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Si no quieres arruinarte con la calefacción, acércate un momento a la ferretería
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Aislar para ahorrar: emisiones y dinero

Si no quieres arruinarte con la calefacción, acércate un momento a la ferretería

Más allá de sustituir la caldera de gas por una de biomasa (algo muy recomendable) o de cualquier otro cambio que requiera obras, podemos empezar a ahorrar en calefacción con un buen aislamiento

Foto: El aislamiento de las viviendas reduce el gasto de energía (EFE)
El aislamiento de las viviendas reduce el gasto de energía (EFE)

Cuando llega el frío aislar es una de las mejores maneras de ahorrar. Un aislamiento correcto de la casa reduce el consumo de la calefacción en invierno (y del aire acondicionado en verano) abaratando sensiblemente los recibos del gas y la electricidad, algo que ahora, ante el desorbitado aumento de su coste, se hace más oportuno que nunca.

Pero retener el calor que generamos en el hogar dentro de nuestro hogar también supone un importante beneficio para el medio ambiente, ya que contribuye a disminuir las emisiones domésticas de CO2 vinculadas con el cambio climático.

Existe una serie de medidas, sencillas y de bajo coste, que permiten aislar eficazmente la vivienda sin realizar ningún tipo de obra

Burletes adhesivos, perfiles bajeros para puertas, tubos y aplicadores de silicona para renovar el sellado de las ventanas, cortinas y alfombras de toda clase y medida. Más allá de su carácter decorativo, el empleo de este tipo de artículos puede ser una de las mejores inversiones que hagamos en nuestro hogar desde el punto de vista económico y ecológico.

Foto: Foto: Unsplash/@annadudkova
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Otra de las medidas más eficientes es el empleo de las tradicionales cortinas y alfombras. Poca broma, pues con independencia de su función ornamental y más allá de otros aspectos, lo cierto es que el uso de estos revestimientos tiene notables efectos aislantes, pues aumenta hasta en un 20% la retención del calor que perderíamos al contacto con el frío suelo, las paredes exteriores o los cristales de las ventanas.

Respecto a las ventanas, con el paso de los años las juntas pierden su capacidad de sellado, por lo que además de calor por ahí estamos perdiendo dinero. Una actividad de bricolaje casero para ahorrar energía que no requiere la intervención de un instalador consiste en acercarse a una tienda especializada, comprar un tubo de silicona con aplicador y repasar manualmente todas las juntas de las ventanas.

placeholder Un buen aislamiento aumenta el confort del hogar (Unsplash)
Un buen aislamiento aumenta el confort del hogar (Unsplash)

Seguimos con las ventanas y puertas, porque otro elemento aislante que también requiere su sustitución con el paso del tiempo son los burletes autoadhesivos del interior de los marcos y las hojas de las ventanas, así como las láminas aislantes de los bajos de las puertas. El aire caliente también se escapa por las juntas de las cajas en las que se enrollan las persianas. Para evitarlo podemos aislar el interior de las tapas y colocar cinta aislante ancha del mismo color en las juntas.

Para comprobar hasta qué punto podemos tener ahí una fuga de calor y una entrada de aire frío basta con hacer una sencilla prueba. Acerquen la llama de un mechero o una vela: si oscila tenemos un escape, si se apaga lo que tenemos es un problema.

Foto: Abrir la nevera y pensar entonces que vamos a comer puede desperdiciar una tercera parte del frío. iStock

La inversión requerida para realizar todas estas acciones en una vivienda media (un piso de entre 80 y 100 metros cuadrados) no superará los 50 euros. Teniendo en cuenta que, al precio actual del gas y la luz el presupuesto medio en calefacción para esa misma vivienda puede superar los mil euros anuales y que gracias al aislamiento nos podemos más de un 40%, la verdad es que vale mucho la pena.

Cuando llega el frío aislar es una de las mejores maneras de ahorrar. Un aislamiento correcto de la casa reduce el consumo de la calefacción en invierno (y del aire acondicionado en verano) abaratando sensiblemente los recibos del gas y la electricidad, algo que ahora, ante el desorbitado aumento de su coste, se hace más oportuno que nunca.

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