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Las TV privadas se han gastado 1.116 millones en el "impuesto revolucionario" para el cine español
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Con la Ley General Audiovisual en el horizonte

Las TV privadas se han gastado 1.116 millones en el "impuesto revolucionario" para el cine español

“Es un impuesto revolucionario”. Así de contundentes se muestran desde una televisión privada al ser preguntados por la obligación que tienen las cadenas de invertir el

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Las TV privadas se han gastado 1.116 millones en el "impuesto revolucionario" para el cine español

“Es un impuesto revolucionario”. Así de contundentes se muestran desde una televisión privada al ser preguntados por la obligación que tienen las cadenas de invertir el 5% de sus ingresos en cine europeo y español. De hecho, en los últimos nueve años los operadores de televisión han hecho una inversión global de 1.116 millones de euros y sólo en el último año contribuyeron con 153 millones, 124 destinados a obra audiovisual nacional. Unas críticas con respuesta. La guerra está abierta. “Tienen una obligación por ley y unas concesiones gratuitas de publicidad –explica a El Confidencial el presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (Fapae), Pedro Pérez-. Cuando sale El Orfanato no se quejan”.  

“¿Por qué financiar cine y no teatro o circo?”, se preguntan desde otra cadena. “Se trata de un auténtico sinsentido. No hay más que ver las cifras de la gente que va al cine, con salas cerrándose en provincias a marchas forzadas. Al menos intentamos entrar en proyectos que sean buenos para tener una mínima rentabilidad, pero los retornos son raros y pelotazos hay muy pocos. Tampoco arregla nada tener derechos para televisión. La audiencia del cine español en televisión es bajísima. Es más, las cintas más vistas a final de año son las películas de Cine de Barrio. Hoy, con los cortes publicitarios, una película reciente en prime time casi ni se ve. Los cinéfilos van a las salas o la descargan por Internet”, se explica con resignación.

La Ley de Promoción de la Producción Audiovisual, modificada por la Ley 22/1999, introdujo la obligación para los operadores de televisión de dedicar un porcentaje de sus ingresos a financiar largometrajes y películas para televisiones europeas. La Ley 15/2001 dispuso que una parte de esa financiación obligatoria se destinara a obras en las lenguas oficiales de España. Todo parte de la Directiva sobre la Televisión Transfronteriza, que en 1989 recogía la necesidad de promover la producción de obras audiovisuales europeas. Con el apagón analógico en el horizonte y con la normativa recurrida ante el Supremo por la patronal de las televisiones privadas (Uteca), la Ley General Audiovisual, que Industria prometió tener lista antes de final de año, debería mediar en la cuestión. No obstante, en el sector se temen los cambios y se recuerda que durante la tramitación de la polémica Ley del Cine, con la ministra Carmen Calvo a la cabeza, se pensó incluso en subir la tasa al 6%.

“Sin el dinero de las televisiones el cine español se muere –asegura un portavoz de una televisión privada bajo la condición del anonimato. Empresas privadas no pueden financiar a otras empresas privadas. ¿La realidad? Que en un momento puntual un lobby estuvo más listo que nosotros y se salió con la suya. Y luego el colectivo cinematográfico es muy fuerte. Lo más lamentable es que se ha demostrado que el modelo no funciona y que el cine español no remonta pese a todo”. Y un dato más: “Es que aportar el dinero no te convierte en productor, te da unos derechos de antena que no sirven de nada. Además, estamos mal vistos por el mundo del cine. Somos televisiones, no pertenecemos a su mundo. Eso sí, con nuestro dinero no hay problema. ¡Y ahí de nosotros como nos enfrentemos a esa farándula!”.

Monopolio publicitario

¿A qué lobby se alude desde las televisiones? Por supuesto a Fapae. Pérez ha argumentado en más de una ocasión que las televisiones tienen una concesión gratuita y el monopolio de ingresos publicitarios. Desde la federación se sostiene que ese 5% no constituye más que una práctica comercial que beneficia a ambas partes, además de puntualizar que la financiación del cine por las televisiones es una práctica habitual en todos los países europeos, en los que el porcentaje de los ingresos que las cadenas repercuten en la financiación de largometrajes y cine europeo es todavía mayor.

Otra parte de la reflexión entronca con la posibilidad apuntada desde las televisiones de que se extienda el fin al que se destina el dinero. “Es que cada vez se nos va a acotando más los productos en los que podemos entrar. Algunas televisiones han salido fuera a hacer cine español, y se han hecho productos de prestigio y premiados como El laberinto del fauno, pero vemos que se van acotando los porcentajes, complicando los requisitos, con el fin de que la inversión vaya siempre a los mismos. ¿Por qué las televisiones tienen que subvencionar el cine español y no la producción audiovisual? Mejor será que vaya a una serie de ficción para hacer competencia a las americanas. Ahí sí somos fuertes”, se asegura desde una tercera televisión privada.

Desde una televisión pública, el planteamiento es más generoso. “Puede que sea demasiado dinero, puede que no nos guste, puede hasta que los responsables financieros se suban por las paredes, pero tenemos una serie de obligaciones. Nuestra filosofía no está tanto orientada hacia la rentabilidad, sino a otro mandato. Luego apoyar al cine europeo y español no es rentable, pero hay que hacerlo”. Y una perla final, la aportada por la Comisión Interministerial de Industria y Cultura que hizo públicos los datos y quiso lanzar una última advertencia: “Hay que invertir más en promoción y publicidad de las películas por parte de las cadenas”.

“Es un impuesto revolucionario”. Así de contundentes se muestran desde una televisión privada al ser preguntados por la obligación que tienen las cadenas de invertir el 5% de sus ingresos en cine europeo y español. De hecho, en los últimos nueve años los operadores de televisión han hecho una inversión global de 1.116 millones de euros y sólo en el último año contribuyeron con 153 millones, 124 destinados a obra audiovisual nacional. Unas críticas con respuesta. La guerra está abierta. “Tienen una obligación por ley y unas concesiones gratuitas de publicidad –explica a El Confidencial el presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (Fapae), Pedro Pérez-. Cuando sale El Orfanato no se quejan”.