Tensión en CEOE: Díaz Ferrán quiere que Jiménez Aguilar abandone la secretaría general

La balsa de aceite que durante casi 24 años ha sido la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) bajo el mando unívoco de José María Cuevas, amenaza con saltar por los aires cuando apenas hace un año que el actual patrón de patrones, el madrileño Gerardo Díaz Ferrán, 65, copropietario del Grupo Marsans, se hizo con el mando. Díaz Ferrán no se entiende con Juan Jiménez Aguilar, vicepresidente y secretario general, y ha decidido cortar por lo sano. Quiere que el que fuera segundo de Cuevas abandone sus cargos en la patronal y le deje el camino expedido para la formación de su propio equipo, y así se lo ha pedido expresamente.

Díaz Ferrán quiere hacer “su” CEOE, una CEOE que seguramente tiene poco que ver con la de Cuevas, la organización patronal que tan decisivo papel, junto a los sindicatos mayoritarios, jugó durante la transición con Gobiernos de distintos signo político. En el fondo, lo que late tras la disputa entre la nueva y la vieja CEOE es un cambio de “modelo” asociativo, una migración desde un tipo de organización representativa, patronal pura, con plena capacidad de interlocución frente a los poderes políticos, como ha venido siendo durante la larga etapa de Cuevas, hacia un tipo de CEOE convertida en el fondo en un lobby dispuesto a defender intereses empresariales o sectoriales concretos, pero no necesariamente de todo el colectivo empresarial. Organización empresarial frente a lobby.

En esas andamos. Porque para hacer efectivo ese lobby no solo sobra gente como Jiménez Aguilar, heredero directo de Cuevas y de una forma de trabajar con el colectivo empresarial, sino que esa gente es precisamente un estorbo. “Díaz Ferrán es un hombre pegado al poder político de turno, tanto a nivel nacional como regional madrileño –sus vínculos con Esperanza Aguirre son conocidos-, y además es un empresario con intereses concretos, y un empresario muy español, es decir, muy pendiente de decisiones que en un momento dado puedan tomar los poderes públicos susceptibles de afectar a su cuenta de resultados, y por eso concibe la CEOE, y seguramente la concibe de forma natural, como un lobby. De esa idea tratan de sacar provecho un cierto modelo de empresario muy del momento, empresarios muy endeudados, tipo Luis del Rivero, Fernando Martín y otros”, aseguran las fuentes.

La situación de Díaz Ferrán no es fácil si tenemos en cuenta que el pasado junio Jiménez Aguilar, que venía ocupando la secretaría general desde 1984, fue nombrado vicepresidente de CEOE a propuesta del propio Ferrán. De acuerdo con las fuentes, Aguilar ha respondido que no está dispuesto a abandonar sus cargos. Un portavoz de CEOE, por su parte, reconoció ayer las diferencias, señalando que “cuando la gente desembarca en un puesto lo normal es que quiera hacer sus propios equipos”. Normal. Antes de asumir la presidencia de CEOE, Ferrán estuvo al frente de la Cámara de Comercio de Madrid, de la patronal madrileña (CEIM), y de la del transporte de viajeros por carretera. Fue también vicepresidente del Consejo Superior de Cámaras.

Los frentes abiertos de Ferrán