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El futuro bicéfalo de Naturgy: tregua con IFM y posible ventana para GIP y CVC
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El futuro bicéfalo de Naturgy: tregua con IFM y posible ventana para GIP y CVC

La decisión de Naturgy de escindir su negocio en dos grupos diferenciados supone un paso que puede ayudar a desencallar algunos de los retos pendientes

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“Potenciar el papel de Naturgy en la transición energética y acelerar así su plan estratégico”. Con esta frase, el grupo que dirige Francisco Reynés ha tratado de justificar en la tarde de este jueves la decisión de dividir la compañía en dos grupos totalmente diferenciados: por un lado, los negocios liberalizados de la compañía; por el otro, las actividades reguladas.

La sorpresa que ha generado este paso ha quedado en evidencia en los fuertes vaivenes que registró la cotización de la compañía en el mercado. En apenas tres minutos, las caídas cercanas al 0,3% que registraban las acciones de Naturgy tornaron en ganancias en el entorno del 5,5%, que se desinflaron con similar rapidez para, después de varias idas y venidas, terminar la jornada con un repunte del 1,72%.

Aunque los inversores no tuvieran claro cómo calibrar la noticia en un primer momento, la evolución de la acción sí parece indicar que el plan les suena positivo. Y no es de extrañar. La división del grupo en dos compañías cotizadas se enmarca en la tendencia a la simplificación de las grandes estructuras empresariales que tan buenos resultados ha dado en bolsa en no pocas ocasiones. En un entorno inversor caracterizado por las crecientes posibilidades para diversificar las carteras de acciones y en medio de una potente moda de orientar las inversiones por variables muy concretas (ya sean sectoriales, geográficas, relativas al ESG…), las estructuras más complejas pueden llegar a encontrar mayores dificultades para atraer inversores.

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Es cierto que la solidez que viene mostrando en los últimos tiempos la cotización de Naturgy, que recientemente ha registrado máximos históricos al filo de los 30 euros por acción (lo que representa una capitalización próxima a los 29.000 millones de euros), no lleva a pensar en la necesidad de medidas radicales para estimular el interés de los inversores. Pero para una compañía que tiene pendiente el desarrollo de un plan estratégico llamado a suponer una auténtica reconversión, y que plantea unos objetivos de crecimiento que buena parte de los analistas han calificado como demasiado ambiciosos, tener abiertos en su plenitud los canales para atraer el interés de nuevos inversores de referencia, que ayuden a llevar a cabo esos planes, puede entenderse casi como una obligación.

Como obligatorio resulta contemplar este movimiento desde el punto de vista de la batalla por el control de la compañía que, desde hace meses, han venido librando su máximo accionista, Criteria, y el fondo australiano IFM, que irrumpió en el capital el pasado octubre, tras el ajustado éxito de su opa parcial. Cabe señalar, sin embargo, que las distintas fuentes señalan que la maniobra de división cuenta con el beneplácito de ambos fondos y, de hecho, se sugiere que el enfrentamiento ha quedado aparcado tras la decisión, también anunciada este jueves, de dar entrada en el consejo a IFM.

En cambio, el movimiento sí podría leerse como un intento de facilitar la salida de alguno de los grandes fondos presentes en el capital de Naturgy. No puede obviarse que GIP y CVC son inversores con vocación de permanencia temporal y suman ya más de cinco y cuatro años, respectivamente, en el grupo gasista. Durante ese periodo no han faltado los rumores sobre sus intenciones de salirse de una inversión que, hasta hoy, les ha generado importantes rendimientos (ambos adquirieron los títulos a 19 euros, casi un 50% por debajo de su valoración actual).

La división de la compañía podría facilitar una desinversión por parte de CVC o GIP

Pero en el mercado no pasa desapercibido que la venta de sus respectivas participaciones —abultadas, pero que no dan pie a una posición de control— resulta muy difícil en las circunstancias actuales. Una división de las mismas en dos mitades más o menos similares podría hacer esta operación más asequible, no solo por reducir los montos que tendrían que invertir los interesados, sino porque algunos grandes fondos que podrían plantearse la operación están igualmente constreñidos por criterios de inversión restringidos, en los que puede encajar la exposición a activos regulados o a negocios de generación renovable, pero más difícilmente una mezcla de ellos.

Sin duda, el mercado aguardará con expectación cómo se articula una división que está llamada a prolongarse durante buena parte del año. Si se suman la capitalización bursátil y la deuda (la variable conocida como 'enterprise value'), la operación alcanza los 40.000 millones de euros, una megaoperación de las que ya hay pocas en el mercado español.

Una vez que se conozcan los detalles del plan, los inversores podrán analizar hasta qué punto es capaz de potenciar, como se señala, el desarrollo de un plan estratégico que, en los últimos meses, ha experimentado pocos avances, a pesar de que las valoraciones actuales de Naturgy en bolsa parecen descontar ya un escenario sumamente optimista en cuanto al desarrollo de nueva capacidad renovable y a la rotación de activos a múltiplos elevados.

Para los pocos minoristas que aún resisten en el accionariado, la división supondrá quedarse con los mismos activos, pero divididos en dos compañías más pequeñas, lo que, de entrada, no es una buena noticia para una inversión que ya tiene en su limitado ‘free-float’ uno de sus hándicaps más obvios. Que al final resulte una buena nueva dependerá de cómo resuelvan las dos Naturgy unos desafíos que no serán menos por importantes por mucho que se troceen.

“Potenciar el papel de Naturgy en la transición energética y acelerar así su plan estratégico”. Con esta frase, el grupo que dirige Francisco Reynés ha tratado de justificar en la tarde de este jueves la decisión de dividir la compañía en dos grupos totalmente diferenciados: por un lado, los negocios liberalizados de la compañía; por el otro, las actividades reguladas.

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