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Grifols se atasca en sus dudas y da la espalda al mercado en el peor momento
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Decepción tras el Día del Inversor

Grifols se atasca en sus dudas y da la espalda al mercado en el peor momento

La presentación del Día del Inversor dejó pocas respuestas a las preocupaciones de un mercado que observa con desazón las últimas decisiones de comunicación del grupo

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Cualquier esperanza de que Grifols encontrara en su Día del Inversor los alicientes suficientes para animar su cotización ha resultado vana. El fabricante de hemoderivados ofreció el pasado jueves al mercado una imagen que corrobora todas las inquietudes que vienen entorpeciendo su marcha sobre el parqué desde hace meses sin poner sobre la mesa ningún contrapunto capaz de aliviar esas dudas.

Es cierto que Grifols está operando en un negocio, el de los hemoderivados, con unas perspectivas de crecimiento a medio plazo muy sólidas, y que su liderazgo lo sitúa en una posición privilegiada para beneficiarse de esas tendencias. Y es por eso que, aún hoy, son mayoría destacada los analistas que mantienen una opinión favorable hacia la compañía, a la que el consenso recopilado por Bloomberg otorga un potencial de revalorización superior al 25%.

Pero si esto no ha servido a la compañía para enmendar su decaído rendimiento bursátil —ha perdido un tercio de su valor en los últimos 14 meses—, es porque la compañía se ha mostrado incapaz de despejar los temores que imperan entre los inversores. Temores de corto plazo, como el retraso en la recuperación de la captación de plasma (corroborada en la presentación del pasado jueves), que se entremezclan con otras preocupaciones de mayor alcance, como la escasa aportación de sus nuevos productos (a falta de novedades sobre los más prometedores, como Ambar), la creciente competencia para algunos de sus medicamentos principales y una situación financiera que, con una deuda que supera las cinco veces el ebitda, dista mucho de resultar cómoda.

La compañía busca rebajar su deuda con desinversiones, pero las opciones son limitadas

Precisamente, la compañía que preside Víctor Grifols Roura respondió con el anuncio de que planea realizar desinversiones en activos no estratégicos, con el propósito de reducir la deuda al objetivo ya previamente señalado de cuatro veces ebitda. Aunque esa meta de apalancamiento puede resultar discutible (firmas como Alantra la consideran muy complaciente y abogan por una ratio inferior a tres veces), el mercado coincide en que cualquier paso que ayude a aliviar el endeudamiento debe ser bienvenido. Sin embargo, la tarea no parece tan sencilla.

Por un lado, porque, entre las posibles opciones que Grifols podría plantearse, el mercado parece coincidir en que la división de Hospital (apenas un 2,6% de los ingresos del grupo en el primer trimestre) es la que cuenta con mayores papeletas para ser objeto de una venta. Pero, como advierten en Mirabaud, difícilmente implicaría unas cantidades significativas (Deutsche Bank le otorga un valor de 370 millones de euros, frente a una deuda más de 7.000 millones que acumula Grifols). En la firma de origen suizo estiman que, en cambio, la venta de Diagnósticos sí podría llegar a suponerle una entrada de dinero de hasta 2.000 millones de euros, pero la relevancia y las buenas perspectivas de la misma hacen difícil pensar que Grifols se plantee su venta.

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Y si difícil parece encontrar una opción de venta suficientemente importante para rebajar el apalancamiento, no parece sencilla tampoco la contención en el gasto, una vez que el grupo se ha comprometido a incrementar el gasto en I+D para reforzar la aportación de sus nuevos productos. "A largo plazo, dependerá de la comercialización de nuevos productos (incluidos los productos distintos de plasma), de modo que los nuevos lanzamientos generen no menos del 20% de los ingresos totales hacia 2030 (frente al 4% en 2020). Esto es una muestra del mal desempeño de Grifols en este frente hasta ahora, pero apostarán por el I+D para solucionar este problema", corroboran en Mirabaud.

Todas estas cuestiones vienen a formar un rompecabezas que el mercado sigue leyendo con escepticismo, como evidencia el hecho de que Grifols esté cotizando hoy con un descuento histórico sobre sus competidores, que en el caso del grupo australiano CSL supera el 50% en términos de EV/ebitda.

Ante esa situación, la decisión del grupo de acogerse a la vía abierta en la Ley de Sociedades de Capitales para dejar de publicar sus resultados de forma trimestral representa un movimiento que en poco puede ayudar a despejar las dudas, pues, como explican en Sabadell, aunque sea una práctica habitual en el sector, resta visibilidad. Y, en un momento crítico como el actual, no parece la mejor de las decisiones. "Esta es una mala decisión, ya que la comunicación [divulgación financiera limitada, sin conferencias telefónicas en la publicación de resultados, acceso limitado a la dirección] ya era deficiente y esto empeorará las cosas", lamentan en Alantra.

El mercado critica la decisión del grupo de dejar de publicar resultados trimestrales

La firma de análisis es una de las que han reaccionado a la reciente presentación del Día del Inversor con un recorte de su consejo sobre Grifols, con un contundente mensaje en el que expresan su desazón con el rumbo de la compañía. "Hemos sido muy positivos (y muy pacientes) con Grifols durante los últimos tres años, en la creencia de que los sólidos fundamentos de largo plazo y el potencial de Ambar prevalecerían sobre las debilidades (falta de disciplina financiera, desconsideración hacia los accionistas minoritarios, mala gobernanza) y riesgos (productos sustitutivos). Y el muy pobre desempeño del precio de las acciones (especialmente en los últimos 12 meses) nos ha demostrado que estamos equivocados", censuraban en un informe publicado el pasado viernes.

En el mismo, advertían de que, "en tiempos difíciles, las empresas deberían acercarse a los accionistas y mejorar la transparencia y la comunicación para darles más seguridad de futuro, pero Grifols parece esta optando precisamente por lo contrario". Una idea esta que, aunque con menor contundencia, es repetida por la gran mayoría de las firmas de análisis, que consideran una equivocación la decisión de la empresa.

La mejor noticia para Grifols es que, incluso en esas circunstancias, Alantra (como la mayoría de las firmas de análisis) sigue creyendo que su valoración merece un consejo de compra. La mala, que esto viene siendo así desde hace tiempo, sin que la cotización del grupo farmacéutico haya logrado sobreponerse a los vientos en contra. Dar la espalda al mercado difícilmente representará una solución efectiva.

Cualquier esperanza de que Grifols encontrara en su Día del Inversor los alicientes suficientes para animar su cotización ha resultado vana. El fabricante de hemoderivados ofreció el pasado jueves al mercado una imagen que corrobora todas las inquietudes que vienen entorpeciendo su marcha sobre el parqué desde hace meses sin poner sobre la mesa ningún contrapunto capaz de aliviar esas dudas.

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