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Pros y contras del eucalipto en Galicia, el árbol que aporta el 4% a su PIB
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160 años desde su llegada

Pros y contras del eucalipto en Galicia, el árbol que aporta el 4% a su PIB

Los montes de Galicia no son lo que eran. Hace siglo y medio llegaron unas semillas desde el otro extremo del planeta. El árbol que alimenta a los koalas es también el que mantiene el mundo rural gallego, pero ¿a qué coste?

Foto: Un bosque de eucalipto. (Unsplash)
Un bosque de eucalipto. (Unsplash)

Han pasado más de 160 años desde que las primeras semillas de eucalipto llegaron a Galicia, enviadas por un misionero oriundo de Tui (Pontevedra) desde las antípodas. Antes que esta especie exótica, otras habían llegado tres siglos atrás procedentes de América, como la patata, cuyo cultivo ocupa también grandes extensiones en Galicia. Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XX cuando este oloroso árbol comenzó a ser considerado una opción de reforestación y explotación forestal.

Esta especie de alto valor comercial podría tener los días contados en la comunidad autónoma del noroeste, a la que aporta el 4% de su PIB. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoó, anunció hace justo una semana un plan para diversificar el monte gallego de aquí a 2040. En ese contexto, ratificó que “en próximas fechas” se suspenderá al menos un año la plantación de eucaliptos y que en el futuro próximo se incrementará la variedad de especies, con pinos, castaños, robles y otras frondosas.

"Un eucalipto genera de media unos 1.000 euros por hectárea y año, frente a los 300 euros de rentabilidad del pino"

La medida ha sido aplaudida por 20 ONG ambientales, que ya hace una década lanzaron un manifiesto en el que denunciaban que el eucalipto provocaba un grave problema a la conservación de la fauna y la flora, el suelo, a la gestión de los recursos hídricos, a los espacios protegidos y a la correcta ordenación del territorio.

Para el responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace, Miguel Ángel Soto, la moratoria a nuevas plantaciones es “muy buena noticia y un paso importante en la buena dirección” que deberían seguir el resto de regiones del norte. Así, valora que el anuncio de Feijoó va en línea con los pasos de la vecina Portugal, que hizo lo mismo en 2017.

Sin embargo, admite la necesidad de que el sector forestal y el movimiento ecologista remen “en la misma dirección” para acabar con décadas de “conflictividad y debate” sobre este árbol.

Pero las asperezas están lejos de limarse. Según un informe sobre la especie publicado en 2019 por la Universidad de Santiago de Compostela y la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE), las plantaciones de eucalipto cubren unas 800.000 hectáreas en España.

El Colegio de Ingenieros de Montes en Galicia añade que en 2018 las cerca de 1.800 empresas forestales gallegas facturaron unos 2.200 millones de euros, con los que viven directa e indirectamente pueblos enteros.

Al mismo tiempo, el colegio profesional ha señalado que en torno al 40 % del volumen total de madera (9 millones de metros cúbicos) que se corta en Galicia es eucalipto y que desde esta comunidad autónoma, que tiene un 8% de su territorio plantado, se surte el 51% de las necesidades de madera en España.

Moratoria sorpresa

Para la decana autonómica del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes en Galicia, Verónica Rodríguez, el anuncio ha pillado “por sorpresa” al sector, al que la Xunta “no ha consultado”. No obstante, aclara a ‘Planeta A’ que de momento se trata de una “declaración de intenciones que aún no existe” y opina que “no tiene sentido” establecer esa moratoria sin tener aprobado el plan gestor del sector forestal gallego, que está en proceso de elaboración. “No lo entendemos”, añade.

Desde su punto de vista, el problema “de fondo” radica en que “existen colectivos” a los que no les gusta el eucalipto y prefieren otros árboles autóctonos frente a los propietarios forestales, que quieren sacar el máximo provecho con especies adaptadas a sus fincas.

