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Grifols y el escepticismo de los inversores: la competencia nubla sus fortalezas
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Pierde un 30% en 11 meses

Grifols y el escepticismo de los inversores: la competencia nubla sus fortalezas

Un ensayo positivo de Elli Lilly para el tratamiento del alzheimer agudiza las preocupaciones de los inversores por la creciente competencia que encara el fabricante de hemoderivados

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Hace tiempo que a Grifols le acompaña sobre el parqué un manto de escepticismo. La que ha sido durante años una de las joyas del mercado bursátil español se muestra incapaz desde el estallido de la pandemia de sacudirse las dudas que parecen abrigar los inversores sobre su futuro y que le han costado ya cerca de un 30% de su valor en los últimos 11 meses.

Al contrario que otras muchas firmas del sector farmacéutico, que han encontrado en el coronavirus un aliciente para sus cifras de negocio, Grifols ha visto en el virus una fuente constante de inquietud, por las dificultades que generan las restricciones a la movilidad para su negocio de recolección de plasma. Y aunque la compañía que preside Víctor Grifols ha dado hasta la fecha muestras de haber evitado un impacto notorio en sus cuentas por esta cuestión, el repunte del coronavirus en mercados clave como Estados Unidos mantienen viva la preocupación por un golpe que pueda resultar mayor de lo estimado inicialmente. Además, es previsible, en cualquier caso, que ese efecto en las cuentas se note más adelante, por los ritmos de producción del plasma.

Todo esto ha evitado a Grifols beneficiarse de la mejora que ha experimentado el mercado español en los últimos meses ni de unos resultados del tercer trimestre que superaron las expectativas. Si desde el pasado 28 de octubre el Ibex suma cerca de un 30%, el escaso 0,3% que gana el fabricante de hemoderivados en ese mismo periodo le convierte en el quinto peor valor del índice.

Los rebrotes han reactivado la inquietud sobre su capacidad para recolectar plasma

Pero las preocupaciones en torno a Grifols en los últimos tiempos han ido mucho más allá de los impactos temporales del virus, para extenderse a debates más clave sobre su capacidad de mantenerse como un líder mundial en su sector, dada la creciente competencia a la que se viene enfrentando. Una competencia que ha vivido un nuevo episodio esta misma semana, con la publicación por parte de Elli Lilly de resultados positivos en un estudio en fase 2 de donanemab para el tratamiento de casos de Alzheimer leve.

El anuncio supone un golpe evidente a las perspectivas de negocio de AMBAR, uno de los proyectos más prometedores en la rampa de producción de Grifols y que estaría también destinado a combatir el Alzheimer. "Aún es pronto para decirlo, pero si los anticuerpos monoclonales demostraran ser efectivos contra el Alzheimer, quitarían cuota de mercado a un posible tratamiento basado en plasma", admiten los analistas de Alantra en un informe publicado este martes.

Sin embargo, la misma firma considera que no hay razones para observar esta noticia con excesiva preocupación. Una confianza apoyada en tres cuestiones clave: los resultados del ensayo de AMBAR fueron mucho más efectivos que los de donanemab (un 61% frente a un 32%); históricamente, los ensayos con anticuerpos monoclonales contra el Alzheimer han arrojado resultados deficientes en fase 3; y, en cualquier caso, en el mercado ya se asumía una alta probabilidad de que Grifols tenga que competir (y repartirse el mercado) en esta área no sólo con otros productores de plasma sino también con otro tipo de enfoques terapéuticos.

"Como recordatorio, estimamos el valor de AMBAR en 7.500 millones de euros, de los cuales incluimos el 50% en nuestro precio objetivo (3.700 millones de euros o 5,4 euros por mes) para reflejar las incertidumbres pendientes (aplicación comercial, penetración de mercado, abastecimiento, etc.)", señalan los analistas de Alantra, que mantienen una recomendación de 'compra fuerte' sobre Grifols, a la que otorgan un potencial alcista superior al 40%.

Alantra valora el potencial de Ambar en unos 7.400 millones de euros

La de Alantra está lejos de ser una opinión especialmente optimista en torno a Grifols. Tras depurar unas valoraciones que algunas firmas consideraban demasiado exigentes son muchas las firmas de análisis que han mejorado en los últimos meses su visión sobre la compañía, hasta el punto de que hoy ningún analista de los que cubren el valor aconseja vender sus acciones y el porcentaje de recomendaciones de compra se sitúa en su nivel más elevado desde 2011, según los registros de Bloomberg. Firmas como Exane BNP, Banco Sabadell o JB Capital elevan el potencial de subida del valor por encima del 50%.

Son muchas las razones que hacen de Grifols un actor principal en el mercado de los hemoderivados. Un informe de Renta 4, fechado el pasado mes de diciembre, señalaba entre sus principales fortalezas: "1) su posición en un mercado con elevadas barreras de entrada (oligopolístico); 2) de sólidos fundamentales y favorables dinámicas de crecimiento de la demanda a medio plazo (dinámicas demográficas, crecimiento en los mercados presentes y entrada en nuevos, mejora en el diagnóstico de enfermedades tratadas con hemoderivados y descubrimiento de nuevos usos para una misma proteína); 3) con un excelente posicionamiento gracias a su integración vertical; y 4) un pipeline de elevado potencial (AMBAR, PRECIOSA, APACHE, ALADDIN, Alkahest, Covid-19). Una vez alcanzada la excelencia en el abastecimiento y procesado de materia prima y un alcance comercial global, el foco a medio plazo estará en la innovación".

Parece haber elevado consenso entre los expertos en que a Grifols le sobran las palancas de crecimiento. La compañía de origen catalán, no obstante, necesita encontrar también un remedio efectivo contra el escepticismo de los inversores si pretende que su cotización vuelva a reflejarlas.

Hace tiempo que a Grifols le acompaña sobre el parqué un manto de escepticismo. La que ha sido durante años una de las joyas del mercado bursátil español se muestra incapaz desde el estallido de la pandemia de sacudirse las dudas que parecen abrigar los inversores sobre su futuro y que le han costado ya cerca de un 30% de su valor en los últimos 11 meses.

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