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“Perdí 100 millones en un día, no pude dormir en dos semanas”
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Cuando los bancos centrales te la pueden jugar

“Perdí 100 millones en un día, no pude dormir en dos semanas”

Este caso particular demuestra lo peligrosos y lo traicioneros que pueden ser estos mercados tan dependientes de la siguiente actuación del banco central en un entorno desconocido

Foto: Vista de la fachada del banco nacional suizo. (EFE)
Vista de la fachada del banco nacional suizo. (EFE)

Arnoldo Valsangiacomo nunca olvidará el 15 de enero de 2015. Aquel día quizá durmió como cualquier otro, pero a las 10.30 de la mañana empezó su pesadilla. “Estaba en el lado opuesto, me costó un par de semanas de sueño. Perdí 100 millones en un día, no es fácil de asumir”, recordaba todavía con dolor la semana pasada en una conferencia en Madrid de su gestora.

El ‘monstruo’ que se llevó por delante su calma fue el Banco Nacional de Suiza, cuando eliminó el tope que impedía a su divisa apreciarse frente al resto, implantado años antes para impedir que subiera demasiado. La decisión provocó un auténtico terremoto en las divisas y disparó la cotización del franco suizo.

De aquello hace más de ocho meses, pero ha vuelto a la mente de muchos gestores tras los últimos movimientos de los mercados. Especialmente, tras la enorme volatilidad y las fuertes caídas vistas al mantener tipos la Fed en septiembre, cuando en realidad era lo que esperaba el mercado.

“Quizá el mercado nos está ofreciendo una previa de lo que vendrá”, comenta Francesco Sandrini, director de soluciones multiactivo de Pioneer Investments. Hay un gran interrogante en qué tipos de riesgos ocultos podrían provocar medidas excepcionales por parte de las autoridades monetarias.

Y nadie está a salvo. Arnoldo Valsangiacomo no es precisamente un gestor sin experiencia, más bien todo lo contrario. Es uno de los gestores del fondo Ethna Aktiv, uno de los más exitosos en los últimos años en Europa, con más de 12.000 millones en activos bajo gestión, y buque insignia de la gestora Athenea.

Su capacidad de conseguir rentabilidades con baja volatilidad la han venido labrando sobre todo a partir de un certero análisis macro y del mercado de divisas. Creen que resulta clave para la evolución de los activos qué hará el dólar y en base a este análisis toman sus decisiones. A tres años, el Ethna Aktiv supera claramente al resto de fondos de su categoría, a pesar de que en 2015 está por debajo de la media.

Su caso, aunque casi anecdótico en una cartera de tal tamaño, demuestra lo peligrosos y lo traicioneros que pueden ser estos mercados tan dependientes de la siguiente actuación del banco central en un entorno desconocido. Nunca antes los bancos centrales habían impreso tanto dinero y, por lo tanto, nunca han tenido que retirarlo. No hay referencias históricas para comprar y muchos inversores empiezan a perder la confianza en su poder para salir con éxito del atolladero.

Salta a escena en este contexto la necesidad de diversificar las carteras, no sólo por distintas opciones de conseguir rentabilidad, sino por distintas fuentes de riesgos. Con una dificultad añadida: los sistemas para evaluar estos riesgos suelen calcularse en base a datos pasados, como recuerda Sandrini, de Pioneer.

Nunca antes los bancos centrales habían impreso tanto dinero y, por lo tanto, nunca han tenido que retirarlo. No hay referencias históricas para comprar

Por ejemplo, la volatilidad del franco suizo era mínima antes de enero. Tomar posiciones en esta divisa, casi no consumía presupuesto de volatilidad en una cartera. Pero, de pronto, por sorpresa, saltó como una cinta elástica lo hace hacia el lado opuesto llevada al punto máximo de tensión. Y esto, en uno de los activos refugio por excelencia para los inversores.

Para muchos, esto no ha hecho más que empezar y las sorpresas pueden venir por donde menos se espere: “Por mucho que creas que los bancos centrales pueden entrar en problemas sobre cómo deshacer sus políticas de estímulo, ponerte delante es muy arriesgado. No hay que subestimar todavía su capacidad de sorprender”.

Habrá que ir encargando pastillas para dormir.

Arnoldo Valsangiacomo nunca olvidará el 15 de enero de 2015. Aquel día quizá durmió como cualquier otro, pero a las 10.30 de la mañana empezó su pesadilla. “Estaba en el lado opuesto, me costó un par de semanas de sueño. Perdí 100 millones en un día, no es fácil de asumir”, recordaba todavía con dolor la semana pasada en una conferencia en Madrid de su gestora.

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