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Palantir saldrá a bolsa, pero seguirá siendo opaca: así es el férreo control de Thiel
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Palantir saldrá a bolsa, pero seguirá siendo opaca: así es el férreo control de Thiel

La firma de datos más opaca de Wall Street debutará en el parqué, pero con un sistema diseñado para que sus fundadores mantengan el poder sin ninguna oposición

Foto: El fundador de Palantir, Peter Thiel, en una visita a una universidad. (Reuters)
El fundador de Palantir, Peter Thiel, en una visita a una universidad. (Reuters)

Palantir saldrá este miércoles a bolsa, pero eso no quiere decir que vaya a convertirse en una compañía pública. La críptica firma de Silicon Valley y su todavía más opaco CEO, Peter Thiel, ha preparado una ingeniería bursátil compleja para retener un férreo control de todo lo que atañe a la compañía que fundaron hace ya 17 años.

El interés de Thiel por contentar al mercado es prácticamente nulo. Prueba de ello es que ni siquiera acudió al tradicional 'Investor's Day', una suerte de encuentro en el que empresas en capilla para debutar en el parqué se acercan a los inversores para venderles las virtudes aparejadas a comprar las acciones que emiten. Tampoco tocará la campana del inicio de la sesión -ni él ni nadie de la firma-. Oscuridad absoluta.

Además, apenas habrá nuevas acciones en el mercado. Thiel y sus cofundadores -Alex Karp y Stephen Cohen- han decidido listar las acciones para así ahorrarse la emisión de títulos y la volatilidad que suele acompañar a la cotización durante esas primeras horas.

Foto: Peter Thiel, cofundador de PayPal. (Foto: Reuters)

Thiel no estará presente en Wall Street, pero su presencia se atisba en cada movimiento. Su control será absoluto y se ha asegurado de que nunca habrá un inversor o un grupo de ellos que tengan la capacidad de hacerle frente a la hora de tomar decisiones: la estructura de votos que ha diseñado le concede un poder adicional a perpetuidad.

No es que sea una cosa nueva, claro. Esta vía es muy similar a la que ya recorrieron Mark Zuckerberg o Evan Spiegel con Facebook o Snap, con un sistema que les permite libertad absoluta para desarrollar su visión, pero que impide exigirles responsabilidades o que los minoritarios tengan voz y voto.

"Lo han preparado todo para que sea una suerte de empresa privada, pero con las ventajas de estar en bolsa. Quieren tener el control y no a un puñado de agentes externos tomando decisiones", explica a Bloomberg Michael Weisbach, profesor de la Universidad del Estado de Ohio.

No le falta razón. Los tres cofundadores se han garantizado un 49,99% de las acciones con capacidad de voto, pero el truco no está en la cantidad sino en la calidad. Las acciones A, las que podrán comprar desde este miércoles los accionistas, darán un voto por título. Las de clase B, las que se ha reservado la cúpula, otorgan 10 votos por acción.

placeholder Alex Karp, uno de los cofundadores de Palantir. (Reuters)
Alex Karp, uno de los cofundadores de Palantir. (Reuters)

Así, Thiel se ha quedado con 328,98 millones de acciones de clase B, siendo el máximo tenedor con 29,8% del total, lo que hace que su poder sea básicamente incuestionable. Por si fuera poco, ha decidido dejarlo todo atado y bien atado: el según máximo accionista de títulos de clase B es Founders Fund, una firma de inversión que él mismo creó y que tiene el 12,7% de estas participaciones.

El dominio que el opaco directivo ejerce sobre la firma llega también a la junta directiva. La SEC obliga a que haya un amplio porcentaje de consejeros independientes para garantizar cierto control externo, algo que Thiel ha decidido adaptar en su beneficio. De los seis sillones que la componen, tres los ocupan los fundadores y otros tantos son para externos, pero no independientes. Alexander Moore, uno de ellos, es un antiguo empleado de Palantir, mientras que Alexandra Wolfe, periodista, escribió el libro 'El valle de los dioses' que trató casi en exclusiva sobre la obra y milagros de Thiel.

Dudas en los números

Tal y como explican desde Bloomberg Intelligence, esa estructura de poder puede dinamitar la salida a bolsa, quedándose lejos del éxito que han tenido compañías del mismo sector como Snowflake, que en su primera jornada de cotización repuntó un 112%. "Es poco probable que vivan una sesión como las de sus competidores, que subieron de media un 65% el día de su salida a bolsa", explica Mandeep Singh, analista de la firma.

"La estructura de voto, con una mayoría en sus fundadores, y con una ausencia de diversificación de clientes puede afectar al apetito institucional", considera Singh. Palantir tiene un total de 125 clientes y el 65% de sus ingresos provienen de los 20 más importantes. Por comparar, Snowflake cuenta con más de 3.000 clientes.

Foto: El cofundador de Palantir, Peter Thiel, en un acto. (Reuters)

Por si quedan dudas, Karp se encargó de verbalizar la inexistente preocupación que hay en la cúpula de la firma con esa situación, recomendando a los inversores que si no les gusta la estructura que "escojan otra compañía".

Palantir tiene en su contra los 17 años que lleva operando sin haber conseguido cerrar un solo ejercicio en positivo. En cualquier caso, esperan que sea este mismo año, en el que rebasarán también los 1.000 millones de facturación por primera vez. Veremos si será suficiente para que el mercado ilumine, aunque sea levemente, uno de los rincones más oscuros de Silicon Valley.

Palantir saldrá este miércoles a bolsa, pero eso no quiere decir que vaya a convertirse en una compañía pública. La críptica firma de Silicon Valley y su todavía más opaco CEO, Peter Thiel, ha preparado una ingeniería bursátil compleja para retener un férreo control de todo lo que atañe a la compañía que fundaron hace ya 17 años.

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