inversión de 250 millones de euros. Sin embargo, todo esto apenas es la punta del iceberg. Hasta ahora, la industria de los centros de datos ha ido creciendo al calor de la demanda de las empresas tecnológicas. Lo que está por venir es un disparado incremento de las necesidades por la disrupción de la inteligencia artificial.

Foto: El presidente de ACS, Florentino Pérez (d) y el consejero delegado, Juan Santamaría

De ahí que Ismael Clemente, el consejero delegado de la socimi, haya llevado al consejo de administración de Merlin la propuesta de buscar un socio que aporte 1.000 millones de euros, vía ampliación de capital, con exclusión del derecho de suscripción preferente, para liderar el desarrollo de los 2.000 megavatios que, según sus cálculos, van a necesitarse más pronto que tarde en España si no quiere perder la ola de la inteligencia artificial generativa.

Para poner esta cifra en contexto, hace menos de dos años apenas había 100 MW en centros de datos nuestro país y, actualmente, en toda España hay en ideados o en construcción proyectos con una capacidad acumulada conjunta de 700 MW. Definitivamente, está todo por hacerse y el momento es ahora, por la mayor necesidad de kilovatios por metro cuadrado que va a requerir la inteligencia artificial.

ACS es otro gigante del Ibex 35 que ha decidido jugar la partida de los centros de datos en nuestro país, tras sumar numerosas credenciales fuera de nuestras fronteras. La compañía controlada por Florentino Pérez llevaba tiempo buscando cerrar una operación dentro de la piel de toro y lo consiguió la semana pasada, con la compra de un solar en Alcalá de Henares a Arcano, una operación asesorada por Colliers, donde la clave del éxito, o gran parte de ella, radica en detectar el suelo y la solución técnica viable que garantice el suministro.

Foto: Captura de la emisión de la junta de accionistas de Telefónica.

Hasta ahora, en los centros de datos para compañías tecnológicas tradicionales, han sido críticos el cableado y la latencia (los tiempos de respuesta), lo que explica la proximidad a las grandes urbes. Pero, con la irrupción de la inteligencia artificial, se espera que haya una deslocalización hacia zonas hasta ahora menos intuitivas y que las diferentes administraciones jugarán también sus cartas para dar apoyo a quienes lleven a sus localidades esta industria y el empleo que la acompaña, como ya se ha visto con el campus de centros de datos que ha anunciado Microsoft en Zaragoza y que promete crear 2.100 puestos de trabajo.

En esta patriótica oportunidad que abre la inteligencia artificial para intentar desarrollar una industria que, a diferencia del metaverso, sí va a formar parte de nuestra vida diaria mucho antes de lo que pensamos, Telefónica y el fondo Asterion han decidido jugar también sus cartas y han empezado a moverse en el mercado para la venta o puesta en valor de Nabiax, la sociedad conjunta que crearon hace cuatro años, cuando la operadora presidida por José María Álvarez-Pallete vendió al fondo capitaneado por Jesús Olmos una cartera de 11 centros de datos, a la que después ha ido sumando más.

Esta operación ha coincidido en el mercado con los primeros sondeos entre potenciales inversores de Merlin Properties, dos caras de una misma moneda, ya que mientras Nabiax es una cartera operativa, una fase más madura del negocio, la propuesta de la socimi contempla todo el desarrollo del proyecto, desde la identificación y compra del suelo hasta la promoción, alquiler y puesta en funcionamiento de los centros, momento a partir del cual su vocación es quedarse explotándolos, como hace con las oficinas o los centros logísticos.

Estrategias diferentes que, en cualquier caso, buscan aprovechar la oportunidad de convertir España en un polo de atracción de inversiones para desarrollar centros de datos capaces de atender toda la demanda que va a traer consigo la inteligencia artificial generativa.

El despido fulminante de Sam Altman al frente de OpenAI, la compañía que ha desarrollado ChatGPT, cortó el pasado viernes la respiración a todo Silicon Valley. Nadie se esperaba esta decisión y, cuatro días después, sigue especulándose sobre cuáles han podido ser los motivos. Aunque no es la primera vez, ni será la última, que se produce una crisis de este tipo al frente de una gran compañía, esta ocasión es diferente por lo incipiente y desconocida que es la inteligencia artificial, la gasolina perfecta para encender todo tipo de fuegos.

Ismael Clemente José María Álvarez Pallete Florentino Pérez
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