Celos, poder y despidos: así se ha roto Egon Zehnder en España

El próximo 1 de julio, Egon Zehnder estrenará nuevo jefe para España y Portugal. Luis Gustavo Giolo llega de la oficina de Brasil con un reto por delante: recomponer un equipo que saltó por los aires hace dos semanas, aunque llevaba roto tres años, dividido en dos bloques, fruto de unas relaciones tóxicas cruzadas entre Luis Carvajal, la cabeza visible en nuestro país del head hunter de origen suizo, y Luis Baon, socio responsable de private equity, el vertical de negocio más importante por volumen de facturación.

El punto de inflexión tuvo lugar el pasado 15 de junio. Como en las películas, una carta de despido y el bloqueo para recoger sus enseres personales puso fin a la guerra civil existente y consumó la derrota de Baon y de Leticia Llordén, también socia (sector financiero) y a la sazón, no es un dato baladí, su mujer. La meteórica carrera de la ejecutiva, que se incorporó en 2015 procedente de Goldman Sachs y logró su nombramiento como partner en 2021, siendo la primera mujer en 50 años de historia de Egon Zehnder, aparece como el principio y el fin de toda la crisis.

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Carlos Hernanz

Los perfiles Baon y Llordén fueron eliminados de la web corporativa de forma inmediata, sin mediar comunicación alguna sobre su salida. El ejecutor fue Raymond Bassoulet, el directivo francés que tomó las riendas de la oficina española hace tres años. Lo hizo para apagar el fuego originado en Madrid como un último servicio a Egon Zehnder, a las puertas de jubilarse, tras dos décadas en la casa, donde ha desempeñado puestos de responsabilidad como director de la oficina de París, pero antes de ceder el testigo ha tomado una decisión drástica que puede judicializarse.

Para entender este desenlace, toca ir atrás en el tiempo. Desde 2014, Carvajal lideraba un equipo de tres socios: Baon, Antonio Martínez Dalmau y Pablo Sagnier, que a su vez coordinaban diferentes equipos. En ese pelotón de directivos, Llordén pedía espacio. Sin embargo, sus aspiraciones para llegar más arriba no fueron atendidas por la oficina española, tal vez por el hecho de que en ese momento ya mantenía una relación sentimental con Baon, circunstancia que no era oculta y de la que se había informado a la dirección global para ajustarse al reglamento interno.

Pese a la discrepancia de Carvajal, la candidatura de Llordén fue atendida aguas arriba. Sus números le daban opciones para ser socia de Egon Zehnder, un hito hasta entonces no alcanzado por una mujer. La deliberación dio lugar a un hecho insólito: tuvo en contra el voto de la oficina de su propio país. Aun así, la firma reconoció a la antigua banquera de Goldman Sachs sus méritos como nueva partner (y sus economics), pero al mismo tiempo abrió una crisis en el equipo directivo español, con Baon y Llordén por un lado y, por otro, Carvajal, Sagnier y Martínez Dalmau.

La escasa presencia del francés en la oficina española dificultó la resolución del problema

Esta nueva composición tuvo efectos colaterales. A modo de juez de paz, la firma desplazó a Madrid al citado Bassoulet para ocupar el rol que hasta entonces desempeñaba Carvajal. En condiciones normales, ese puesto tal vez hubiera correspondido al propio Baon, pero su relación sentimental con Llordén le inhabilitaba para ese puesto. Sin embargo, la escasa presencia del francés en la oficina española dificultó la resolución del problema, de modo que la convivencia desde finales de 2020 solo fue a peor, con posiciones irreconciliables entre ambos bloques.

De puertas afuera, nada de esto ha trascendido, ni siquiera en un mercado tan pequeño como el cazatalentos del Ibex. Durante este periodo de enfrentamiento, Egon Zehnder ha defendido su posición como referente en el sector de consultoría estratégica de RRHH y liderazgo ejecutivo, siendo protagonista de algunos mandatos tan sonados como la fusión de las cúpulas de Bankia y CaixaBank, el relevo del consejero delegado del Santander o el fichaje para ocupar la dirección ejecutiva de Indra. El negocio salía adelante mientras los socios cavaban trincheras.

A partir de ahora, todo apunta a la judicialización del caso, salvo acuerdo económico satisfactorio para las partes

A partir de aquí, nada se sabe del detonante por el que Egon Zenhder ha prescindido de Baon y Llordén. Nada ha cambiado desde su nombramiento como socia, tampoco su contribución al negocio. Sin embargo, el mismo board directivo que avaló su ascenso ha firmado dos años después la salida de ambos. En ese ínterin, coincidiendo con la salida de Bassoulet y la llegada de Giolo, hay quien atribuye al otro bloque un último órdago para imponer su tesis: un amago de dimisión en bloque, obligando así a la firma a decantarse por uno de los bandos.

La sangre ha llegado al río y, en principio, hay dos víctimas. A partir de ahora, todo apunta a la judicialización del caso, salvo acuerdo económico satisfactorio para las partes. Baon y Llordén se han puesto en manos de un despacho experto en arbitrajes y en penal económico para defender su tesis: trato discriminatorio por parte de la firma. Mientras unos están dispuestos a pleitear, otros guardan silencio. Tan solo reconocen que ha sido imposible alcanzar otra solución y que el desenlace ha sido fruto de una decisión muy deliberada. Para firmar la paz antes habrá guerra.