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Las empresas españolas miran con preocupación a Venezuela, dónde el escenario ha dado un giro de 180º
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Las empresas españolas miran con preocupación a Venezuela, dónde el escenario ha dado un giro de 180º

Sólo han pasado algo más de cinco meses desde que el ministro de exteriores, Miguel Ángel Moratinos, acudiera a Venezuela acompañado por un séquito de empresarios

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Las empresas españolas miran con preocupación a Venezuela, dónde el escenario ha dado un giro de 180º

Sólo han pasado algo más de cinco meses desde que el ministro de exteriores, Miguel Ángel Moratinos, acudiera a Venezuela acompañado por un séquito de empresarios españoles para estrechar relaciones económicas con el presidente de aquel país Hugo Chávez y el escenario ha dado un giro de 180º.

El viernes saltaban todas las alarmas para los intereses españoles después de que Chávez anunciara la devaluación en un 50% de la divisa nacional, el bolívar, en el tipo de cambio fijo con el dólar.

De esta manera, las bondades que presentaba Venezuela se han visto mermadas, aunque no para todas las empresas por igual. Algunas, como Telefónica, saldrán peor paradas que otras.   

El encuentro el pasado mes de julio fue productivo. Repsol, Iberdrola y Elecnor firmaron varios contratos con el Gobierno venezolano para aumentar sus inversiones, gracias al carácter colaborador mostrado por el polémico Chávez.

Las empresas españolas afianzaban así sus relaciones comerciales con el país sudamericano, dónde algo más de medio centenar de compañías tienen intereses.

No obstante, hoy el panorama es bien distinto. Desde España se mira con recelo al otro lado del charco. Este lunes, Telefónica se desplomaba en bolsa más de un 3%. No en vano, la influencia de Venezuela para la compañía que preside César Alierta es grande. Su filial Telcel aporta el 7% de los ingresos del grupo y cerca del 10% de su resultado bruto de explotación.

La teleoperadora, dueña de miles de millones de dólares que no ha podido repatriar, ya ha visto como la mitad de esa cifra se ha esfumado. Peligra el compromiso de Telefónica de elevar su dividendo un 50% en los próximos tres años, pese a que la compañía reiteró ayer que con el movimiento del gobierno de Chávez sus planes no se van a ver afectados y ha visto como la medida le hace perder 1.000 millones de dólares.

Caso distinto es el de Repsol, o al menos eso es lo que defiende su presidente, Antonio Brufau, que se ha apresurado a asegurar que sus ingresos en Venezuela están todos vinculados al dólar y no al bolívar.

Mapfre, Iberdrola, Acerinox, Dragados, Duro Felguera, Elecnor, las editoriales Planeta y Santillana, Sanitas, ACS o Sigma Dos son algunas de las grandes que también se lanzaron a la aventura bolivariana. Aunque desde las mismas han querido hacer un llamamiento a la calma, lo cierto es que los analistas ya esperan que la devaluación del bolívar tenga una repercusión considerable en sus cuentas.

Y no son las únicas, también hay varias entidades con presencia en el país encabezados por BBVA después de que Santander tuviera que vender su filial al Gobierno casi en las mismas fechas de la visita de la diplomacia española el pasado verano. Banesto, Sabadell o Caixanova son algunas de las firmas que abrieron oficinas en Venezuela imitando a los dos grandes.

Sólo han pasado algo más de cinco meses desde que el ministro de exteriores, Miguel Ángel Moratinos, acudiera a Venezuela acompañado por un séquito de empresarios españoles para estrechar relaciones económicas con el presidente de aquel país Hugo Chávez y el escenario ha dado un giro de 180º.

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