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Audio: los ojos y oídos en la oscuridad de una noche en el bosque
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Audio: los ojos y oídos en la oscuridad de una noche en el bosque

Con el persistente anticiclón de invierno no hay gotas de humedad ni brisa fresca que transporte los olores, por lo que el olfato sirve de poco a los animales salvajes, que caminan 'a ciegas' por la oscuridad

Foto: Un zorro al atardecer. (Carlos de Hita)
Un zorro al atardecer. (Carlos de Hita)

Después de varias semanas bajo los efectos de un persistente anticiclón de invierno, las temperaturas nocturnas son muy bajas, pero la atmósfera está tan seca que ni a varios grados bajo cero se forma hielo, la escarcha del amanecer. No hay gotitas de humedad, ni brisa que transporte los olores, por lo que el olfato les sirve de poco a los animales salvajes, que caminan “a ciegas” por la oscuridad.

A la espera de que cambie el tiempo, con los ojos de varias cámaras de luz infrarroja atadas a los troncos y con los oídos de un magnetofón automático, la noche transcurre lenta pero cargada de acciones. A primera hora, con los últimos resplandores del día, ululan y gimen los cárabos, ladran, con voz bronca, los corzos. Verraquea un jabalí, que pasa de largo, iluminado por el halo fantasmagórico de la luz infrarroja, convertida para nosotros en luz visible.

Foto: Debemos recuperar el equilibrio con la naturaleza. (EFE) Opinión

Ladera arriba, en uno de los pocos lugares del pinar donde aún quedan algunas manchas de nieve, dos zorros discuten a la manera de los zorros. Más abajo, en el fondo del valle, un corzo olisquea confiado, y una garduña husmea por el suelo, a saber por qué, ya que su lugar es el tronco de los árboles.

placeholder Aunque frías, las noches en el monte son secas. (Carlos de Hita)
Aunque frías, las noches en el monte son secas. (Carlos de Hita)

El oído y la vista automáticos nos cuentan más historias. Desde el fondo del bosque ladra otro corzo. Un murciélago revolotea ante la cámara, guiado por haces de pulsos ultrasónicos. Contra la montaña nevada corren diferentes fantasmagorías: el ululato del cárabo se confunde con el maullido lastimero de un gato montés en celo. Otro gato se presenta bajo los focos de luz invisible, pasea tranquilo con su cola anillada y marca el territorio.

Las noches, ya se ha dicho, son muy frías, por lo que es fácil coger un resfriado.

Después de varias semanas bajo los efectos de un persistente anticiclón de invierno, las temperaturas nocturnas son muy bajas, pero la atmósfera está tan seca que ni a varios grados bajo cero se forma hielo, la escarcha del amanecer. No hay gotitas de humedad, ni brisa que transporte los olores, por lo que el olfato les sirve de poco a los animales salvajes, que caminan “a ciegas” por la oscuridad.

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