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El retroceso del euro pone a prueba la capacidad del BCE para bajar los tipos de interés
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El retroceso del euro pone a prueba la capacidad del BCE para bajar los tipos de interés

La persistencia de la inflación en EEUU dificulta los planes de la Fed para recortar sus tasas y pone en un brete al banco central de la eurozona, ante el riesgo de provocar el derrumbe de su moneda

Foto: Sede del BCE en Fráncfort. (Reuters/Wolfgang Rattay)
Sede del BCE en Fráncfort. (Reuters/Wolfgang Rattay)
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Christine Lagarde vuelve a dar la cara este jueves ante los mercados, con un escenario mucho menos claro que en su última comparecencia. Si hace seis semanas parecía obvio que el BCE iniciaría el próximo junio un ciclo de bajadas de tipos llamado a prolongarse durante meses, ahora ese escenario empieza a mostrar algunas grietas.

Unas dudas que, curiosamente, no derivan de la situación en Europa, donde los datos conocidos en este lapso han respaldado la idea de que la crisis inflacionaria está en retroceso y la región está preparada para recibir un alivio monetario que le ayude a salir del estancamiento en el que anda inmersa desde hace varios trimestres.

Todo lo contrario, en cambio, ocurre en Estados Unidos, donde este mismo miércoles se han conocido unas cifras de inflación que han vuelto a superar expectativas, estrechando las posibilidades de que la Fed pueda aventurarse con una bajada del precio del dinero en sus próximas comparecencias. De hecho, algunas voces ya cuestionan que pueda verse un recorte de los tipos antes de que finalice 2024 e incluso especulan con que el próximo movimiento pueda ser una nueva subida.

Con escenarios tan dispares, todo parece indicar que una y otra región precisan de políticas monetarias diferenciadas. Y, de hecho, esa es una idea que ha estado muy presente en los análisis de los expertos en las últimas semanas. "La inflación en Europa ha caído más drásticamente que en Estados Unidos; esto significa que las condiciones para un recorte de tipos en Europa son más favorables. Los europeos deberían -por primera vez- recortar los tipos antes que los americanos", señalaba en un informe reciente Jens Ehrhardt, fundador y CEO de DJE Kapital.

Foto: Foto: Reuters/Leah Millis.

Sin embargo, el propio Ehrhardt manifestaba sus dudas sobre la capacidad del BCE de desligarse de lo que haga la Fed. Al fin y al cabo, tradicionalmente, ha sido el banco central estadounidense el que ha marcado el rumbo a seguir por las grandes instituciones monetarias. Por eso, el mercado se cuestiona si Lagarde y sus compañeros se animarán a abrir el camino de los recortes de tipos sin esperar a sus homólogos estadounidenses.

"Para el BCE, la pregunta es si el banco central seguirá su manifiesto enfoque dependiente de los datos o si favorece una estrategia monetaria dependiente de la Reserva Federal. ‘Dependiente de la Reserva Federal’ significa que el BCE prefiere una estrategia de control de riesgos, actuando junto con la Reserva Federal, dada la incertidumbre que rodea las perspectivas de crecimiento e inflación", señala en una nota David Kohl, economista jefe de Julius Baer, que considera que si el BCE se apegara a lo que muestran los datos tendría argumentos para recortar los tipos ya en la reunión de este jueves.

Después del primer recorte

Lo cierto es que, pese a todo, el mercado parece aún convencido de que el banco de la eurozona recortará los tipos de interés en la reunión del próximo junio. Las dudas, sin embargo, afectan más a sus próximos pasos, ya que se teme que pueda ralentizar el escenario previsto de relajación para no abrir una brecha muy elevada con la Fed.

En esta disyuntiva un elemento clave es el euro y su relación con el dólar. Este miércoles, la moneda comunitaria perdía terreno con ‘el billete verde’ tras la publicación de los datos de inflación y se situaba claramente por debajo de los 1,08 dólares, en mínimos de dos meses. Desde que se inició el año, ha perdido un 2,76% de su valor frente a la divisa norteamericana.

Para Gilles Moec, economista jefe de AXA IM, este retroceso ha sido lo suficientemente modesto como para no elevar las preocupaciones del BCE. Más bien, todo lo contrario. "El tipo de cambio del euro apenas se ha debilitado a pesar de la inversión de las expectativas del mercado sobre los diferenciales de los tipos de interés oficiales (todavía a principios de febrero el consenso apuntaba a más recortes por parte de la Fed que del BCE). Esto debería animar al BCE a tomar las decisiones adecuadas para la zona euro, independientemente de lo que haga finalmente la Fed", señala.

Algunas voces ven probable ya que el euro vuelva a caer hasta la paridad con el dólar

Sin embargo, cada vez son más los expertos que advierten del potencial de que la moneda europea acelere sus caídas en los próximos meses, si se hace efectiva la divergencia en las políticas del BCE y la Fed. Incluso, los más extremos apuntan a que el euro podría volver a moverse en niveles de paridad (que un euro valga lo mismo que un dólar), como ya sucedió durante la segunda mitad de 2022. Esto supondría una depreciación adicional superior al 6,5%.

La caída de la propia moneda no es necesariamente un elemento negativo. En cierto modo, puede ser incluso positivo, ya que favorece la competitividad exterior de los productos y servicios de la región, lo que debería impulsar el crecimiento económico. El problema es que, en un momento en que el BCE sigue enfrentándose al desafío de contener definitivamente la inflación (firmas como Natixis advierten de que, si se dejan de lado los efectos de la energía y las importaciones, el cuadro de la inflación en Europa no es tan positivo como parece), una moneda más débil sería un elemento que jugaría en su contra, amenazando con reactivar las presiones de los precios. "Un recorte así podría ser contraproducente, pues un euro depreciado aumentaría el precio de los bienes importados generando más presión inflacionaria", explica Pablo Duarte, analista senior del Instituto de Investigación Flossbach von Storch.

Lagarde y el resto de miembros de la institución podrían encontrarse así ante una encrucijada difícil de resolver, ya que la inacción tampoco parece una opción libre de consecuencias negativas. En un informe reciente, los analistas Oxford Economics señalaban que el coste de no rebajar los tipos de interés en todo el año podría traducirse en una merma de hasta 0,5 puntos porcentuales de crecimiento en la eurozona en 2025.

Christine Lagarde vuelve a dar la cara este jueves ante los mercados, con un escenario mucho menos claro que en su última comparecencia. Si hace seis semanas parecía obvio que el BCE iniciaría el próximo junio un ciclo de bajadas de tipos llamado a prolongarse durante meses, ahora ese escenario empieza a mostrar algunas grietas.

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