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Test de antígenos: no necesitamos control de precios, necesitamos competencia
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Test de antígenos: no necesitamos control de precios, necesitamos competencia

Aunque pueda evitarse que un tope a los precios de las pruebas de autodiagnóstico genere desabastecimiento, los expertos creen que habría soluciones más eficaces

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A la reciente polémica en torno a los test de antígenos, el Gobierno español ha decidido responder mediante la puesta en marcha de controles de precios. Así lo anunciaba este mismo lunes el presidente, Pedro Sánchez, que recurre de este modo a una medida ya empleada previamente en el caso de las mascarillas, para intentar asegurar que estos productos estén accesibles a costes asumibles para todos los consumidores.

La explosión de casos de covid provocada por la aparición de la variante ómicron ha convertido los test de antígenos en un artículo de demanda masiva en todo el país durante el periodo navideño. Sin embargo, los consumidores en España se han enfrentado a un doble problema: por un lado, la escasez de la oferta, incapaz de responder al 'boom' de la demanda, y por otro, un abanico de precios muy amplio y, por norma general, superior a la media europea, lo que ha motivado una amplia oleada de críticas.

Si, a juicio de Sánchez, los problemas de suministro estarían ya resueltos y la oferta debe ser ya suficiente para satisfacer las necesidades de los consumidores, por el lado de los precios, el Gobierno aún considera pertinente recurrir a una medida normalmente controvertida, como es la fijación de un precio máximo.

El caso de las mascarillas resta fuerza a los avisos sobre el riesgo de desabastecimiento

Es habitual que ante cualquier propuesta de este tipo surjan advertencias sobre las posibles distorsiones que puede generar en el lado de la oferta y que podrían llegar a resultar en problemas de desabastecimiento. Al fin y al cabo, se entiende que el interés de cualquier vendedor en suministrar un producto es mayor cuanto mayor sea el rédito que pueda obtener del mismo y puede llegar a diluirse por completo si el beneficio máximo a obtener no compensa suficientemente las gestiones necesarias de aprovisionamiento y distribución.

Sin embargo, ante cualquier aviso en este sentido, los defensores de esta solución pueden fácilmente esgrimir el caso de las mascarillas, en el que la fijación de unos límites de precios no impidió que la oferta se incrementara de forma notoria en los meses siguientes, respondiendo con creces a las necesidades de los consumidores.

Como observa Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Pablo de Olavide, “la fijación de un precio máximo, por debajo de al que ellos venden, a empresas con elevado poder de mercado no necesariamente tiene por qué generar desabastecimiento”. Si el tope legal sigue permitiendo a los vendedores un margen de ganancia suficiente, la oferta puede mantenerse sólida, siempre que las condiciones de las cadenas de suministro lo permitan.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), durante un mitin este domingo en Palencia para presentar al candidato socialista a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Luis Tudanca (i). (EFE/Nacho Gallego)

Pero que pueda evitarse con relativa facilidad la amenaza del desabastecimiento no convierte la del control de precios en una solución óptima al problema de los test de antígenos. Porque, además de suponer un desincentivo para los vendedores, la vía del control de precios esconde otro riesgo evidente: el de establecer un precio de referencia aún demasiado alto. “Incluso, si consigues mejorar la situación, puedes estar fijando un precio elevado para el que sería el precio del mercado”, apunta Hidalgo.

Por esa razón, el profesor de la UPO apunta a otra palanca que, a su juicio, resultaría mucho más eficaz: la liberalización del mercado de los test de antígenos. “Si expandes una oferta que está artificialmente restringida, no necesitas establecer límites. Es el mercado el que te va a señalar el verdadero precio del producto”, indica.

En esta misma línea se pronuncia Diego Vizcaíno, socio director del área de Economía Aplicada de Afi, quien señala que países como Alemania, Francia o Portugal ya han ensayado esta vía, con resultados satisfactorios. De hecho, en los últimos días han sido recurrentes las informaciones sobre cómo Mercadona ofrece este tipo de test a precios cercanos a los dos euros (frente a los 10 euros que llegan a costar en España), mientras que no los distribuye en nuestro país. La razón es que actualmente el Gobierno español solo ha autorizado la distribución de estos productos en establecimientos farmacéuticos.

"Eliminar barreras y asegurar más canales de distribución ayudaría a fomentar mayor competencia de precios"

“Creo que habría que eliminar barreras y asegurar más canales de distribución”, señala Vizcaíno, en referencia a las grandes cadenas de supermercados. “Esto ayudaría a fomentar mayor competencia en precios”, considera el experto de Afi, que resalta también la gran capacidad del sector para asegurar suministros suficientes, lo que ayudaría a evitar nuevos problemas de insuficiencia de la oferta.

“Si el objetivo es que haya una distribución masiva de test y que estén accesibles a todos los ciudadanos, ampliar la posibilidad de distribución en todo tipo de establecimientos sería más útil”, comenta Vizcaíno, subrayando que no se trata de un producto que precise de prescripción médica, por lo que no habría razones aparentes para mantener restringida su comercialización al ámbito farmacéutico.

Son varios los países que para fomentar las ventajas del autodiagnóstico en el control de la difusión del virus han puesto en marcha procedimientos para que los ciudadanos puedan acceder de forma gratuita (con más o menos restricciones) a este tipo de pruebas, en casos como el británico con envíos a domicilio centralizados por el propio Gobierno. En España, el Ejecutivo parece lejos de plantearse cualquier tipo de entregas gratuitas o subvenciones para la compra de los test y, en su lugar, recurre a un mecanismo que puede ser útil para limitar abusos en los precios, pero que parece lejos de suponer la mejor solución.

A la reciente polémica en torno a los test de antígenos, el Gobierno español ha decidido responder mediante la puesta en marcha de controles de precios. Así lo anunciaba este mismo lunes el presidente, Pedro Sánchez, que recurre de este modo a una medida ya empleada previamente en el caso de las mascarillas, para intentar asegurar que estos productos estén accesibles a costes asumibles para todos los consumidores.

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