“El eucalipto no es malo, lo malo es la planificación o la falta de gestión. Es verdad que debemos fomentar robles, castaños y abedules, pero es muy difícil dejar de plantar eucalipto cuando la rentabilidad del roble tarda cien años en llegar y requiere más inversión y tratamientos contra plagas”, explica.

placeholder Bosques gallegos y la Praia de Carnota. Foto: Unsplash/@edufrojo
Bosques gallegos y la Praia de Carnota. Foto: Unsplash/@edufrojo

Respecto a su potencial invasor, la decana de los ingenieros de montes gallegos reconoce que la especie “no es propia de la región” pero “ya forma parte del ecosistema local”. “Quitémonoslo de la cabeza: Es exótica, pero no tiene potencial colonizador”, insiste Rodríguez, que destaca que el sector ha desarrollado variedades o genotipos que reducen en cantidad sus necesidades hídricas y obtienen mayor crecimiento.

Por eso advierte que la moratoria es “un arma de doble filo” de efecto “bastante pernicioso”, ya que podría acelerar el ritmo de plantaciones –que precisamente se realiza en primavera– de aquí a que entre en vigor la medida anunciada.

Por otro lado, desvincula al eucalipto del elevado número de incendios y hectáreas quemadas que cada año se registran en Galicia porque el fuego “no entiende de especies sino de gestión” y defiende que “donde hay plantaciones de roble o eucalipto el monte no arde”.

Ingresos para fijar población rural: "En Francia sería oro verde"

En estas semanas y durante la primavera, el copropietario de Viveros Mañente (Lugo) Enrique Candia vive un auténtico frenesí laboral: es plena época de plantación. La empresa familiar fundada hace 40 años vive en los últimos tiempos pendiente de los efectos notorios del cambio climático en los árboles pero “sobre todo” de las modificaciones regulatorias. Lo tiene claro: el peligro sonFeijóo y la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que lejos de luchar por el Reto Demográfico van a acabar con el mundo rural”.

“Estamos en un momento muy serio”, asegura Candia, que observa con preocupación el posible cierre de la papelera ENCE en la ría de Pontevedra porque opina que dejaría a todo el sector forestal gallego “sin una buena posición para operar en el mercado”. En su análisis del mercado, denuncia que la “moratoria escandalosa” va en contra del medio rural y convertirá a Portugal en el único comprador de madera en Galicia, lo que perjudicará la libre competencia y precipitará los precios en el mercado. Además, “por primera vez” se dirá a los propietarios forestales lo que tienen que plantar o no en sus terrenos.

Foto: Labores de extinción en un incendio forestal. (EFE)

A su juicio, los datos son contundentes: un eucalipto genera de media unos 1.000 euros por hectárea y año; para hacer una corta hay que esperar 10 años, frente a los 300 euros de rentabilidad del pino, con 30 años de paciencia. En el caso del roble, afirma que aporta unos 150 euros por hectárea y año, pero para la tala hay que ver pasar 90 años. “¿Quién va a querer plantar robles?”, se pregunta.

Defiende así el potencial de la especie arbórea en el norte del país frente a otras con las que España no puede competir en Europa. “Donde no tenemos competencia es con el eucalipto, ya que desde Francia hacia el norte de Europa no se puede poner. Esto en Francia sería el oro verde. Aquí somos torpes”, lamenta. “Lo que ha hecho Feijoó es parar las inversiones porque los propietarios no van a querer plantar pinos y frondosas y van a abandonar la gestión forestal. Si dejas los terrenos forestales abandonados no se hará silvicultura, lo que generará dentro de unos años graves incendios en zonas de eucalipto que ahora no arden porque están gestionados”, advierte.

Así, alerta del riesgo de despoblación rural en municipios donde en la actualidad “todo el mundo tiene trabajo todo el año” y con sueldos que “dan para vivir”; pero, además, expone que cuando un propietario realiza una corta es como si a la familia le tocara “una pequeña lotería” con la que mandan a los hijos a la universidad o hacen una reforma en casa. “Es el banco de las familias de Galicia”, sentencia Candia.

Han pasado más de 160 años desde que las primeras semillas de eucalipto llegaron a Galicia, enviadas por un misionero oriundo de Tui (Pontevedra) desde las antípodas. Antes que esta especie exótica, otras habían llegado tres siglos atrás procedentes de América, como la patata, cuyo cultivo ocupa también grandes extensiones en Galicia. Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XX cuando este oloroso árbol comenzó a ser considerado una opción de reforestación y explotación forestal.

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