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La muerte de Julio López, responsable de Banca Comercial, fuerza a FG a un reajuste en la cúpula del BBVA
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La muerte de Julio López, responsable de Banca Comercial, fuerza a FG a un reajuste en la cúpula del BBVA

La muerte de Julio López, 48 años, responsable de Banca Minorista, una de las tres grandes áreas de negocio del BBVA, cayó ayer como un jarro

Foto: La muerte de Julio López, responsable de Banca Comercial, fuerza a FG a un reajuste en la cúpula del BBVA
La muerte de Julio López, responsable de Banca Comercial, fuerza a FG a un reajuste en la cúpula del BBVA

La muerte de Julio López, 48 años, responsable de Banca Minorista, una de las tres grandes áreas de negocio del BBVA, cayó ayer como un jarro de agua fría en la torre de Azca, sede del banco. Definido como un hombre de gran valía profesional, además de excelente persona, su desaparición forzará a Francisco González (FG) a acometer una notable reestructuración en la cúpula del segundo banco español. Enfermo de cáncer desde hace meses, López había seguido trabajando con la misma intensidad y entusiasmo de siempre, al punto de haberse convertido en una especie de icono o símbolo dentro del banco. Su fallecimiento, ocurrido al mediodía de ayer, debido a una insuficiencia renal aguda, “supone una pérdida importante para el BBVA”.

El pasado mes de julio, este diario informó (ver El Confidencial del 4 de julio de 2005) que “FG se verá obligado después del verano a abordar un profundo reajuste en la cúpula directiva del banco, consecuencia de la esperada toma de control del italiano BNL y del previsto abandono por enfermedad de Julio López, responsable de la red de oficinas del banco”.

Las circunstancias han cambiado: aunque la operación BNL fracasó después de mil avatares, la enfermedad de López ha evolucionado en la peor dirección posible haciendo inevitable la reestructuración comentada, que seguramente tendrá lugar a finales de año.

La gestión de banca minorista es uno de los puestos clave del banco, ya que, con el mexicano Bancomer, asegura un crecimiento anual de los beneficios del BBVA del entorno del 20% sin necesidad de apelar a la rentabilidad de otros activos o a extraordinarios.

El futuro de Vitalino Nafría y José María Abril

La última gran movida gerencial del BBVA tuvo lugar en enero de 2003, cuando el consejo de administración dejó reducidas a tres las áreas de negocio de la entidad: Banca Minorista, con Julio López al frente; Banca Mayorista y de Inversiones, a cargo de José María Abril, y área de América, que pasó a gestionar Vitalino Nafría, todos ellos con cargo de director general y reportando al consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri.

Habrá que ver lo que ocurre con Vitalino Nafría y con José María Abril, cuyo recambio podría marcar los perfiles de una revolución en profundidad en la cúpula de Azca. Rumores de distinto signo han venido aludiendo al deseo de Nafría, responsable del área de América, de dejar esa responsabilidad aduciendo motivos de cansancio, rumores siempre desmentidos por el banco: “Viéndoles trabajar como trabajan, no parece que quieran marcharse”.

Conviene recordar que tanto en la revolución de diciembre de 2001 (que supuso la salida anticipada de Emilio Ybarra y Pedro Luis Uriarte, además de la prejubilación de hasta 17 altos cargos, la mayoría del antiguo BBV), como en la de enero de 2003, todos los directores generales con más de 52 años fueron prejubilados.

En la actualidad, y con más de esa edad, sólo hay cuatro personas en el comité de dirección: el propio presidente del banco; el secretario general, José Maldonado, y los citados Vitalino Nafría y José María Abril, una situación que alimenta esos rumores sobre la inminencia de una nueva remodelación en profundidad de la cúpula directiva.

La muerte de Julio López, 48 años, responsable de Banca Minorista, una de las tres grandes áreas de negocio del BBVA, cayó ayer como un jarro de agua fría en la torre de Azca, sede del banco. Definido como un hombre de gran valía profesional, además de excelente persona, su desaparición forzará a Francisco González (FG) a acometer una notable reestructuración en la cúpula del segundo banco español. Enfermo de cáncer desde hace meses, López había seguido trabajando con la misma intensidad y entusiasmo de siempre, al punto de haberse convertido en una especie de icono o símbolo dentro del banco. Su fallecimiento, ocurrido al mediodía de ayer, debido a una insuficiencia renal aguda, “supone una pérdida importante para el BBVA”.