Vértice ignora las sugerencias de la CNMV, inquieta por su situación de desgobierno

Vértice se cuartea un poco más tras dejarse casi otro 10% en bolsa este martes. La productora audiovisual hace frente a su inminente solicitud de concurso de acreedores. El viernes 27 de diciembre, en un consejo de administración tormentoso, su presidente José Herrero Egaña dejó el cargo. Unos días antes lo había hecho el secretario del consejo (Enrique Lahuerta) y la vicesecretaria (Isabel de Prada). Como si fuera un globo a punto de estallar, parece que nadie quiere asumir el mando de la empresa controlada por Ezentis, su accionista de referencia con un 27% del capital.

Esta lunes por la tarde, estaba previsto que Vértice celebrara un consejo extraordinario de administración a instancias de la CNMV. El organismo supervisor había hecho saber que está incómodo con el baile corporativo protagonizado por la compañía, a la que baraja suspender su cotización hasta que se despejen todas las dudas existentes sobre su gobierno y el grado de responsabilidad de sus accionistas, según han confirmado a este diario fuentes próximas a la cotizada. Aunque esta situación arrancó en verano, las salidas se han acentuado en la última semana de manera alarmante.

Sin embargo, el consejo de administración de Vértice ha preferido aplazar esta cita hasta el próximo 7 de enero de 2014, al término de las vacaciones de Reyes. Este desaire a la CNMV, que preferiría la solicitud formal del concurso de acreedores para poder suspender la cotización, ha provocado que José Herrero Egaña, socio fundador y efímero expresidente, haya renunciado este mismo lunes a su cargo como consejero, desmarcándose de la deriva del actual órgano de gobierno del que formó parte desde su fundación, según fuentes oficiales de la propia productora.

La marcha de Vértice ha estado bajo la lupa del mercado tras la llegada de su expresidente Manuel García Durán. Durante su gestión, la productora deshizo gran parte de las operaciones corporativas del anterior equipo gestor, hasta terminar vendiendo su división de servicios audiovisuales (VSA) al fondo de inversión HIG y cediendo la explotación del catálogo (leasing) de películas, el tercero más importante del sector. Desde entonces, la compañía ha sido pasto de los especuladores y de abandonos sonados en su órgano de gobierno, hasta solicitar el preconcurso. La CNMV quiere algo más.