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Orcel vs. Santander: el precio de una guerra fría al máximo nivel en la banca europea
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Comienza el juicio

Orcel vs. Santander: el precio de una guerra fría al máximo nivel en la banca europea

Los principales directivos de dos de las mayores entidades europeas dirimirán a partir de este miércoles en los tribunales un conflicto que en poco favorece a ninguna de las partes

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Andrea Orcel asumió hace poco más de un mes la dirección del mayor banco de su país, convirtiéndose en uno de los ejecutivos mejor pagados del sector en Europa, pese a la oposición de buena parte de los accionistas del banco (incluido el propio Santander). Y los inversores le han brindado una acogida con una escalada del 25% de las acciones de UniCredit que la convierten en una de las tres entidades más rentables de Europa desde que asumió el puesto.

Nada de esto parece haber sido suficiente para que quien en su momento fue conocido como "el Cristiano Ronaldo de la banca" haya decidido pasar página con el conflicto que mantiene con el Banco Santander. Y que, salvo vuelco de última hora, le conducirá este miércoles a los juzgados de plaza de Castilla para enfrentarse al banco que pudo ser su empleador y a su presidenta, Ana Botín.

Tras más de dos años de disputa entre ambas partes, han sido muchas las voces que han alentado la opción de un acuerdo que evitara el trance de dirimir sus diferencias ante el juez. Una visión que parecía reforzarse tras el fichaje de Orcel como máximo ejecutivo de UniCredit. Y es que no es lo mismo que un banquero italiano sin empleo se enfrente a la mayor entidad financiera española, que que lo haga el consejero delegado del mayor banco italiano. Ese matiz eleva su enfrentamiento con Santander a un estadio diferente, y puede acabar abocando a dos de los tres mayores bancos de la eurozona a una especie de guerra fría.

Foto: Andre Orcel. (Reuters)

No puede obviarse que son múltiples los puntos de relación entre ambas entidades. Una relación que da lugar a situaciones paradójicas, como que esta misma semana el director financiero de UniCredit, Stefano Porro, esté celebrando un 'roadshow' entre inversores en España, con Banco Santander como anfitrión, mientras su jefe se enfrenta a esa misma entidad en los tribunales. No está claro que este tipo de situaciones puedan seguir en el futuro si el juicio acaba de mala manera para alguna de las partes.

Son muchas las razones para considerar que este es un enfrentamiento con poco sentido, en el que han acabado pesando más los orgullos heridos que los intereses profesionales. La rebaja de la indemnización reclamada por Orcel, lejos de un gesto en favor del entendimiento, parece un movimiento estratégico encaminado a reforzar su reclamación, eliminando de la misma todo aquello que se pudiera considerar desmedido, dado el cambio en su situación laboral.

Sería en interés de ambas partes que el juicio se dirimiera de forma rápida y sin estridencias

Son 76 millones de euros los que ahora demanda a Santander el consejero delegado de UniCredit, 36 millones menos que en su reclamación original, que suponen la renuncia a tres años de sueldo y parte del bonus de UBS, que ya habría cobrado. El banquero italiano, sin embargo, insiste en su derecho a recibir los 10 millones de euros del sueldo que debía haber cobrado por los dos años transcurridos desde que se preanunció su fichaje, los 17 millones de euros de prima de fichaje que Santander debía pagar por su incorporación, casi 30 millones correspondientes al bonus de UBS que no llegó a cobrar y 10 millones adicionales por daños reputacionales.

Es evidente que, aunque gravoso, Banco Santander puede permitirse pagar esa cantidad. Pero para la entidad y su presidenta, el rechazo de las pretensiones de Orcel significa también su negativa a ceder ante lo que se ha entendido como una traición del que fue uno de sus socios de confianza y que ha recurrido a maniobras cuestionables (como la grabación de conversaciones privadas) para defender unas ambiciones económicas injustificadas. Un sentir que ha imposibilitado el acuerdo, a costa de que la propia Botín tenga que declarar como testigo en el caso.

Foto: Andrea Orcel, CEO de UniCredit. (Reuters)

Llegados a este punto, y al margen de la resolución que determine el juez sobre la indemnización, el mejor desenlace para ambas partes pasaría por que el litigio se resuelva del modo más rápido posible y apegado a una discusión técnica sobre la validez o no de la carta contrato ofrecida por el banco a Orcel, dejando al margen las cuestiones más morbosas de la relación del italiano con los directivos del banco español, que puede suponer un daño a la reputación de ambas partes.

Para ambos bancos, y en especial para UniCredit, son muchas las cuestiones estratégicas que quedan por abordar para lograr dejar atrás de la mejor manera posible la crisis del coronavirus y afrontar los desafíos estructurales que encara el sector financiero. Y desde esa perspectiva, este juicio no puede verse sino como una distracción que convendría cerrar cuanto antes.

Cuando el juicio llegue a su término, Botín y Orcel tendrán que seguir pilotando sus respectivos bancos, en una labor en la que es de prever que tendrán que verse las caras con frecuencia y en no pocas ocasiones remar a la par. Sería en beneficio de todos que lo hicieran sin rencillas profundas por subsanar.

Andrea Orcel asumió hace poco más de un mes la dirección del mayor banco de su país, convirtiéndose en uno de los ejecutivos mejor pagados del sector en Europa, pese a la oposición de buena parte de los accionistas del banco (incluido el propio Santander). Y los inversores le han brindado una acogida con una escalada del 25% de las acciones de UniCredit que la convierten en una de las tres entidades más rentables de Europa desde que asumió el puesto.

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