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Tres razones por las que los biocombustibles pueden reducir el calentamiento global
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TRANSICIÓN ENERGÉTICA

Tres razones por las que los biocombustibles pueden reducir el calentamiento global

Allá donde la electrificación es más difícil, como es el caso del transporte pesado o la industria, suponen un gran impulso en la reducción de CO₂, ya que su molécula es prácticamente análoga a la de los carburantes tradicionales

Foto: Foto: iStock/greenleaf123.
Foto: iStock/greenleaf123.

En el camino hacia la neutralidad de carbono que exige la UE para 2050, a algunas industrias les basta con la electrificación, pero para otros sectores no es tan sencillo recurrir a esta solución y se deben adoptar otras alternativas. Para el transporte pesado o la industria, por ejemplo, es muy complicado realizar a día de hoy, dadas sus características particulares, un despliegue masivo de tecnologías cero emisiones.

En este contexto, los biocombustibles se presentan como una opción viable gracias a tres ventajas principales: son capaces de reducir hasta en un 90% las emisiones en todo su ciclo de vida respecto a los combustibles fósiles; su naturaleza química permite aprovechar la tecnología actual y, por tanto, puede emplearse desde ya; y suponen una alternativa al petróleo y al gas, de manera que su despliegue podría transformar a España en potencia productora y exportadora de energía. De este modo, se facilitaría la independencia energética de Europa. A estos beneficios se puede sumar un cuarto, y es que, cuando se utilizan residuos para su elaboración, también se fomenta la economía circular.

Aunque el concepto de biocombustible no es nuevo, la innovación y la investigación aplicada han conseguido impulsar su desarrollo hasta hablar de una segunda generación. Si para producir los de la primera había que recurrir a cultivos vegetales de uso alimentario —caña de azúcar, remolacha, trigo o colza, entre otros—, los nuevos se elaboran a partir de desechos orgánicos que no compiten con la alimentación, tales como aceites usados de cocina, desechos agrícolas y ganaderos o biomasa forestal. Esta evolución implica el desarrollo de nuevos combustibles, como el diésel renovable (HVO) que es análogo al diésel convencional, pudiendo reemplazarlo hasta el 100%.

Con los biocombustibles, no es necesario modificar la infraestructura de distribución ni los motores de los vehículos

¿Y qué permito esto? Su despliegue de forma rápida, ya que no es necesario modificar las infraestructuras de almacenamiento y distribución ni los motores de los vehículos. Además, dado que existen tecnologías con un alto grado de madurez a la hora de fabricarlos, podrían aprovecharse también las instalaciones productivas existentes, con pequeñas modificaciones.

De hecho, en nuestro país, desde hace años, los carburantes que utilizamos en los motores diésel y gasolina de coches y camiones ya incorporan un porcentaje de estos combustibles sostenibles. Actualmente, este porcentaje es del 10,5%, pero deberá incrementarse hasta alcanzar el 12% en 2026. Pero el empleo de biocombustibles no se limita solo al transporte rodado; poco a poco va extendiéndose al transporte marítimo y aéreo, donde ya comienzan a usarse tímidamente para sustituir al diésel y al queroseno habitual, respectivamente.

Vuelos más sostenibles en cinco aeropuertos españoles

Cada vez son más los proyectos dedicados a impulsar la transición energética en España. En este contexto, Cepsa, dentro de su estrategia Positive Motion y según fuentes de la compañía, "busca ser un actor de referencia en la transformación del sector".

Y en esta apuesta, los biocombustibles de segunda generación son, precisamente, uno de sus pilares y "cuyo epicentro se sitúa en nuestros parques energéticos", explican. Es allí donde el año pasado comenzaron a producir estos combustibles renovables y donde prevén que su producción "dará un salto de gigante en los próximos años, gracias a la construcción, junto a Bio-Oils, de la mayor planta de biocombustibles de segunda generación del sur de Europa". Su puesta en marcha está prevista para 2026 y tendrá una capacidad de producción flexible de 500.000 toneladas de diésel renovable (HVO) y combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés), de acuerdo con las estimaciones de la energética.

A la prioridad de desarrollar su producción a gran escala, se suma su impulso para el uso en industrias como la marítima, la ferroviaria o la aérea. Precisamente, en la descarbonización de la aviación se intenta avanzar en la sustitución del queroseno tradicional por SAF. En este sentido, la energética se ha convertido en la primera compañía en comercializar este biocombustible en cinco de los principales aeropuertos españoles (Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Málaga y Sevilla). También ha establecido alianzas con aerolíneas como Iberia, Vueling, TUI o Air Europa. Y, de hecho, el primer vuelo mensual Madrid-La Habana de esta última ya vuela con SAF producido por la energética en Huelva.

Cepsa y Bio-Oils construirán una planta que podrá producir 500.000 toneladas de diésel renovable y SAF a partir de 2026

En cuanto al sector marítimo, Cepsa también ha realizado pruebas tanto en barcos de mercancías como de pasajeros. "Este verano llevamos a cabo una iniciativa pionera en España; 84 ferris de Naviera Armas Trasmediterránea cruzaron el estrecho de Gibraltar con biocombustibles de segunda generación procedente del Parque Energético San Roque (Cádiz)", indican. La compañía también realizó su mayor suministro de biocombustibles hasta la fecha a un buque portacontenedores en el puerto de Barcelona. Desde octubre la ciudad condal ya ofrece combustibles renovables.

Y en el ferroviario, la energética, junto a Maersk y Renfe, ha participado en un programa piloto para emplear diésel renovable en trenes de larga distancia. De este modo, se han podido completar más cien trayectos entre Algeciras y Córdoba, en un tramo sin electrificar del corredor que une Algeciras y Madrid. Estas pruebas han permitido transportar de manera sostenible más de 4.700 contenedores de mercancías, evitando la emisión de cerca de 500 toneladas de CO₂.

Desde la compañía reconocen que "estos casos reales evidencian hasta qué punto el uso de los biocombustibles será determinante en nuestra movilidad por tierra, mar y aire". Y reconocen que "la colaboración en la puesta en marcha de proyectos, la investigación y la innovación tecnológica serán clave en el desarrollo de soluciones sostenibles que permitan abordar los desafíos ambientales de manera efectiva y avanzar más rápido en la transición energética".

En el camino hacia la neutralidad de carbono que exige la UE para 2050, a algunas industrias les basta con la electrificación, pero para otros sectores no es tan sencillo recurrir a esta solución y se deben adoptar otras alternativas. Para el transporte pesado o la industria, por ejemplo, es muy complicado realizar a día de hoy, dadas sus características particulares, un despliegue masivo de tecnologías cero emisiones.

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