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Repsol, o cómo salir airoso del 'annus horribilis' del petróleo y el gas
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BALANCE SANEADO Y BUENA REMUNERACIÓN

Repsol, o cómo salir airoso del 'annus horribilis' del petróleo y el gas

La compañía sube un 1,1% en bolsa tras presentar unas cuentas en las que revela unas pérdidas de 3.289 millones. Tras un año para olvidar, ¿qué celebran los inversores?

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Con pérdidas multimillonarias. Así ha terminado Repsol el año. Sin embargo, el balance bursátil ha sido positivo, ya que la compañía ha llegado a subir hasta casi un 3%, aunque cerrando finalmente la sesión con un alza del 1,1%. El mercado aplaude su resiliencia ante la adversidad: tras un año para olvidar en los hidrocarburos, los inversores aprecian en Repsol un balance sólido, una retribución al accionista generosa y planes contundentes de futuro. Un futuro, sin embargo, que aún tiene que demostrar: a 9,56 euros la acción, la energética sigue un 50% por debajo de los precios de antes del covid-19.

El golpe del coronavirus es ya sabido. Los confinamientos duros deprimieron en la primera mitad de año la demanda energética hasta el punto de desplomar los futuros del mercado a niveles negativos. A estas medidas de contención más drásticas le han seguido otras limitaciones menos fuertes pero que igualmente siguen presionando el modelo de negocio de la compañía dirigida por Josu Jon Imaz. En el año, el Brent (de referencia en el mercado de petróleo) se dejó un 35%, mientras que el Henry Hub (de referencia en el gas), un 19%. La incertidumbre de la pandemia a corto plazo y los desafíos de la transición energética a largo se perfilan como los principales dolores de cabeza de la española.

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En este entorno, Repsol ha duplicado las expectativas del consenso de analistas en 2020: si las estimaciones de Bloomberg esperaban un resultado neto ajustado de 320 millones de euros, la compañía ha aflorado 600 millones de euros. Un dato un 70% menor que en 2019, pero en el cual la energética ha conseguido mantener un flujo de caja de 3.197 millones de euros y reducir deuda en 1.178 millones de euros. Además, las pérdidas han sido inferiores a las del año anterior, ya que la cifra de 3.289 millones de euros emana de una devaluación de activos de 4.800 millones que la empresa efectuó para alinear la empresa con sus planes de emisiones cero en 2050.

En este entorno, la empresa ha anunciado un dividendo complementario de 0,3 euros por acción y ha puesto en marcha un programa de recompra de acciones de en torno al 2,6% del capital, para contrarrestar el efecto dilutivo del reparto del dividendo ‘scrip’. Al mercado le encanta el dividendo a precio de saldo de la petrolera, con los analistas de Bankinter incluyendolo en su larga lista de atributos: “Repsol es una de las empresas multienergéticas que presenta mejores perspectivas: cuenta con un balance saneado, cotiza a múltiplos reducidos, rentabilidad por dividendo atractiva (8,1%) y cada vez es mayor su presencia en el área de renovables”, concluyen.

Pero, de momento, la cotizada ha salido airosa de uno de sus años más difíciles. Un rendimiento operativo que la empresa achaca, entre otras cuestiones, a la puesta en marcha de su Plan de Resiliencia en 2020 en el que puso en marcha una serie de recortes de costes y optimizaciones del capital circulante. “Ha superado las expectativas en todas las áreas (‘upstream’, industrial, comercial y de negocio de renovables)”, apunta Giacomo Romeo, analista de Jefferies, en un informe a clientes, apuntando sobre todo a los 195 millones ganados en ‘upstream’ (exploración y producción) respecto a los 102 millones esperados.

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Con todo, los analistas del Sabadell bajan los resultados a la tierra: “La clave de 2020 no ha estado en los beneficios sino en la gestión de partidas de flujo de caja y balance”, especifican en un informe. “Por este motivo, y a pesar de este buen dato, creemos que se trata de una sorpresa parcialmente esperada en la medida que se ha conseguido esta cifra a costa de rebajar un circulante que previsiblemente volverá a crecer". En el caso del ‘upstream’, explican que esto se debe a menores tasas de amortización, menores costes exploratorios (‘non cash’) y menores impuestos (beneficios fiscales) - es decir, factores no operativos.

Lo que más interesa al mercado son las perspectivas a futuro. Los inversores celebraron en noviembre el plan estratégico de Repsol, enfocado en dejar atrás el negocio de los hidrocarburos, aunque supusiese recortar el dividendo y pese a los difíciles equilibrios en la ejecución, sobre todo en materia de una generación de caja que sostenga el giro hacia las renovables. En ese contexto, Jon Imaz ha explicado este jueves que la empresa sigue valorando si buscar un socio para su negocio de renovables o ejecutar una OPV. Este jueves, aunque parezca que Repsol haya moderado las subidas tras la rueda de prensa con analistas, lo cierto es que este giro coincide más bien con la apertura en 'rojo' de Wall Street, que ha contagiado a las bolsas europeas, incluido el Ibex 35.

De cara a 2021, la empresa espera una producción de 625.000 barriles, frente a los 648.000 barriles de 2020. Esta caída está “en línea con el objetivo de reducir exposición a países y focalizar rentabilidad”, explica Luis Padrón, analista de Renta 4. Asimismo, la empresa apunta a un margen del refino de 3,5 dólares por barril, según la estimación previa, aunque a Padrón le resulta “algo optimista” teniendo en cuenta el dólar por barril del cuarto trimestre de 2020 y “una situación compleja en enero y febrero”. “El CEO está convencido de que conforme avance la movilidad derivada de las vacunaciones el margen mejorará de cara a la segunda parte del año”, apunta el analista, que sin embargo reconoce que “puede producirse un problema de oferta en el mercado del crudo que permita precios altos del mismo”. “Esperamos un buen 2021 tanto a nivel operativo como financiero y destacamos la capacidad de generación de caja de la compañía y su atractiva rentabilidad por dividendo”, concluye el analista.

Con pérdidas multimillonarias. Así ha terminado Repsol el año. Sin embargo, el balance bursátil ha sido positivo, ya que la compañía ha llegado a subir hasta casi un 3%, aunque cerrando finalmente la sesión con un alza del 1,1%. El mercado aplaude su resiliencia ante la adversidad: tras un año para olvidar en los hidrocarburos, los inversores aprecian en Repsol un balance sólido, una retribución al accionista generosa y planes contundentes de futuro. Un futuro, sin embargo, que aún tiene que demostrar: a 9,56 euros la acción, la energética sigue un 50% por debajo de los precios de antes del covid-19.

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